La nana de Alberti a la ni?a nueva
La actriz naci¨® en Roma en 1968, a?o de excelente cosecha de criaturas alegres y confiadas, que llegaron al mundo con el sello del Mayo franc¨¦s en la paletilla
Pese a su aire de mujer discreta, poco dispuesta a saltarse sem¨¢foros en rojo, tiene un punto r¨¢pido de ignici¨®n, que se debe, tal vez, a la mitad de su sangre italiana. Si Aitana S¨¢nchez-Gij¨®n fuera un motor de explosi¨®n arrancar¨ªa siempre a la primera, apenas con darle a la llave de contacto. Naci¨® en Roma en 1968, a?o de excelente cosecha de criaturas alegres y confiadas, que llegaron al mundo con el sello del Mayo franc¨¦s en la paletilla. El nombre de pila se lo debe a su madrina, la hija de Alberti, poeta que forma parte del sustrato de su memoria.
El avi¨®n que al final de la Guerra Civil llevaba a Alberti al exilio hab¨ªa despegado de Alicante, rumbo a Argel, entre el fuego enemigo y la ¨²ltima tierra espa?ola que el poeta vio por la ventanilla desde el aire fue la sierra Aitana llena de flores rojas de una primavera de sangre. Ya en Buenos Aires, como recuerdo de su perdida arboleda, le impuso el nombre de esta sierra a su hija. Cuando en los a?os sesenta, huyendo esta vez de la convulsi¨®n peronista, Alberti se instal¨® en Roma, su casa de la v¨ªa Garibaldi, 88, en el Trast¨¦vere, se convirti¨® en un obligado lugar de paso de progresistas espa?oles. Nadie era nadie en la clandestinidad si uno volv¨ªa de Roma sin haber tomado caf¨¦ con Alberti y sin que su perra Babucha te hubiera lamido las polvorientas sandalias de peregrino antifranquista. All¨ª acudi¨® para ser bendecido el padre de nuestra hero¨ªna, que hab¨ªa sido un estudiante rebelde falangista del SEU en Valencia, luego profesor de Historia, traductor, militante de izquierdas, encarcelado y exiliado en Roma donde se hab¨ªa casado con una italiana de nombre Fiorella. ?l se llamaba ?ngel y ella se apellidaba De Angelis, en total cuatro alas, que le fueron cedidas por los padres a la reci¨¦n nacida, fruto del amor revolucionario, para que pudiera volar en libertad. Por su parte Alberti dio la bienvenida a la ni?a nueva con una nana cari?osa de andar por casa. "Aitana, estrella naciente hispano-italiana, / Nuestro triste hoy, ser¨¢ tu luz ma?ana, / Aitana, duerme hoy, despierta ma?ana".
Con la hija de un a?o en brazos los padres regresaron a Madrid y se establecieron en la Ciudad de los Periodistas. El triste hoy en el que dorm¨ªa la estrella naciente Aitana consist¨ªa en las asonadas de la rebeld¨ªa de los estudiantes bajo los gases lacrim¨®genos, en las asambleas vociferantes de la facultad, en los cantantes de protestas que te obligaban a encender un mechero al final del concierto para iluminar el futuro de la historia. No es dif¨ªcil imaginar a la ni?a Aitana mecida en una cuna perfumada con el aroma de tinta para panfletos, crecida sobre alfombras de la Alpujarra entre juguetes did¨¢cticos y estanter¨ªas donde los tomos de Engels y Marx, la Est¨¦tica de Luk¨¢cs, los libros de Ruedo Ib¨¦rico, los poemas de Blas de Otero se alternaban con cacharros de loza popular y la estampa del Guernica. Y mientras el dictador se dispon¨ªa a estirar la pata la ni?a Aitana, seg¨²n el pron¨®stico de Alberti, iba a despertar a la luz de ma?ana y lo hac¨ªa con una belleza expl¨ªcita de p¨®mulos anchos y un cuerpo de elegantes huesos.
Actriz adolescente
Supo muy pronto que quer¨ªa ser actriz. Y si pas¨® por la universidad fue solo porque era lo consabido en la familia, pero en plena adolescencia le lleg¨® el primer trabajo en una serie de televisi¨®n y desde entonces su rostro ha ido madurando a trav¨¦s de todas las pasiones del cine y del teatro hasta llegar al grito ag¨®nico de Medea. La puedes contemplar sonriendo mientras Bigas Luna posa una mano sobre su vientre gr¨¢vido e imaginarla en su mejor secuencia gritando de dolor y placer en el momento de parir a sus hijos Teo y Bruna en el agua entre los almendros y cerezos de la Marina Alta, frente al Mediterr¨¢neo y amamant¨¢ndolos desnuda dentro de una ba?era.
Puede que Aitana tenga ese punto r¨¢pido de ignici¨®n, por una parte dispuesta a todo y por otra siempre controlada con el freno de mano echado; la ves descalza sobre la playa de Denia pisando algas fermentadas o hamac¨¢ndose bajo las palmeras del Bot¨¢nico de Sagra, un refugio de naturistas donde la actriz se reconcilia siempre con la naturaleza, cerca de la sierra Aitana.
Es fruto de la cosecha del 68 y ahora est¨¢ en la edad de hacer de madre joven, pero tambi¨¦n de mujer madura a punto de romper amarras que goza de deslizarse por el borde del acantilado. Su trabajo junto a Mario Vargas Llosa en el escenario ha sido todo un juego del tres en raya, entre la contenci¨®n y la entrega, los celos, las miradas t¨®rridas y los abandonos, como dos fantasmas que no se atreven a despojarse de la s¨¢bana.
Aquel triste ayer de la dictadura no ha sido del todo luz del ma?ana, seg¨²n la nana de Alberti, que Aitana lleva en el seno de la memoria, pero esta actriz es lo mejor que ha dado la democracia, aquel sue?o de mayo.
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