Dibujar cara a cara con el Isis
Zerocalcare relata con humor negro en la novela gr¨¢fica ¡®Kobane Calling¡¯ su viaje al Kurdist¨¢n sirio y a la guerra contra el Estado Isl¨¢mico
En medio de la autopista y de la noche, se alza un cartel de tr¨¢fico. Intacto, pese a todo: las bombas, el Estado Isl¨¢mico, el desierto. Las flechas dicen que a la derecha, a 30 kil¨®metros, aguarda la urbe kurda de Erbil. A la izquierda, a la misma distancia, se halla Mosul. Es decir, basta un desv¨ªo err¨®neo, un despiste al volante, para poner rumbo al terror. A ¡°esa ciudad que has visto en el peri¨®dico donde tiran a los homosexuales al vac¨ªo y lapidan a las mujeres¡±, escribe Zerocalcare. Apenas 30 kil¨®metros separan su autob¨²s de la capital del Isis en Irak. Como de Roma al puerto de Ostia, reflexiona el artista. ¡°En el cartel tampoco es que ponga: ¡®Ojo, no vaya a la izquierda¡±, aclara una vi?eta. Suficiente para imaginar en el siguiente dibujo a un conductor perdido: ¡°Vaya, estamos en Mosul. Menuda caca de GPS. En fin, parada para mear y volvemos atr¨¢s¡±.
Decenas de ejemplos m¨¢s podr¨ªan resumir la extra?a mezcla de Kobane Calling (Reservoir Books).? Para su obra m¨¢s compleja, que presenta estos d¨ªas en el Sal¨®n del C¨®mic de Barcelona, el historietista italiano se agarra a su humor surrealista. Frente al mal, carcajadas. As¨ª la novela gr¨¢fica relata el viaje de Zerocalcare (Michele Rech; Arezzo, 1983) hasta Rojava, el Kurdist¨¢n sirio, en el frente de la batalla contra el Isis; tan cerca que ¡°si se te da bien mear lejos, llegas tranquilamente¡±. Atentados, escombros y la indomable resistencia de los kurdos pueblan las p¨¢ginas de Kobane Calling. Nada que ver con las tem¨¢ticas habituales del autor: las vicisitudes de su barrio y sus accolli (acoplados). El estilo, sin embargo, sigue id¨¦ntico. ¡°Parto de m¨ª mismo y cuento lo que hago. En este caso, estuve en Kurdist¨¢n¡±, simplifica. La receta le ha llevado a vender m¨¢s de dos millones de ejemplares de sus c¨®mics y su ¨²ltima obra ya suma 100.000.
De ah¨ª que a lo largo de 262 p¨¢ginas en blanco y negro el lector se encuentre explicaciones flash de geopol¨ªtica, con un aviso que le invita a salt¨¢rselas. Zerocalcare fia al pedante cerdo George Pig, hermano de Peppa, la misi¨®n de criticar el presunto simplismo de su obra; traza campos de refugiados, testimonios que encogen o la descorazonadora imagen de una jaula donde el Isis quema a sus presos; pero tambi¨¦n relata dramas m¨¢s cotidianos: ?por qu¨¦ los kurdos solo desayunan lentejas? Entre las balas y la desesperaci¨®n, un guerrillero es retratado como el abuelo de la pel¨ªcula Up, un armadillo interpreta la conciencia de Zerocalcare y aparecen desde los caballeros del Zodiaco hasta un mamut.
Amigos, familia e iconos
Zerocalcare suele recrear personas de su entorno con los rasgos de iconos culturales, animales o cualquier otra ocurrencia. Su madre, por ejemplo, siempre es la gallina Lady Kluck de la disneyana Robin Hood.? Pero en sus p¨¢ginas se cuelan referencias a dibujos animados, videojuegos, personajes hist¨®ricos o literarios: "Mostrar a la gente que conozco como figuras del imaginario colectivo hace que sean inmediatamente reconocibles y no tenga que explicar qu¨¦ significan para m¨ª".
?Alguna vez alguien se ha picado? "S¨ª, muchos, por las razones m¨¢s variadas. Mi madre dice que no est¨¢ tan gorda como Lady Kluck. Aunque las personas que m¨¢s me preocupan las dibujo de forma que no sean facilmente identificables".
