Viv Albertine: ¡°No puedes ser artista sin da?ar a nadie¡±
La cantante y guitarrista de The Slits, la banda femenina m¨¢s radical de la era punk, publica Ropa m¨²sica chicos, la cr¨®nica personal de su vida antes y despu¨¦s de esa experiencia
Del Manual B¨¢sico para Entrevistadores: no dejes el suelo del entrevistado hecho un asco. Desoyendo ese mandamiento elemental me presento en el estudio londinense de la artista Viv Albertine con unas botas que desti?en. Ella no las ha admirado, pero lo har¨¢ en cinco minutos, al ver que mi (espasm¨®dico) andar arriba y abajo de su cocina ha dejado unas pisadas horribles. Mi anfitriona me pide si podr¨ªa no hacer eso, por favor. Al mirar veo que las huellas forman un patr¨®n negro. Mientras Viv friega el estropicio (y yo me fundo en excusas) pienso que aquellas manchas pod¨ªan representar los abruptos pasos de baile de alguna canci¨®n de The Slits.
Viv Albertine es una de las figuras improbables del pop, y su banda (cuatro mujeres) la m¨¢s radical de la ¨¦poca. The Slits eran todo lo no-rock que un grupo puede ser sin hacer canto gregoriano. Una amalgama de dub, pop, punk, baile Ubangui y discordancia que parec¨ªa no tomar un solo consejo del libro del rocanrol ¨Cni en pose ni sonido- y desmont¨® cada clich¨¦ de la industria.
No fue divertido, pero s¨ª excitante. Su memoria Ropa, m¨²sica, chicos (Anagrama) habla con cruda candidez de lucha y pasi¨®n creativa en una vida sin domesticidad. Para ella, ¡°feliz¡± es una palabra fea, ¡°normal¡± un insulto. Interrogamos a la mente m¨¢s despierta y la hero¨ªna m¨¢s reticente del punk rock.
PREGUNTA. Los a?os 50 de su infancia se antojan a¨²n m¨¢s deprimentes que los 70 pre-punk.
RESPUESTA. S¨ª. Londres parec¨ªa estar a¨²n en los 40. Nuestros padres hab¨ªan vivido dos guerras, sus prioridades eran otras. Pero se nos peg¨® su austeridad. Nadie confiaba en acceder a un estadio de felicidad ininterrumpida. Yo no esperaba ser feliz. Esperaba tener una vida interesante. La felicidad est¨¢ sobrevalorada. Es una expectativa falsa, o no del todo deseable. Mi imagen de la felicidad es estasis: sentada en el sof¨¢ comiendo bombones. Un estado de sedaci¨®n. Estar alerta me parece mucho m¨¢s interesante.
P. De ni?a aprendi¨® que la vida era injusta y el aburrimiento era una energ¨ªa. As¨ª como la rabia.
R. Vengo de una familia de clase obrera, nada bohemia, sin dinero pero tambi¨¦n sin libros en las estanter¨ªas. De mi madre? solo hered¨¦ la rabia. Su generaci¨®n fue aplastada, tuvieron que abandonarlo todo. No las dejaban ni trabajar. Solo pod¨ªan ser amas de casa y criar ni?os. Lo escuchas a menudo: ¡°si no llega a ser por que naciste t¨² habr¨ªa sido bailarina¡±. Una generaci¨®n de mujeres frustradas nos convirti¨® en militantes. La segunda ola feminista naci¨® de su amargura. Yo solo ten¨ªa la rabia de mi madre y mi propio aburrimiento [sonr¨ªe]. No era muy guay, ni muy inteligente. El cabreo era mi gasolina.
"Ahora son los hijos de las clases altas los que marcan el ritmo, pero nunca har¨¢n arte rebelde porque son los hijos de los gobernantes"
P. Un artista tiene que ser ego¨ªsta y estar cabreado.
R. Los hombres siempre lo han tenido mejor, porque pod¨ªan hallar a una pareja a la que no le importara ser la ¡°musa¡±. Nunca hallabas a un hombre que aceptara ponerse en la posici¨®n inversa. A la mujer siempre se le dice que no debe da?ar a los ni?os, que no debe da?ar al hombre, a sus padres... Pero no puedes ser artista y no da?ar a nadie. A¨²n dir¨ªa m¨¢s: para ser artista tienes que ser un poco desagradable. Tener una visi¨®n afilada. Y todo eso no encaja con lo que se espera de ti como mujer. ¡°An¨ªmate, cari?o, vaya cara m¨¢s larga, por qu¨¦ no sonr¨ªes un poco m¨¢s...¡±.
P. Uno desea que sus hijos crezcan estables, pero a la vez sabe que solo los neur¨®ticos y maltratados crean arte v¨¢lido.
