Mitos de guerra
El culto al soldado ca¨ªdo, que alcanz¨® su cenit durante el periodo de entreguerras, fue perdiendo su mordiente popular con las armas nucleares y la extensi¨®n del pacifismo
1. Soldados
George L(achmann) Mosse (1918-1999) es uno de los grandes historiadores de referencia a la hora de comprender los presupuestos ideol¨®gicos y morales del nacionalismo alem¨¢n V?lkisch que conducir¨ªa al Holocausto y a la muerte de masas en el siglo XX. Su important¨ªsima obra, sin embargo, no ha tenido suerte en Espa?a. Ariel tard¨® casi 35 a?os en publicar La cultura europea del siglo XX, un libro esencial que hoy, sin embargo, s¨®lo puede encontrarse en librer¨ªas de lance. Y La nacionalizaci¨®n de las masas, otro texto imprescindible acerca de los fundamentos irracionalistas de la fascinaci¨®n que el nazismo ejerci¨® sobre los alemanes, tuvo que esperar tres d¨¦cadas para ser publicado por Marcial Pons. Ahora llega por fin, con un retraso de casi 30 a?os, uno de sus libros m¨¢s importantes y sint¨¦ticos: Soldados ca¨ªdos. La transformaci¨®n de la memoria de las guerras mundiales, publicado por la editorial de la Universidad de Zaragoza, de cuyo cat¨¢logo s¨®lo hay que lamentar su escasa visualizaci¨®n en las librer¨ªas, un peliagudo asunto que los sellos universitarios no acaban de resolver. Soldados ca¨ªdos, para cuya investigaci¨®n Mosse utiliz¨®, adem¨¢s de copiosas fuentes primarias, materiales procedentes de la literatura, la cinematograf¨ªa, el deporte, la religi¨®n y el turismo de la primera mitad del siglo XX, disecciona el mito ¡ªcultivado sobre todo por la derecha alemana en los a?os veinte y treinta¡ª de la ¡°experiencia de la guerra¡±. La cat¨¢strofe b¨¦lica de 1914-1918, la m¨¢s terror¨ªfica que hab¨ªa conocido la humanidad, suscit¨® un proceso, a la vez de exaltaci¨®n y enmascaramiento del horror, que fue creando el clima ideal para la proliferaci¨®n de ideolog¨ªas militaristas y totalitarias que, una vez m¨¢s, conducir¨ªan a la carnicer¨ªa de 1939-1945 y al espanto del Holocausto. Y lo hizo, sobre todo, a partir de dos mecanismos complementarios: primero, mediante la brutalizaci¨®n del comportamiento de los combatientes, la glorificaci¨®n y el embellecimiento del hero¨ªsmo suicida (que tan bien reflej¨® Stanley Kubrick en Senderos de gloria, 1957) y la exaltaci¨®n de los aspectos ¡°viriles¡± de la guerra (Mosse tambi¨¦n ha estudiado en otros libros el culto a la masculinidad); y despu¨¦s, mediante la trivializaci¨®n de lo tr¨¢gico a trav¨¦s de su banalizaci¨®n: en ese sentido son muy significativas las ilustraciones (postales, fotos de objetos, cementerios) incluidas en el libro. El culto al soldado ca¨ªdo, convertido en una especie de religi¨®n laica (con sus santuarios, sus m¨¢rtires y sus lugares sagrados), alcanz¨® su cenit durante el periodo de entreguerras, pero fue perdiendo su mordiente popular a partir de la irrupci¨®n de las armas nucleares y de la extensi¨®n del pacifismo entre las masas. Contrapunto del tambi¨¦n imprescindible La Gran Guerra y la memoria moderna (Turner, 2006), de Paul Fussell, que se centraba en la memoria (literaria) de los antiguos combatientes, Soldados ca¨ªdos es un libro esencial para comprender la deriva ideol¨®gica y moral que condujo al mundo a sus dos peores cat¨¢strofes.
2. Esclavos
En el Anti-D¨¹hring (1878), un libro anta?o influyente y del que hoy casi nadie habla, Engels demostraba, poniendo en escena al esforzado (pre)colonialista Robinson y al bueno de Viernes, que toda violencia pol¨ªtica reposa primitivamente en una funci¨®n econ¨®mica de car¨¢cter social. La esclavitud, por ejemplo, una lacra a la que, seg¨²n la OIT, siguen sometidos cerca de 21 millones de personas. Entre principios del XVI, cuando el Rey Cat¨®lico dio v¨ªa libre a la introducci¨®n de esclavos africanos en Am¨¦rica, hasta 1867, cuando lleg¨® a Cuba el ¨²ltimo cargamento de esclavos, m¨¢s de 10 millones de hombres, mujeres y ni?os capturados a la fuerza fueron enviados a Am¨¦rica desde ?frica Occidental. Cuatro siglos de esclavitud trasatl¨¢ntica, de Kenneth Morgan (Ariel), proporciona, en menos de trescientas p¨¢ginas, una visi¨®n panor¨¢mica y muy divulgativa de todos los aspectos implicados en la monstruosa trata. Incluyendo, adem¨¢s de la organizaci¨®n de la vida y del trabajo de los esclavos, sus formas de resistencia y rebeli¨®n.
3. Poe
Desde que Jes¨²s Egido se hiciera cargo, hace m¨¢s de una d¨¦cada, del primero de los dos sellos de ese peculiar t¨¢ndem editorial compuesto por Rey Lear y Reino de Cordelia, ha contado con el poeta Luis Alberto de Cuenca (LAC) como una especie de asesor ¨¢ulico. En los cat¨¢logos de Egido se nota la huella del mejor y m¨¢s culto de nuestros poetas pop, aunque no estoy seguro de que la denominaci¨®n le agrade del todo al autor de, por ejemplo, ¡®Isabel¡¯ o ¡®La mujer sin cabeza¡¯. Como premio a sus consejos y recomendaciones, LAC ha obtenido recientemente el envidiable privilegio de verse convertido en un personaje de c¨®mic de l¨ªnea clara basado en los ¡°argumentos¡± de una quincena de sus poemas de (tambi¨¦n) l¨ªnea clara: el ¨¢lbum en cuesti¨®n es Vi?etas de Plata (Reino de Cordelia), dibujado por Laura P¨¦rez Vernetti. Y conste que el privilegio no es menor, habida cuenta de que Egido ha sido el editor, por ejemplo, del cartoonista Winsor McCay (1869-1934), uno de los grandes pioneros del octavo arte. En cuanto a LAC, su ¨²ltimo granito de arena al sello de Egido ha sido la elecci¨®n de los Diez cuentos de terror de Edgar Allan Poe que ha ilustrado Mar¨ªa Espejo para Reino de Cordelia. Por mi parte, nada grave que objetar, aunque quiz¨¢s yo hubiera sustituido alguno de los relatos por ¡®Morella¡¯, muy cercano a esas dos obras maestras del goticismo exacerbado que son ¡®Berenice¡¯ y ¡®Ligeia¡¯. En cuanto a la traducci¨®n, la de Susana Carral es impecable, de acuerdo, pero yo tengo el o¨ªdo castellano hecho a la de Cort¨¢zar (posiblemente menos ¡°exacta¡±), igual que ¡ªmutatis mutandis¡ª cuando pienso en Shakespeare en castellano me vienen a la cabeza las contundentes cadencias de Astrana Mar¨ªn, y no la m¨¢s precisa filolog¨ªa de Conejero y su equipo. Que disfruten con esta estupenda selecci¨®n del mejor Poe.
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