Tiempo de Pasi¨®n
La propuesta de Marc Minkowski puede funcionar con cantantes de primera fila, pero no hab¨ªa uno solo entre los ocho que trajo el franc¨¦s
Pasi¨®n seg¨²n san Juan
De Johann Sebastian Bach
Les Musiciens de Louvre.
Direcci¨®n: Marc Minkowski. Auditorio Nacional, 6 de abril.
Interpretar las ?al menos anta?o? grandes obras ¡°corales¡± de Bach sin coro no es ning¨²n capricho ni obedece a un deseo de ahorrar o a los recortes derivados de un presupuesto exiguo. Los coros mastod¨®nticos de otros tiempos se redujeron venturosamente a partir de los a?os setenta y ochenta del pasado siglo para abordar la interpretaci¨®n de pasiones, cantatas y oratorios, pero en 1982 Joshua Rifkin dio un paso mucho m¨¢s radical, osando grabar la Misa en Si menor con tan solo cinco cantantes y un pu?ado de instrumentistas. ?l mismo hab¨ªa sentado el a?o anterior las bases te¨®ricas de lo que muchos vieron ?y algunos siguen viendo? como una herej¨ªa en un brillante art¨ªculo en el que defend¨ªa que el ¡°coro de Bach¡± era un concepto sin justificaci¨®n hist¨®rica, ya que el propio m¨²sico alem¨¢n no interpretaba sus composiciones vocales con varios cantantes por parte. La pol¨¦mica perdura hasta hoy, pero Rifkin no est¨¢ solo, ya que han secundado sus puntos de vista m¨²sicos como Andrew Parrott, Konrad Jungh?nel, Paul McCreesh o, m¨¢s recientemente, y el mejor y m¨¢s convincente de todos ellos, John Butt. Es justo decir que otros no menos brillantes (Philippe Herreweghe, Ton Koopman o John Eliot Gardiner) aborrecen de estos postulados.
La cercan¨ªa de la Semana Santa alienta la proliferaci¨®n de conciertos dedicados a una u otra de las dos grandes Pasiones de Bach que han llegado hasta nosotros: las compuestas a partir de los relatos evang¨¦licos de Mateo y Juan. Por desgracia, pr¨¢cticamente ninguna sonar¨¢ en el contexto lit¨²rgico que les otorga gran parte de su raz¨®n de ser, con cada una de sus dos partes interpretadas a uno y otro lado del serm¨®n de Viernes Santo. Se han convertido en piezas de concierto ofrecidas en espacios laicos, desprovistas de todo aquello que es consustancial a su naturaleza. Marc Minkowski sigue las tesis de Rifkin, aunque, como en la Misa en Si menor, en los coros utiliza dos cantantes por voz, lo que no siempre logra equilibrar voces e instrumentos. As¨ª sucedi¨® en el coro inicial, una peque?a ceremonia de la confusi¨®n, en vez de la pretendida claridad: muy buenas intenciones, pero pobres resultados.
La propuesta de Rifkin puede funcionar con cantantes de primera fila, pero no hab¨ªa uno solo entre los ocho que trajo el franc¨¦s. Fabio Tr¨¹mpy cant¨® el Evangelista con los ojos clavados en la partitura, en las ant¨ªpodas de colegas suyos, como Mark Padmore o Rufus M¨¹ller, capaces de cantar ¨ªntegramente su parte de memoria y, en consecuencia, hacernos llegar la narraci¨®n de manera v¨ªvida, natural e interiorizada. En su aria, la soprano Hanna Hus¨¢hr mostr¨® las mejores maneras y la voz de m¨¢s calidad del grupo, mientras que al otro lado se situaron Valerio Contaldo, Felix Speer y Alessandra Visentin, just¨ªsima en los esenciales graves de Es ist vollbracht. Minkowski potenci¨® los tempi r¨¢pidos o ultrarr¨¢pidos, pero fue s¨®lo en los sencillos y pausados corales a cuatro voces donde el conjunto son¨® homog¨¦neo y emocionante. En Mein teurer Heiland, el coral fue inaudible (Bach indica p sempre, que es algo diferente) y lo mejor lleg¨® quiz¨¢s en los dos n¨²meros finales, vertidos sin experimentos y con inmediatez. A falta de liturgia, por una vez, el p¨²blico de Iberm¨²sica mantuvo durante dos horas un religioso silencio.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.