Camille Claudel sale del purgatorio
Un nuevo museo dedicado a la escultora francesa la desliga de la sombra de Rodin, su maestro y amante
Llevaba d¨¦cadas en el purgatorio del arte, pero la obra de esta escultora de mirada ausente y biograf¨ªa agitada, erigida en m¨¢rtir sentimental y hero¨ªna prefeminista, cobra por fin atenci¨®n por m¨¦ritos propios. Es decir, por su innovaci¨®n formal y no por su vinculaci¨®n a Auguste Rodin, quien fuera su maestro y amante. Desde hace dos semanas, Camille Claudel cuenta con un museo propio en Nogent-sur-Seine, el pueblo donde residi¨® siendo adolescente, a un centenar de kil¨®metros al este de Par¨ªs. Esta pintoresca localidad de 6.000 habitantes emerge entre los vi?edos de la Champa?a, pegada al curso del Sena y repleta de fachadas con las vigas de madera a la vista. Solo una central nuclear, cuya silueta irrumpe al fondo del paisaje, quita lustre a esta id¨ªlica postal.
En 2008, el Ayuntamiento de Nogent adquiri¨® la casa donde Claudel (F¨¨re-en-Tardenois, Francia, 1864 - Montfavet, 1943) vivi¨® entre 1876 y 1881, que se encontraba en estado de semiabandono, y decidi¨® adosarle un nuevo edificio de contornos di¨¢fanos para crear un centro de arte de 2.500 m2. El nuevo museo concentra 43 piezas firmadas por Claudel, casi la mitad de su producci¨®n conocida, que lo convierten en depositario de la mayor colecci¨®n de la escultora en todo el mundo. El primer contacto de Claudel con el arte se produjo en este preciso lugar. Fue el escultor Alfred Boucher, que proced¨ªa de la regi¨®n, quien detect¨® su talento y la incit¨® a seguir. Empe?ada en dedicarse a una disciplina a¨²n menos feminizada que la pintura, convenci¨® a sus padres para que se mudaran a Par¨ªs. All¨ª tuvo que formarse en una academia privada, ya que la Escuela de Bellas Artes no admiti¨® a mujeres hasta 1896. Fue Boucher quien le present¨® a Rodin, que no tard¨® en aceptarla como aprendiz.
La conexi¨®n entre ambos no fue solo sentimental, sino tambi¨¦n art¨ªstica. Su primera escultura conocida, La vieja H¨¦l¨¨ne, fechada en 1881, dos a?os antes de su encuentro con el maestro, ya revela parecidos razonables, como sus tics expresionistas y el hecho de que la modelo fuera una persona corriente. En una vitrina contigua, ambos retratan a mujeres en cuclillas, que adoptan posturas rayanas con el contorsionismo, rompiendo con el neoclasicismo que predominaba en la ¨¦poca. Como era habitual en su tiempo, sus protagonistas aparecen desnudas. La diferencia es que ellos no retrataron a diosas grecorromanas, sino a personas an¨®nimas. Sin coartada mitol¨®gica, el esc¨¢ndalo estuvo servido.
Di¨¢logo entre iguales
El nuevo museo apuesta por una tesis novedosa: la relaci¨®n entre ambos no fue de subordinaci¨®n, sino un di¨¢logo entre iguales. ¡°Se cree que ella fue una disc¨ªpula sin ninguna originalidad, cuando en realidad cont¨® con un lenguaje propio¡±, afirma la directora del museo, C¨¦cile Bertran, destacando su trabajo sobre el movimiento y los matices, adem¨¢s de la exuberancia expresiva que prest¨® a barbas y cabelleras. ¡°Le ense?¨¦ d¨®nde encontrar oro. Pero el oro que ha encontrado es solo suyo¡±, reconoci¨® Rodin al final de su vida.
Hero¨ªna tr¨¢gica gracias al cine
La obra de Claudel fue revaluada durante los a?os ochenta, cuando los estudios y las exposiciones sobre la edad dorada de la escultura francesa que supuso el siglo XIX hicieron aumentar el inter¨¦s por su producci¨®n. Pero, si el personaje es conocido hoy, tal vez es gracias a las adaptaciones cinematogr¨¢ficas inspiradas en su vida. En el pasado, estrellas como Isabelle Adjani y Juliette Binoche la han interpretado en el cine.
En una nueva biograf¨ªa de Rodin, dirigida por Jacques Doillon, que se estrenar¨¢ a finales de mayo en Francia, Claudel cobra los rasgos de la joven Izia Higelin, que comparte reparto con Vincent Lindon en el papel de su maestro y compa?ero. Para la directora del museo, C¨¦cile Bertran, el cine ha sido un arma de doble filo para su posteridad: ¡°La ha hecho muy conocida, pero present¨¢ndola como una hero¨ªna tr¨¢gica que ha eclipsado a su propia obra¡±.
El recorrido es riguroso y evita las explicaciones anecd¨®ticas, aunque no siempre consiga separar vida y obra. En La edad madura, firmado poco despu¨¦s de su traum¨¢tica separaci¨®n, Claudel representa a un hombre que avanza hacia la vejez, dejando atr¨¢s a una joven que le suplica de rodillas que no se vaya. Algo m¨¢s all¨¢, en dos esculturas distintas, los dos retratan a parejas en estado de fusi¨®n. Pero mientras ¨¦l esculpe a un hombre erguido y autoritario, era prefiere colocarlo de rodillas. ¡°Nuestro objetivo principal es dar a conocer a Claudel m¨¢s all¨¢ de esa dimensi¨®n biogr¨¢fica, pero es cierto que, a veces, cuesta separar vida y obra¡±, admite Bertran.
A partir de 1898, la ruptura se consuma. El lenguaje escult¨®rico de Claudel cambia entonces radicalmente. Crea obras ¨ªntimas e inclasificables, influidas por el art nouveau y las formas de la naturaleza, en alg¨²n punto entre la escena de g¨¦nero y la alegor¨ªa universal. En 1913, tras distintas crisis, Claudel es internada en un manicomio, del que no saldr¨¢ hasta su muerte. All¨ª dejar¨¢ de esculpir, convencida de que su antiguo amante la esp¨ªa para robarle sus ideas. Un siglo m¨¢s tarde, la historia del arte ha terminado por encontrar un hueco a esta artista maldita. La iron¨ªa del destino es que la inauguraci¨®n del museo, varias veces retrasada desde 2014, termine coincidiendo con el centenario de Rodin.
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