La asfixia de la naturaleza

En determinadas pel¨ªculas los desperfectos se empiezan a notar en menos de un minuto. Comienza Cant¨¢brico, cuarto largometraje documental de Joaqu¨ªn Guti¨¦rrez Acha, todos ellos de naturaleza, centrado en la fauna y la flora de la cordillera, y se ven unas gotas de agua cayendo de las estalactitas de una gruta. Y se escucha su sonido. Pero a los poqu¨ªsimos segundos, no m¨¢s de cinco, comienza una voz en off que dice algo as¨ª como: "Esta es la banda sonora de un paraje...". Y ya no para en (casi) toda la pel¨ªcula. Tampoco la m¨²sica, que se adhiere pronto al conjunto. Y m¨¢s no siempre es m¨¢s; a veces, m¨¢s es menos. La acumulaci¨®n de recursos, el sonido ambiente, la narraci¨®n y la m¨²sica acaban solap¨¢ndose y uno por lo que clama es porque la pel¨ªcula, como la naturaleza, respire. Porque se est¨¢ ahogando. Y en realidad apenas se escucha el sonido de esa banda sonora de inclemencias del tiempo y corrientes naturales, de zumbidos y gru?idos animales.

Parte del texto en off, casi perpetuo, es informativo. Y otra parte, a veces conjuntamente, es literario. Pero s¨®lo en puntuales ocasiones aporta aspectos imprescindibles o rezuma lirismo verdadero. La f¨®rmula narrativa de Guti¨¦rrez Acha ya fue utilizada en su anterior pel¨ªcula, Guadalquivir, locutada adem¨¢s con el tono algo pomposo de Estrella Morente. Aqu¨ª se ha preferido un narrador m¨¢s neutro, y rebajar la poes¨ªa en favor de la iron¨ªa. Los resultados son algo mejores en el texto en s¨ª, pero peores en su constante presencia.

Y es una pena porque detr¨¢s de esa im¨¢genes debe haber un trabajo paciente, de mucho m¨¦rito; y las hay bell¨ªsimas, impresionantes. Como esa larga persecuci¨®n del ciervo por una manada de lobos. Pero nadie quiere que se la expliquen, que se redunde en la imagen con el texto. Solo quiere verla.