Seguimos sin noticias de Gurb
Cr¨®nica del ¨¢gape tras al acto acad¨¦mico en los jardines alcala¨ªnos a la manera de uno de los relatos m¨¢s populares de Mendoza
12.00. Hace 27 a?os, seg¨²n el calendario terr¨ªcola, desviamos una misi¨®n extraterrestre a la Tierra para tratar de encontrar a uno de los nuestros, Gurb. Se nos escap¨® por los pelos. Meses atr¨¢s, tuvimos noticia en nuestro planeta de que Eduardo Mendoza, autor que detall¨® la misi¨®n en una novela, iba a recibir el Premio Cervantes en Alcal¨¢ de Henares, as¨ª que decidimos presentarnos all¨ª a ver si ten¨ªa noticias de Gurb. Consultado el Cat¨¢logo Astral Terrestre Indicativo de Formas Asimilables (CATIFA), adoptamos una apariencia poco llamativa dadas las circunstancias: tuno con bandurria y f¨¢cil acceso al galardonado.
13.10. Han terminado los discursos. Mendoza es de esos escritores que prefieren hablar m¨¢s de lo que leen que de lo que escriben ellos mismos. En este caso, ha recordado a un tal Don Quijote. La gente se re¨ªa. Un individuo a quien llamaban ministro de Educaci¨®n, Cultura y Deporte ¡ªunas veces; otras, ??igo M¨¦ndez de Vigo¡ª y un humano apuesto y de gran altura al que se refer¨ªan como Rey tambi¨¦n hablaron. Ambos se refirieron en diversas ocasiones a Gurb, pero tampoco dieron noticias.
13.20. Una rubia nos confunde. Recuerden que hace 27 a?os, con la ayuda del CATIFA, hab¨ªamos dado a nuestro compatriota en Sin noticias de Gurb apariencia de una mujer que respond¨ªa al nombre de Marta S¨¢nchez. Esta otra rubia se llama Cristina Cifuentes. Es presidenta de la Comunidad de Madrid, y hoy, tras haber denunciado el ¨²ltimo caso de corrupci¨®n de su partido, el PP, nadie le quita ojo de encima. Habla con otro individuo, al parecer editor de Planeta. No planeta Tierra. Planeta, a secas, grupo editorial afectado por ese caso. Se nota tensi¨®n. Entre tanto, un joven apuesto que asegura haberse aficionado a Mendoza gracias a la historia que cont¨® sobre nuestro Gurb en el verano de 1990 por entregas en el diario EL PA?S cuando estudiaba en el colegio, se acerca a ¨¦l y le dice: ¡°?Tienes un momento para que haga de groupie y me firmes un aut¨®grafo?¡±. Ciudadano Albert Rivera va acompa?ado de otra ciudadana escritora, Marta Rivera de la Cruz. Mendoza acaba de mostrar una pluma Dupont que le han regalado sus primas de Madrid. Pero en vez de estrenarla, opta por un rotulador marca Pilot para la r¨²brica. Antes ha hablado de otras cosas. Concretamente, de una reuni¨®n que tuvo con Mariano Rajoy, el d¨ªa antes de la entrega y que se excus¨® diciendo que no acudir¨ªa al acto. Al parecer tampoco le dio noticias de Gurb.
13.30. Pasan canap¨¦s que llaman cigarros de morcilla y croquetas. Bebidas con vino, refrescos y zumos. Nos soplan que otra ministra presente, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, es quien, entre otras muchas cosas, controla los servicios secretos, pero tampoco da noticias de Gurb. El ministro de Cultura r¨ªe y r¨ªe. Nos habla de otro escritor: un tal Frederick Forsythe, a quien un d¨ªa conoci¨®. ¡°Pese a vender millones y millones de copias de sus libros le not¨¦ amargado. Alguien muy cercano a ¨¦l me confes¨®: es que hubiera preferido ser escritor de culto. Nunca llueve a gusto de todos¡±. A ??igo ¡ªya le tratamos en confianza¡ª le van lo que llama refranes. Cuando le coment¨® a Mendoza que hab¨ªa ganado el premio le dijo que era d¨ªa de sustituir su dicho favorito ¡ª¡°de perdidos al r¨ªo¡±¡ª, por otro: ¡°que nos quiten lo bailao¡±. Nos re¨ªmos mucho, pero no sabemos por qu¨¦. Nos es dif¨ªcil descifrar estos lenguajes terr¨ªcolas.
Cuando el ministro le coment¨® a Mendoza que hab¨ªa ganado el premio le dijo que era d¨ªa de sustituir su dicho favorito ¨Cde perdidos al r¨ªo-, por otro: que nos quiten lo bailao"
13.55. Los Reyes se van. Saludan a los presentes. Han hablado mucho con Mendoza, que se queda. Intentamos por todos los medios abordarle antes de cantarle con la tuna en la puerta. Pero se escabulle. Saluda a una lista de se?ores: Dar¨ªo Villanueva, director de la Real Academia Espa?ola, Miguel Falomir, del Prado, Juan Manuel Bonet, del Instituto Cervantes. El tal Cervantes debe de ser una especie de Dios de las letras cuyo esp¨ªritu o cuya sombra se nos hace cada vez m¨¢s alargada. Al parecer, como Mendoza hizo con Gurb, cre¨® un personaje lun¨¢tico y delirante, que iba acompa?ado de un desconfiado rechoncho con cara de poder tocar la pandereta en alguna tuna de la ¨¦poca. ?Habr¨¢n trabado ellos contacto con nuestro Gurb?
14.30. Abandonamos Alcal¨¢ de Henares. Seguimos sin noticias de Gurb.
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