¡°Los aficionados franceses son militantes de la Tauromaquia¡±
Araceli Guillaume-Alonso, catedr¨¢tica bilba¨ªna y parisina, pregonera de la Feria de Abril
Araceli Guillaume-Alonso (Baracaldo, 1947) subir¨¢ el pr¨®ximo Domingo de Resurrecci¨®n al escenario del teatro Lope de Vega de Sevilla para pregonar la feria taurina que comenzar¨¢ horas m¨¢s tarde en la plaza de la Maestranza.
Hace cincuenta a?os que vive en la capital francesa, (¡°me considero binacional¡±, afirma), donde es catedr¨¢tica em¨¦rita de Historia de Espa?a en la universidad Par¨ªs-Sorbonne, y pasa largas temporadas en su casa de Sanl¨²car de Barrameda, lo que le permite trabajar en el archivo de la Casa de Medina Sidonia.
Pero ha sido elegida por la Real Maestranza de Caballer¨ªa para cantar la fiesta de los toros porque es una aficionada taurina apasionada, entusiasta, comprometida e ilustrada. No en vano su tesina sobre Filolog¨ªa Hisp¨¢nica vers¨® sobre ¡°La tauromaquia y su g¨¦nesis¡±; despu¨¦s, se inclin¨® por la historia espa?ola, y a esta materia ha dedicado su vida docente en Francia. Dice que es aficionada desde 1967 cuando conoci¨® al ciudadano franc¨¦s con el que se cas¨® cuando a¨²n no hab¨ªa cumplido los veinte a?os. Pronto se contagi¨® de la pasi¨®n de su marido, y desde entonces se ha empapado de la fiesta, ha trabado amistad con toreros y ganaderos y, sobre todo, se ha convertido en una experta de archivos y bibliotecas para investigar, entre otras materias, la esencia de la tauromaquia. Hoy cuenta con orgullo que sus tres hijas, sus yernos y sus ocho nietos son aficionados a los toros.
Anda estos d¨ªas escribiendo el preg¨®n (¡°trato de recortarlo con medias ver¨®nicas por aqu¨ª y por all¨¢¡±, confiesa, ¡°porque soy muy charlatana, y tambi¨¦n me excedo en la escritura; quiero encajarlo todo y no es f¨¢cil¡±). Habla mucho, s¨ª, es un torrente verbal, pero lo que cuenta tiene sustancia; y adorna sus reflexiones con frenes¨ª, un desbordante optimismo y una imagen juvenil y pizpireta, muy alejada de la que corresponder¨ªa a una catedr¨¢tica jubilada.
¡°En Par¨ªs hay m¨¢s ambiente taurino que en muchas ciudades espa?olas¡±
¡°Recuerdo que lo primero que me llam¨® la atenci¨®n de los toros fue la emoci¨®n, y ocurri¨® en un mano a mano entre Paco Camino y Diego Puerta. Es importante comenzar viendo torear bien, y aquella primera corrida me caus¨® un gran impacto¡±, reconoce.
Desde entonces, es una seguidora comprometida. Cuenta que mientras estudiaba Filolog¨ªa Hisp¨¢nica en Francia conoci¨® que el colectivo hispanista franc¨¦s hab¨ªa dejado de lado el mundo de los toros (¡°no se hablaba de toros ni bien ni mal, y yo me empe?¨¦ en lo contrario¡±). Recuerda que le cost¨® encontrar un director para su tesis taurina, ¡°pero yo ten¨ªa decidido que los toros entraran en la universidad¡±. Y lo consigui¨®; tanto es as¨ª que en el a?o 1999 organiz¨® un congreso internacional taurino, y el acto de clausura se celebr¨® en el aula magna de la universidad, con la presencia de Conchita Cintr¨®n, ?ngel Luis Bienvenida, El Viti y Jos¨¦ Miguel Arroyo Joselito.
- Pero, ?hay ambiente taurino en Par¨ªs?
