Cofrad¨ªas de la Pasi¨®n, entre el culto, la cultura y el espect¨¢culo tur¨ªstico
Un nuevo libro se suma a la vasta obra sobre los penitentes y las procesiones
Fascinados por la terrible pasi¨®n y muerte en la cruz de Jes¨²s de Nazaret, los ex¨¦getas cat¨®licos adjudican poderes de conversi¨®n a la escenificaci¨®n de las ¨²ltimas 12 horas de vida del fundador cristiano. ?Cu¨¢ntos latigazos?, ?con qu¨¦ tipo de l¨¢tigo?, ?hasta qu¨¦ grado de ensa?amiento? Miles de libros, cientos de pel¨ªculas y documentales e incontables pintores y escultores, entre ellos los m¨¢s grandes, se han recreado en esa biograf¨ªa, por lo dem¨¢s imposible de datar.
¡°Dios ha muerto y ha sido crucificado por m¨ª¡±, gritaba desaforado el dominico Girolamo Savonarola, atormentando la vida espiritual de la culta Florencia en el siglo XV. Domin¨® la ciudad durante 16 a?os, hasta que sus enemigos lograron ahorcarlo y quemarlo en una hoguera, en 1498, con dos de sus hermanos de predicaci¨®n. Tras aquella pesadilla se vuelve a extender la pol¨¦mica y sangrienta tradici¨®n de los flagelantes ¡ªque hab¨ªa nacido en el siglo XIII en Perugia¡ª y, m¨¢s tarde, la organizaci¨®n de cofrad¨ªas como las conocemos en la actualidad, multitudinarias. Hay cientos de miles de cofrades en Espa?a.
Son incontables los estudios sobre este fen¨®meno religioso. Francisco Galtier Mart¨ª, catedr¨¢tico de Historia del Arte en la Universidad de Zaragoza, firma el ¨²ltimo: Cofrades camino del cielo, vistos a trav¨¦s de sus im¨¢genes: desde los or¨ªgenes hasta el Concilio de Trento (Prensas de la Universidad de Zaragoza/Alma Mater Museum).
Este mundo ha atravesado todo tipo de conflictos, desde la pr¨¢ctica desaparici¨®n de las cofrad¨ªas de flagelantes (cofrad¨ªas de sangre se las conoci¨®) hasta sus estructuras actuales, no exentas de pol¨¦mica. ¡°Las procesiones no son un espect¨¢culo¡±, proclamaron la semana pasada las Juntas de Cofrad¨ªas y Hermandades de Espa?a. El hermano mayor de las Cofrad¨ªas Fusionadas de M¨¢laga, Eduardo Rosell, ped¨ªa ¡°respeto a las im¨¢genes porque en ellas se hace catequesis de la pasi¨®n, muerte y resurrecci¨®n de Jes¨²s¡±, informa Europa Press.
?Existe ese respeto entre la multitud atra¨ªda por las procesiones? Devotos aparte, que se cuentan por centenares de miles, abundan quienes las ven como un espect¨¢culo. En cambio, Ana P¨¦rez, presidenta de la Junta de Cofrad¨ªas de Toledo ¡ª20 cofrad¨ªas y 5.000 cofrades¡ª, sostiene que su gente cada vez tiene m¨¢s respeto hacia los pasos de Semana Santa y que, dentro de las propias hermandades, aumenta el respeto de las normas, ¡°como por ejemplo, no llevar deportivas o no ir masticando chicle¡±.
Tan absurdo es negar a las procesiones la devoci¨®n popular que entra?an como ocultar el debate que suscitan en una sociedad cada d¨ªa m¨¢s laica. Un ejemplo es la concesi¨®n de indultos a presos que el Gobierno otorga cada Semana Santa a petici¨®n de algunas cofrad¨ªas. Este a?o han salido a la calle siete condenados, y no fueron ocho porque la Cofrad¨ªa de Jes¨²s El Rico de M¨¢laga no cumpli¨® los requerimientos del Ministerio de Justicia. ?De d¨®nde les viene ese privilegio? En en 1759, la peste azot¨® M¨¢laga y los presos de la ciudad fueron los ¨²nicos que se atrevieron a sacar en procesi¨®n al Nazareno. Regresaron voluntariamente a las celdas al terminar y a semejante prodigio correspondi¨® la peste cesando al cabo de pocos d¨ªas, y tambi¨¦n el rey Carlos III indultando a un preso elegido por la cofrad¨ªa.