R. El arte ha acabado. A la mierda el arte. Si hablamos de occidente, a lo largo del ¨²ltimo siglo la clase obrera ha marcado el ritmo visual, del pop y de casi todo. Ahora son los hijos de las clases altas los que marcan el ritmo, pero nunca har¨¢n arte rebelde, porque son los hijos de los gobernantes. Nuestros hijos ser¨¢n ayudadores, ser¨¢n facilitadores. Tendr¨¢n egos m¨¢s peque?os. Todo eso de subir a un escenario y hacer poses con la guitarra, esperar a que la gente aplauda cada tres minutos... Es pat¨¦tico. Si yo tuviese diecisiete a?os no pensar¨ªa que lo radical es estar en un grupo. Me parecer¨ªa la opci¨®n m¨¢s c¨®moda y aburrida. Preferir¨ªa ser un activista, o un abogado de derechos humanos, un estudiante de qu¨ªmica... Me interesan much¨ªsimo m¨¢s los cereales del desayuno que los grupos de rock.
P. El mundo de las Slits era uno donde un colega punk pod¨ªa venir a decirte: ¡°nosotros tambi¨¦n queremos a un pib¨®n en la banda¡±.
R. [R¨ªe] Pobre Paul Weller. Aquello era el mayor elogio que pod¨ªa imaginar. Y ¨¦l era buen t¨ªo, nada abus¨®n ni grosero. Es un buen ejemplo de lo arraigadas que estaban ciertas costumbres. Todos los chicos con los que sal¨ª ten¨ªan alg¨²n comentario que hacer sobre mi cuerpo: ¡°tienes el t¨ªpico cuerpo de pera ingl¨¦s¡±, ¡°tu nariz esto¡±, ¡°tu barbilla hace eso otro¡±... Al final est¨¢s tan cohibida que ni te atreves a desnudarte. Los chicos de hoy son mucho m¨¢s considerados (seg¨²n me cuentan). Pero en la ¨¦poca aquella mierda asesin¨® mi sexualidad. Me agot¨®. Las Slits estuvimos juntas menos de siete a?os, y a¨²n me siento exhausta por todo aquello. Siete a?os de pelea.
P. En casi todas las fotos de la banda aparece preocupada o triste.
R. Nunca tuve un solo momento de gozo. Inspiraci¨®n s¨ª, satisfacci¨®n art¨ªstica tambi¨¦n, pero nunca alegr¨ªa. Quiz¨¢s si me hubiese dedicado a la b¨²squeda de la felicidad la habr¨ªa hallado, pero yo quer¨ªa retos. Todas las puertas se me cerraban porque era chica, sin estudios y sin dinero. Por eso cuando vi a los Pistols pens¨¦: he aqu¨ª algo que yo podr¨ªa hacer. Son igual que yo, solo que chicos. De clase obrera, de la misma zona, mismos colegios, mismas voces, misma falta de t¨ªtulos, misma poca pericia musical. Por primera vez vi que no ten¨ªas que ser una cantautora glamurosa como Joni Mitchell, o una chica sexy y desacomplejada como Suzi Quatro o The Runaways.
P. Lydon ayud¨® a vencer complejos, con su inseguridad f¨ªsica y su timidez.
R. S¨ª, y creo que se estableci¨® una cadena, en la que nosotras adoptamos ese papel para otras chicas. No ¨¦ramos glamurosas, ni ricas, ni intelectuales ni ven¨ªamos de familias enrolladas. No ¨¦ramos la jodida Laura Marling, que es hija de un conde. Cuando regres¨¦ a la m¨²sica a mis cuarenta a?os mucha gente me ven¨ªa a decir que yo era una ¡°leyenda¡±. Yo no me sent¨ªa as¨ª. En el libro trat¨¦ de desmontar la ¡°leyenda¡±, para que cualquier chico o chica o transexual de clase obrera viese que no hace falta ser un guay de nacimiento como los nuevos artistas. Que puedes ser todo lo mierda, y lo t¨ªmido, y lo inepto que desees.
P. En el libro dice que cuando empezaba a tocar se plante¨® ¡°c¨®mo sonar¨ªa yo si fuese un sonido de guitarra¡±. Dudo que nadie en el rock se haya preguntado eso, jam¨¢s.
R. Los grupos de chicas del punk eran mucho m¨¢s radicales que los de chicos. Ellos todav¨ªa pensaban en Buddy Holly, en Keith Richards... Por mucho que estuviesen en el punk ten¨ªan esos modelos a seguir de los que no pod¨ªan zafarse. Nosotras no. Nunca copiamos a los hombres. Tuvimos que inventar otro lenguaje, porque no exist¨ªa. Sid y Lydon siempre hab¨ªan so?ado en ser rockstars. Estudiaban los ritos del rocanrol. Eran los ni?os que se vest¨ªan como Bowie e imitaban a Bolan. Pero las Slits no ¨¦ramos as¨ª. Nacimos de la m¨¢s absoluta nada, sin ning¨²n tipo de bagaje rock. Nuestros modelos eran extra?os, no nos daba verg¨¹enza coger de todas partes. Don Cherry. Sun Ra. Mary Poppins. Y Ari era tan joven... No le hab¨ªa dado tiempo a que la sociedad le jodiese la mente. Era alemana, hab¨ªa pasado la infancia en un internado, su mente estaba inmaculada. Era como una ni?a salvaje. Como Kaspar Hauser.