- S¨ª, mucho. Aqu¨ª hay una idea muy equivocada. La capital de Francia cuenta con tres clubes taurinos, y Picasso fue uno de los fundadores del llamado Club Taurino de Par¨ªs. Yo dir¨ªa m¨¢s: hay m¨¢s ambiente taurino en Par¨ªs que en muchas ciudades espa?olas. All¨ª hay m¨¢s ¡®militantismo¡¯. Somos militantes activos y hacemos un esfuerzo por afirmar con valent¨ªa nuestra afici¨®n a los toros. El aficionado franc¨¦s no intenta convencer a nadie, pero tampoco permite que nadie le proh¨ªba ir a los toros. Forma parte de su manera de concebir el mundo. En Espa?a, no; ni hay militancia, ni afirmaci¨®n ni defensa valerosa de lo que somos.
¡°El animalismo consiste en dar a cada animal el tratamiento que requiere su naturaleza¡±
- ?Y qu¨¦ le va a contar una historiadora bilba¨ªna-francesa a la afici¨®n de Sevilla?
- Quiero que el preg¨®n se parezca a m¨ª; tendr¨¢ apuntes hist¨®ricos, pero entendida la historia como una ense?anza para comprender el presente y preparar el futuro. Conozco las dificultades a las que la fiesta ha debido enfrentarse, y c¨®mo ha salido mejorada de todas ellas, porque es algo vivo y en permanente evoluci¨®n. No soy tradicionalista ni anticuada, y prefiero el progreso a la nostalgia, pero sin olvidar lo que somos. En los toros, igual; no a?oro la corrida del siglo XIX, pero debemos sacar el mejor provecho del presente. Y debemos hacerlo con pasi¨®n, porque esa y no otra cosa es la tauromaquia. Debemos mantenerla y mejorarla.
La pregonera habla con entusiasmo de la plaza de la Maestranza, y evoca recuerdos indelebles de su admirado Jos¨¦ Tom¨¢s, de la tragedia de Montol¨ªu, el triunfo de El Tato con los victorinos, Emilio Mu?oz, Paco Ojeda, Joselito, el toro Cobradiezmos¡
- ?Y el futuro, pregonera?
¡°Para el aficionado franc¨¦s, el toro forma parte de su forma de concebir el mundo¡±
- Vivimos un momento dif¨ªcil y brillante. Buscamos la perfecci¨®n, que no existe, pero sigo disfrutando mucho. Y creo, adem¨¢s, que la fiesta tiene futuro. Es un espect¨¢culo ritualizado, tan diferente, genuino, profundo y verdadero que me cuesta creer que la humanidad no sea capaz de conservar lo bueno que tiene.
¡°El problema consiste en definir nuestra relaci¨®n con el mundo animal¡±, insiste. ¡°No quiero que los llamados animalistas tengan la exclusiva ni de ese t¨¦rmino ni de la ecolog¨ªa. Nosotros somos los primeros ecologistas. El animalismo consiste en dar a cada animal el tratamiento que requiere su naturaleza, y eso es lo que hacemos con el toro de lidia¡±, concluye.
Araceli Guillaume-Alonso cuenta con muchos amigos entre toreros y ganaderos, a los que invitan a su club. ¡°Creo que he ense?ado Par¨ªs a medio escalaf¨®n¡±, confiesa. ¡°Hace unos d¨ªas, el joven torero Javier Jim¨¦nez me dec¨ªa: ¡®tu marido y t¨² sois aficionados profesionales¡¯, y me pareci¨® muy divertido¡±.
Profesionales, quiz¨¢, no; pero militantes, sin duda. El Domingo de Resurrecci¨®n subir¨¢ al escenario del teatro Lope de Vega para hacer profesi¨®n de fe de una militancia que hace tiempo se perdi¨® en Espa?a. ¡°Yo veo los callejones de las plazas espa?olas llenos de gente importante, pero no oigo ni leo que expresen con fuerza su condici¨®n de aficionados¡±, se lamenta la pregonera mientras contin¨²a recortando ¡°con medias ver¨®nicas¡± un texto largo y, sin duda, comprometido.
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