El veraneo interrumpido de Bert¨ªn
El dandismo 'old fashion' de Osborne era inofensivo hasta que le ha salido de pronto un ramalazo de reaccionarismo agrio que le resta simpat¨ªa
Creo que fue Manuel Vicent el que dijo que ¡°Bert¨ªn Osborne es el cl¨¢sico t¨ªo que ha venido a este mundo a veranear¡±. Juas. Fant¨¢stica definici¨®n. A m¨ª Bert¨ªn Osborne me ca¨ªa bien cuando se ajustaba en rigor al retrato de Vicent.
Era, en mi opini¨®n, un hombre necesario: esa clase de individuo que est¨¢ bronceado en enero, que sabe bailar sevillanas, que tiene el hombro hecho para las buenas barras, que si trabaja no lo parece, que saluda al due?o del restaurante con redoble de palmadas en la espalda, que es un truh¨¢n, pero que a su vez es un se?or, que tiene el ojo izquierdo para gui?arlo, que guarda a buen recaudo un historial de simp¨¢tico calavera; es el hombre que cree que hay un orden natural por el cual ¨¦l est¨¢ m¨¢s arriba que el mont¨®n, Dios as¨ª lo concibi¨®, pero que adopta cuando encarta un estilo campechano con el de abajo, apropi¨¢ndose de un habla popular en la que encuentra el gracejo de la patria, el jo, macho, y ese glorioso eggg que lo ubica en el Madrid de las tapas, que practica un la¨ªsmo zarzuelero algo retro, y un habla sin eses que lo hermana con Andaluc¨ªa, que luce unos caracolillos en la nuca que quedan igual de bien sosteniendo un trono que levantando una manzanilla en la caseta, que una cosa no quita la otra, la Feria y la Semana Santa; un se?or con la envergadura de los que llevan siglos bien alimentados, amigote para siempre, nainonainonainon¨¢, t¨ªo que siente los colores de su patria y de su equipo, cliente estrella, sue?o h¨²medo de se?oras nost¨¢lgicas de los caballeros, individuo que imaginas a la grupa de una yegua jerezana, o en un chiringuito de Sancti Petri, t¨ªo al que le sientan bien las chanclas, co?o, que eso es pa nota; esp¨ªritu rom¨¢ntico que en mitad de una canci¨®n se lanza con ¨¦xito el micr¨®fono de una mano a otra; padre de unas hijas guap¨ªsimas que parecen sus novias; comensal que presta sus risotadas para que cualquier reuni¨®n sea un ¨¦xito; p¨ªcaro, contador de chistes, recolector de an¨¦cdotas, picaflor que un d¨ªa sienta la cabeza y le echa el m¨¦rito a su mujer, que supo encarrilarlo; amante de las esencias de la Espa?a eterna, variaci¨®n del don Guido de Antonio Machado: de mozo muy jaranero, muy gal¨¢n y algo torero; de viejo, gran rezador.
Aunque los mejores versos sobre el hombre que nos ocupa los escribi¨® Vicent en prosa. A m¨ª me ca¨ªa bien aquel Bert¨ªn alegre y fanfarr¨®n, de camisa a rayas en verano y pelo como reci¨¦n salido de la ducha, quicir, me parec¨ªa un t¨ªo al que le daba igual ocho que ochenta porque su realidad no estaba sometida a los cambios contractuales. Y eso es bonito. ?Qu¨¦ ha pasado entonces? Pues que Bert¨ªn ha dejado de veranear, y eso, qu¨¦ caramba, rompe los esquemas y entristece. Una p¨¦rdida. Su dandismo old fashion?era inofensivo hasta que le ha salido de pronto, como a otros que tal, un ramalazo de reaccionarismo agrio que le resta simpat¨ªa. Se pone a la defensiva de las mujeres que ya no quieren ser mujercitas o de los que no comparten su idea de Espa?a. Se vuelve falt¨®n, se irrita, se enfada. Y eso no. Yo a?oro su veraneo. Para colmo, lleva a pol¨ªticos a su sof¨¢, y cuando son de su cuerda se pone tontorr¨®n. Todo invitado posee un lado humano que una entrevista puede desvelar. Pero ?y si el lado humano ya no nos interesa? La humanidad de Aznar, por ejemplo, ha quedado concentrada en una egolatr¨ªa empecinada y agresiva que hace imposible un acercamiento al personaje que no sea a trav¨¦s de una rigurosa investigaci¨®n period¨ªstica. ?Qu¨¦ podemos rescatar de alguien que se siente orgulloso de todos sus actos y despreciativo con aquellos que le piden cuentas? Nada. Una conversaci¨®n entra?able con el expresidente que presume de la foto que simboliza una invasi¨®n basada en mentiras no es un espect¨¢culo agradable. Pasar¨¢ a la Historia, desde luego, a ese carro de la Historia con may¨²sculas en el que va montado el personaje. Y con ¨¦l, Bush y Blair. Lo que ocurre es que hasta Bush est¨¢ teniendo un discurso m¨¢s entra?able en los ¨²ltimos tiempos, m¨¢s para programa de Bert¨ªn, por as¨ª decirlo, y Blair ha tenido el detalle de reconocer su enorme error Hist¨®rico.
Lo divertido del asunto es que el cantante cosech¨® m¨¢s audiencia entrevistando a Luc¨ªa Bos¨¦, con su discurso ateo, antitaurino y antifranquista que en este otro programa donde asistimos a una rendici¨®n (voto incluido) del presentador al l¨ªder imperial. En mi opini¨®n, el momento estrella fue cuando Bert¨ªn confes¨® que no le hubiera hecho ascos a un cargo pol¨ªtico ofrecido por el expresidente. Dicho en la expresiva prosa de Coraz¨®n: fue entonces cuando saltaron todas las alarmas. Todo puede ocurrir en este absurdo pa¨ªs, pero en mi humilde opini¨®n, por el bien de Espa?a, lo mejor que nos puede pasar es que Bert¨ªn vuelva a veranear.?
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