La exposici¨®n ap¨¢trida
Documenta 14 abre en Atenas un espacio para repensar c¨®mo reconstruir la esfera p¨²blica en una democracia en crisis que ha visto multiplicarse las formas de exclusi¨®n
La primavera no es una buena estaci¨®n para la austeridad, cantaba la artista griega Lena Platonos en los ochenta. A pesar de las decisiones de la troika y del derrumbe de las instituciones democr¨¢ticas, del resurgimiento de la est¨¦tica fascista y de la transformaci¨®n progresiva de los campos de refugiados en campos de concentraci¨®n, la primavera vuelve a Atenas en 2017 y sigue no siendo una buena estaci¨®n para la austeridad. El sol no se resigna al recorte del gasto p¨²blico. Los p¨¢jaros no saben nada de la subida de la tasa de inter¨¦s, del cierre de bibliotecas y de museos p¨²blicos, de los cientos de obras guardadas en s¨®tanos que no ser¨¢n mostradas a ning¨²n p¨²blico, de la incapacidad de la sanidad p¨²blica de proporcionar cuidados m¨ªnimos a los enfermos cr¨®nicos y seropositivos, del abandono de personas con fragilidades psicol¨®gicas o motoras, de la falta de asistencia m¨¦dica y escolar a los migrantes¡ De todo eso, ni el sol de abril ni los p¨¢jaros del monte Lycabettos quieren saber nada. En estas condiciones, ?qu¨¦ puede significar hacer en Atenas una exposici¨®n como Documenta que hasta ahora siempre se hab¨ªa hecho en Kassel, Alemania? Obstinarse en seguir creyendo que la primavera no es estaci¨®n para la austeridad y que el sol brilla para todos. O quiz¨¢ plegarse a la nueva condici¨®n del cambio clim¨¢tico y aceptar que, como dec¨ªa Fran?ois Lyotard, incluso el sol est¨¢ envejeciendo.
La primera Documenta organizada en Kassel en 1955 por Arnold Bode ten¨ªa como objetivo volver a dar acceso a la obra de los artistas de vanguardia que hab¨ªan sido excluidos por el r¨¦gimen nazi despu¨¦s de la exposici¨®n Arte degenerado en M¨²nich en 1937. Bode pretend¨ªa reconfigurar la cultura p¨²blica europea en un contexto devastado por la guerra. Esta decimocuarta Documenta surgi¨® de un mismo sentimiento de urgencia. No estamos en una situaci¨®n de posguerra, sino de guerra econ¨®mica y pol¨ªtica. Una guerra de las clases dirigentes contra la poblaci¨®n mundial, una guerra del capitalismo global contra la vida, una guerra de las naciones y las ideolog¨ªas contra los cuerpos y las inmensas minor¨ªas. La crisis de las hipotecas basura que se inicia en 2007 sirvi¨® para justificar la mayor reestructuraci¨®n pol¨ªtica y moral del capitalismo global desde los a?os 1930. Grecia, junto con los pa¨ªses que junto a ella ser¨¢n luego conocidos como PIGS (¡°cerdos¡± ¡ªPortugal, Italia, Espa?a), se convierte en un significante pol¨ªticamente denso, que sintetiza todas las formas de exclusi¨®n que produce la nueva hegemon¨ªa financiera: restricci¨®n de los derechos democr¨¢ticos, criminalizaci¨®n de la pobreza, rechazo de la migraci¨®n, patologizaci¨®n de toda forma de disidencia.
Una de las dificultades de esta muestra ha sido la decisi¨®n? de colaborar solo con instituciones p¨²blicas
Por ello la investigaci¨®n que ha dado lugar a la exposici¨®n se ha hecho sobre todo desde Atenas: aqu¨ª vivimos parte del equipo curatorial y el director; por aqu¨ª han pasado durante meses los cientos de artistas, escritores y pensadores que hacen Documenta 14. ¡°No puedes poseer nuestro esp¨ªritu sin compartir nuestra realidad pol¨ªtica¡±, afirma en una de sus obras el artista aborigen australiano Gordon Hookey. Por eso tambi¨¦n la exposici¨®n se inau?gura en Atenas y solo ocho semanas despu¨¦s, el 10 de junio, en Kassel. En el proceso de investigaci¨®n en Atenas fue crucial vivir el fracaso democr¨¢tico que supuso el refer¨¦ndum del oxi (no) el 5 de julio de 2015. Cuando el Gobierno griego se neg¨® a aceptar la decisi¨®n ciudadana, el Parlamento apareci¨® como una instituci¨®n en ruinas, vac¨ªa, incapaz de representar. Al mismo tiempo, la plaza Syntagma y las calles de Atenas se llenaban durante d¨ªas de voces y de cuerpos. El Parlamento estaba en la calle. De ah¨ª surgi¨® el programa p¨²blico de Documenta 14: El Parlamento de los cuerpos. Desde septiembre de 2016 abrimos un espacio de debate en Parko Eleftherias donde artistas, activistas, cr¨ªticos, escritores¡ se re¨²nen para repensar la reconstrucci¨®n de la esfera p¨²blica en un contexto en el que la democracia (y no la econom¨ªa de mercado) ha entrado en crisis. Una de las dificultades (y bellezas) de hacer posible esta exposici¨®n en Atenas ha sido la decisi¨®n de su director art¨ªstico, Adam Szymczyk, de colaborar ¨²nicamente con instituciones p¨²blicas. En condiciones de guerra, el interlocutor institucional de la exposici¨®n no puede ser ni el establishment, ni las galer¨ªas, ni el mercado del arte. Al contrario, la exposici¨®n se entiende aqu¨ª como un servicio p¨²blico, como un ant¨ªdoto contra la austeridad econ¨®mica, pol¨ªtica y moral.