¡°Querr¨ªa que el c¨®mic fuera accesible para cualquiera; que ofreciera informaci¨®n para entender qu¨¦ ocurre, pero sin gravar el relato con demasiados elementos que aburrieran a quien ya conoce el contexto¡±, contin¨²a Zerocalcare. Aunque el reto de contar una tragedia ser¨ªsima sin renunciar a la risa le supuso elecciones complejas. ¡°Dibuj¨¦ a un guerrillero como un enorme trozo de queso. Durante la elaboraci¨®n del libro, ese hombre muri¨®. Y, claro, esa imagen no encaja nada con la iconograf¨ªa de un m¨¢rtir kurdo¡±, se sincera.
Al fin y al cabo, todo el relato pasa por el filtro de Zerocalcare. Y refleja su manera de ser. ¡°Si me tomo demasiado en serio, tal vez alguien se r¨ªa de m¨ª. As¨ª que ya lo hago yo solo¡±, defiende. Adem¨¢s, el humor fue parte integrante del viaje: ¡°Si juntas a cinco romanos son capaces de desacralizarlo todo, hasta los momentos m¨¢s dram¨¢ticos¡±. Tanto que el miedo, que subi¨® al avi¨®n junto con ¨¦l, no aterriz¨®: ¡°Ves viejos, ni?os que juegan al f¨²tbol y son ellos los que establecen el umbral de la tranquilidad. Sigues su ejemplo, no vas a empezar a hacerte el neur¨®tico¡±.
En su carrera, el creador tambi¨¦n ha encontrado cierto equilibrio. Tras darse a conocer con un tebeo sobre el tr¨¢gico G-8 en G¨¦nova en 2001, hace a?os que ya vive de sus historietas. Eso s¨ª, la fama ha multiplicado el n¨²mero de accolli y de mails como: "Mi marido cumple hoy 50 a?os. ?Le dibujar¨ªas una historia?". Por el camino, se han quedado el sue?o infantil de ser paleont¨®logo, debido a Parque Jur¨¢sico, o la acumulaci¨®n bukowskiana de trabajos improbables: entre otros, Zerocalcare tuvo que contar lo que tardaba un viajero en un aeropuerto desde el check-in hasta el embarque o "traducir documentales aficionados de caza y pesca en la Breta?a".
"No escribo historias tan bien como para que otro las dibuje, ni al rev¨¦s. No soy especialmente bueno en ninguno de los dos aspectos, pero he encontrado este equilibrio que se mantiene en pie. Es un lenguaje que me permite contar en modo bastante claro lo que vivo", explica ¨¦l. Tras tantas experiencias, ?qu¨¦ es lo que m¨¢s y menos le gusta del mundo del c¨®mic? "El aspecto mejor es que si eres un obseso del control, como yo, en los tebeos lo dominas todo. Lo peor no son tanto las historietas de por s¨ª, sino que me han llevado a encontrar el mal absoluto". ?El Estado Isl¨¢mico? "La televisi¨®n y los ambientes de la alta cultura. Entre ciertas fiestas del sal¨®n del libro de Tur¨ªn y Raqqa [capital siria del Isis] a veces tendr¨ªa dudas". Debe de ser otra broma. ?O no?
Por Rojava
Zerocalcare siempre ha sido muy cercano a los movimientos sociales romanos. Y de ah¨ª surgi¨® su viaje. ?l y sus compa?eros preguntaron a varios contactos por las informaciones de la prensa sobre?Rojava (el Kurdist¨¢n sirio) y el Gobierno aut¨®nomo que sus habitantes establecieron en 2013. "Nos contaron que hab¨ªa una revoluci¨®n en marcha. Pensamos que podr¨ªamos ir a ayudarlos y a la vez aprender algo de su experiencia", relata el dibujante.
Rojava destaca porque, mientras combate al Estado Isl¨¢mico y al r¨¦gimen sirio de El Asad, busca la igualdad absoluta de g¨¦nero, religi¨®n u horientaci¨®n sexual entre sus ciudadanos y opta por la democracia participativa. "Cuando llegas all¨ª impresiona que, aparte de resistir al Isis, est¨¢n todos proyectados hacia la construcci¨®n de una nueva sociedad", agrega Zerocalcare.
Sus vi?etas muestran su fascinaci¨®n por lo que algunos han bautizado como la "utop¨ªa" de Rojava, por m¨¢s que en los dibujos tambi¨¦n se cuelen sus dudas. En todo caso, Zerocalcare no pretende ser imparcial: "Decid¨ª dejarlo claro enseguida. Nunca aspir¨¦ a la objetividad, intento ser intelectualmente honesto. Por eso no considero Kobane Calling una obra period¨ªstica, he elegido un bando al que apoyar". El propio lector, al adquirir el tebeo, lo har¨¢: parte de los ingresos van destinados a la lucha de Rojava.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.