Un evangelio poshumano
El filme narra la crisis existencial de un universo donde la frontera entre lo humano y lo artificial se diluye
GHOST IN THE SHELL: EL ALMA DE LA M?QUINA
Direcci¨®n: Rupert Sanders.
Int¨¦rpretes: Scarlett Johansson, Takeshi Kitano, Michael Pitt, Juliette Binoche.
G¨¦nero: ciencia-ficci¨®n. Estados Unidos, 2017.
Duraci¨®n: 106 minutos.
Con Ghost in the Shell (1995), Mamoru Oshii hizo algo m¨¢s que adaptar el manga hom¨®nimo de Masamune Shirow con conocimiento de causa y una sensibilidad af¨ªn: el cineasta interioriz¨® ese universo, amplific¨® sus potencialidades filos¨®ficas y construy¨® casi un evangelio para una espiritualidad poshumana que dejar¨ªa honda huella en no pocas obras literarias y cinematogr¨¢ficas adscritas a una sensibilidad cyberpunk. Oshii depur¨® las virtudes de ese trabajo excelente en la superior Ghost in the Shell 2: Innocence (2004), distinguida por nuevos hallazgos est¨¦ticos y una densa carga culterana.
Rupert Sanders, con solo otra pel¨ªcula de muy diverso signo a sus espaldas ¡ªBlancanieves y la leyenda del cazador (2012)¡ª, no asum¨ªa un trabajo f¨¢cil al proponer esta resurrecci¨®n de la mitolog¨ªa que, en sus cr¨¦ditos, recuerda a Shirow, aunque omite a Oshii, aunque este y el recuerdo de sus pel¨ªculas planeen como un insistente fantasma sobre sus im¨¢genes. Entre los m¨¢s escrupulosos seguidores de la saga, cualquier desv¨ªo pod¨ªa recibirse como la traici¨®n a un texto sagrado, pero, lejos de fundamentalismos, justo ser¨ªa reconocer que en el trasvase, en efecto, se pierden cosas valiosas, y tambi¨¦n se manifiesta un palpable cuidado para no sabotear el referente.
La historia de la crisis existencial de un ser (casi) sint¨¦tico en un universo donde se est¨¢n diluyendo las fronteras entre lo humano y lo artificial (o, mejor, lo humano se va convirtiendo en porcentaje minoritario de lo real) pierde bastante espesor al reciclarse seg¨²n un manido molde narrativo: el del experimento fallido que se formula sus preguntas sobre el origen y, de paso, descubre una conspiraci¨®n. Sanders convierte la pel¨ªcula de Ghost in the Shell en una remezcla sobre el tronco central de la pel¨ªcula de Oshii, con variables extra¨ªdas tanto de la secuela como de la serie Ghost in the Shell: Stand Alone Complex ¡ªl¨¦ase, las geishas rob¨®ticas o el villano tr¨¢gico¡ª, pero concediendo el requerido ¨¦nfasis a cada recordado momento culminante: en ocasiones, como en el arranque, incluso sum¨¢ndole espectacularidad. La secuencia en la que el personaje de Scarlett Johansson descubre qui¨¦n fue su madre demuestra que, en algunos momentos, la pel¨ªcula tambi¨¦n funciona en sus tonalidades menos enf¨¢ticas y sugiere que si este Ghost in the Shell es una pel¨ªcula de autor quiz¨¢ habr¨ªa que depositar esa autor¨ªa en su estrella principal, que, tras Under the Skin, Her (2013) y Lucy (2014), parece estar trenzando un cierto discurso sobre la obsolescencia programada de lo humano.
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