Cuando se trata de una exposici¨®n internacional como Documenta, todo el mundo pregunta por la lista de artistas y sus nacionalidades, el n¨²mero proporcional de griegos y de alemanes, de hombres y de mujeres. Pero ?qui¨¦n tiene hoy derecho a un nombre? ?Qui¨¦n puede afirmar que es ciudadano de una naci¨®n? Son los estatutos del documento y sus procesos de legitimaci¨®n los que est¨¢n en cuesti¨®n. Mientras el sol envejece y el mapa geopol¨ªtico se quiebra, entramos en un tiempo en el que el nombre y la ciudadan¨ªa han dejado de ser condiciones banales para volverse privilegios, en el que sexo y g¨¦nero han dejado de ser designaciones obvias para transformarse en estigmas o en manifiestos. Algunos de los artistas y curadores de esta exposici¨®n perdieron un d¨ªa un nombre o adquirieron otro para modificar sus condiciones de supervivencia. Otros han cambiado varias veces su estatuto de ciudadan¨ªa o siguen a la espera de que una petici¨®n de asilo les sea acordada. ?C¨®mo los nombraremos entonces? ?Los contaremos como sirios, como afganos, como ugandeses, como canadienses, como alemanes o como simples n¨²meros en una lista de ?espera? ?Cuentan c¨®mo griegos o como alemanes los cientos de artistas helenos emigrados buscando ?mejores condiciones de vida en ?Berl¨ªn? ?Cuentan los saamis como finlandeses o noruegos; los gitanos como franceses, rumanos o espa?oles; los catalanes o vascos como espa?oles? ?Cuentan los exiliados de la guerra de Biafra como canadienses o como nigerianos? ?C¨®mo se cuentan los artistas exiliados nacidos en tierras que deber¨ªan llamarse Palestina, y cuya obra vuelve ?incesantemente al lugar perdido? Lo mismo ocurre cuando se trata de las estad¨ªsticas de igualdad de sexos. ?Cuentan como hombres o mujeres los artistas trans o intersexuales? In-documentados.
En el proceso de investigaci¨®n en Atenas fue crucial vivir el fracaso democr¨¢tico que supuso el refer¨¦ndum del oxi (no) de 2015
Documenta 14 tiene lugar sobre un suelo epistemol¨®gico y pol¨ªtico que se resquebraja. El sacrificio econ¨®mico y pol¨ªtico al que se ha sometido a Grecia desde 2008 es simplemente el principio de un proceso m¨¢s amplio de destituci¨®n de la democracia que se extiende en Europa. Desde que empezamos a preparar esta Documenta en 2014 hemos asistido a esta destrucci¨®n progresiva que impregna ahora todas las instituciones culturales: el rechazo a los refugiados, el conflicto militar en Ucrania, el repliegue identitario de los pa¨ªses europeos; el giro ultraconservador de Hungr¨ªa, Polonia, Turqu¨ªa, Filipinas, Brasil¡; la llegada al poder de Trump, el Brexit¡ El planeta entama un proceso de ¡°contrarreforma¡± que busca instituir de nuevo la supremac¨ªa blanca-masculina y deshacer las conquistas democr¨¢ticas que los movimientos obreros, anticoloniales, indigenistas, feministas y de liberaci¨®n sexual han luchado por conseguir durante los ¨²ltimos dos siglos. Una nueva modalidad de neoliberal-nacionalismo traza nuevas fronteras y construye nuevos muros. En estas condiciones, la exposici¨®n, con sus formas diversas de construir un espacio p¨²blico de visibilidad y enunciaci¨®n, tiene que convertirse en una plataforma de activismo cultural. Un proceso n¨®mada de cooperaci¨®n colectiva, sin identidad y sin nacionalidad. Kassel travestido en Atenas. Atenas mutando en Kassel. Las condiciones de la vida sin techo y del destierro, de los desplazamientos sucesivos, de las migraciones, de la traducci¨®n y la poliglosia nos obligan a ir m¨¢s all¨¢ del relato etnoc¨¦ntrico de la historia occidental moderna, abriendo nuevas formas de acci¨®n democr¨¢tica. Documenta est¨¢ en transici¨®n. Inspirada por las metodolog¨ªas de la pedagog¨ªa experimental, descoloniales, feministas y queer que ponen en cuestiones las condiciones en las que diferentes sujetos pol¨ªticos se hacen visibles, esta exposici¨®n se afirma como ap¨¢trida en el doble sentido: cuestionando el v¨ªnculo con la ¡°patria¡±, pero tambi¨¦n con la genealog¨ªa colonial y patriarcal que ha construido el museo de Occidente y que ahora pretende destruir Europa.
Paul B. Preciado, activista transfeminista, es fil¨®sofo y comisario de ¡®Programas p¨²blicos¡¯ de Documenta 14.
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