P. En su entorno no hab¨ªa una sola personalidad ¡°estable¡±.
R. Todos ¨¦ramos gente rara, todos ven¨ªamos de familias jodidas. No hab¨ªa Internet, no hab¨ªa revistas que hablaran de nosotros, gravitamos hacia el punk porque era el ¨²nico sitio que nos aceptaba. Todos padec¨ªamos trastornos de personalidad en uno u otro grado. Ahora se utiliza el t¨¦rmino ¡°apareamiento concordante¡±. Significa que un determinado tipo de personas se junta por un factor determinado. Todos acabamos en la tienda de Malcolm y Vivienne porque ¨¦ramos el mismo tipo de gente da?ada.
P. Siempre he visto el punk americano como una cosa m¨¢s enrollada, m¨¢s rocanrol. Mientras que el punk ingl¨¦s naci¨® de un pu?ado de ni?os v¨ªrgenes y patizambos.
R. Yo opino lo mismo. Creo que el punk americano es una cosa distinta. Eran gente mucho m¨¢s sofisticada y callejera. Navajas autom¨¢ticas, chupas de cuero. En los Ramones hab¨ªa chaperos, por ejemplo. En sus c¨ªrculos abundaban las prostitutas y la hero¨ªna. Patti Smith ven¨ªa de la poes¨ªa. El punk ingl¨¦s era muy inocente, comparado con aquello.
P. Tuviste una ¨¦poca de retiro en la que eras madre las 24 horas. ?C¨®mo aguantaste tanto tiempo fingiendo que eras normal?
R. [R¨ªe] Un suplicio. Me sent¨ª un fraude total. Una automarginada. Fue ag¨®nico. No comprend¨ªa como aquella gente tan centrada pod¨ªa dejar que sus hijas se quedaran en mi casa. Me esforc¨¦ tanto para parecer normal, para que mi hija tuviese amigas y nadie pensara que era una friqui... Pens¨¦ que si nadie se enteraba que yo era la de las Slits las madres de las amigas de mis hijas las dejar¨ªan quedar a pasar la tarde. Me sent¨ªa forzada a ser doblemente buena. Que nunca hubiese el menor riesgo, porque ya era riesgo suficiente que estuviesen al cuidado de alguien con mi pasado.
P. Su vida est¨¢ plagada de golpes de suerte pero tambi¨¦n de mala suerte. Plenitud art¨ªstica y maternidad se alternan con c¨¢ncer y violencia de g¨¦nero.
R. Creo que es otra consecuencia de haber crecido en una familia disfuncional, con un padre enfermo. Tiendo a gravitar hacia la dificultad. Es como si me sintiese atra¨ªda por las naturalezas abusivas. Supongo que tambi¨¦n es culpa de mi falta de autoestima. Nunca crees que merezcas algo, as¨ª que acabas mezcl¨¢ndote con lo peor. No culpo a los dem¨¢s. Tampoco a m¨ª. No se trata de que todos sean malos, sino que yo no s¨¦ escoger a los buenos. Es otra de las razones para no buscar pareja. No me importa que se metan conmigo en las artes, es un mundo cruel y estoy acostumbrada. Pero en mi vida privada no quiero que me maltraten.
P. Es un libro muy honesto.
R. He hecho las paces con mi destino. He decidido hablar de mi familia y parientes. Mi padre ten¨ªa Asperger, pero jam¨¢s le diagnosticaron. Nadie utilizaba la palabra. Mi padre, mi hermana y yo estamos en el espectro autista. A mi padre le zurraban porque cre¨ªan que era tonto. Ni siquiera a Ari Up, que era Asperger total, la trataron como tal. En los setenta no exist¨ªa el t¨¦rmino. Eras raro y ya est¨¢. O antip¨¢tico. Un hecho interesante es que la investigaci¨®n del autismo en chicas est¨¢ muy poco avanzado, pues cuesta much¨ªsimo m¨¢s detectar los casos. Eso sucede porque las mujeres son grandes observadoras, saben instintivamente c¨®mo camuflar sus taras, como comportarse en p¨²blico. Han conseguido esconder sus patolog¨ªas durante d¨¦cadas.
Ropa m¨²sica chicos. Viv Albertine. Anagrama, 2017. 528 p¨¢ginas 24,90 euros
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