Los nombres de las hermandades sugieren las intenciones: pasi¨®n, dolor, sangre, sacrificios sin fin, rituales inconfesables¡ El libro del profesor Galtier Mart¨ª ilustra gran parte de esas historias, con estampas de elevado valor que hablan de fascinaci¨®n por el dolor, de ceremoniales er¨®ticos, de pasiones aut¨¦nticamente religiosas, de masoquismo... La tradici¨®n de los flagelantes, ¨¦mulos de la pasi¨®n de Cristo, se extingui¨® hace siglos entre largas discusiones de sabios y te¨®logos que aconsejaron al papa Clemente VI emitir una bula de prohibici¨®n por ¡°disciplina eclesi¨¢stica¡±.
La execraci¨®n papal tuvo que ver tambi¨¦n con el sexo. El profesor Galtier cita al respecto un estudio del te¨®logo belga Patrick Vandermeersch (Brujas, 1946), publicado en Espa?a con el t¨ªtulo Carne de Pasi¨®n (Trotta). Ah¨ª desvela los motivos de aquella prohibici¨®n, los argumentos de los que se opon¨ªan y los casos que dieron aire a la pol¨¦mica, como aquel que provoc¨® la ira de los detractores, porque ¡°los azotes se propinan en las nalgas¡±.
Tambi¨¦n estudia Vandermeersch uno de los pocos casos de supervivencia de disciplinantes, en el pueblo riojano de San Vicente de la Sonsierra, de apenas 1.000 habitantes. En este ritual, que se celebra cuatro veces al a?o ¡ªJueves y Viernes Santo, 3 de mayo y 14 de septiembre si caen en domingo¡ª, algunos hombres, con el rostro cubierto con capirotes blancos, vistiendo una t¨²nica que deja la espalda al descubierto, con cadenas en los tobillos, se flagelan en un largo viacrucis, entre cientos de personas que procesionan. Son los picaos, unos misteriosos penitentes (ocultan su identidad) que se golpean la espalda hasta magullarla. Mientras se azotan, los acompa?antes, con la cara descubierta, vigilan a cada disciplinante, invit¨¢ndole a la calma si da muestras de entrar en trance, o anim¨¢ndole cuando sus fuerzas flaquean.
Vandermeersch estudi¨® durante 10 a?os el caso de los picaos y abunda en las razones de excitaci¨®n sexual que movieron anta?o a muchos flagelantes, entre otros el famoso ¡ªy equ¨ªvoco¡ª rey de Francia Enrique III, ¨²ltimo de los Valois, y su secta de favoritos.
Cambiar las misas para ver el f¨²tbol
Siglos atr¨¢s ¡ªy en Espa?a, hasta hace apenas 50 a?os¡ª, la jerarqu¨ªa cat¨®lica impon¨ªa a las autoridades civiles que ning¨²n espect¨¢culo mundano distrajese a los fieles de las obligaciones que ten¨ªan para con su Iglesia, en especial los domingos y dem¨¢s fiestas de guardar. La Semana Santa llegaba a exacerbar las exigencias: no pod¨ªan abrir las salas de fiesta y tampoco sonar la que entonces se conoc¨ªa como m¨²sica ligera, aparcada sin distingos en favor de la cl¨¢sica, por m¨¢s que fuera mundana.
Este a?o, en cambio, las jerarqu¨ªas del catolicismo compiten a todas horas con el mejor f¨²tbol (eso se supone) y algunos sacerdotes rurales est¨¢n cambiando los horarios de sus misas a petici¨®n de una feligres¨ªa m¨¢s interesada en Leo Messi y en Cristiano Ronaldo que en c¨®mo Cristo subi¨® en domingo, muy temerariamente, hacia Jerusal¨¦n montando salerosamente un pollino.
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