Mar¨ªa Alvarez explora los placeres de la ¨²ltima soledad en Las Cinephilas
El documental de la directora argentina entrelaza las vidas de cinco pensionadas fan¨¢ticas del cine
En busca del tiempo perdido es el libro de Marcel Proust que interpretan Norma y su grupo de lectura en un viejo bar del centro de Buenos Aires. Luego, Norma sale a caminar y las pizzer¨ªas de la calle Corrientes la ven pasar junto a la c¨¢mara de Mar¨ªa Alvarez (Buenos Aires, 1976). Las Cinephilas, el documental que participa en la competencia argentina del Bafici retrata a tres mujeres separadas geogr¨¢ficamente, pero con sus almas atravesadas por un mismo elemento: el cine. Se trata de una de las ¨®pera prima que alimentan al festival de cine independiente de Buenos Aires y que tuvo sus dos primeras pasadas con localidades agotadas. ¡°Hacer la pel¨ªcula fue la b¨²squeda de mi propio futuro y no me dio miedo, para nada, porque s¨¦ que voy en esa direcci¨®n¡±, dice Alvarez a EL PA?S.
La Madrid de La Latina viaja en el cuerpo de Paloma. La mujer divide sus d¨ªas entre un grupo de canto y el piano de su casa. Tambi¨¦n concurre todos los d¨ªas a la filmoteca, no s¨®lo por las pel¨ªculas sino para salir de su ¨¢mbito de mujer mayor que ha tenido una vida agitada, o por lo menos eso muestran las paredes de su piso con balc¨®n. Selecciona las pel¨ªculas por sus t¨ªtulos, tambi¨¦n por los directores, aunque no se pone colorada cuando dice que Roberto Rosellini e Ingmar Bergman le importan ¡°una mierda¡±. Otra de las espa?olas de la pel¨ªcula es Leopoldina, una anciana discapacitada que se vale de un andador y la solidaridad de Montevideo, Uruguay, el lugar al cu¨¢l fue a parar. All¨ª se cruza con Luc¨ªa, una viuda de izquierdas a la que se le muri¨® un hijo pero se resiste a convertirse en ¡°una vieja de pelo corto color champagne¡±, como mucha de sus vecinas del Barrio Sur. Y que goza de participar en el documental "que me har¨¢ trascender".
¡°Me interesa el mundo interior¡±, se presenta Alvarez, ¡°Eso es lo que te salva en la vejez y no se construye de un d¨ªa para el otro, no es que de un d¨ªa para el otro te empieza a gustar el cine¡±. ¡°Estas mujeres que me abrieron la puerta de sus casas desde el primer d¨ªa, gracias a que son cin¨¦filas, tienen la cabeza muy abierta. Es gente muy conectada con el entorno, en b¨²squeda de cosas nuevas y que se animan a hacer cosas nuevas, no como las que puedo encontrar en la puerta del shopping o en el bingo. Eso se los dio el cine¡±, argumenta quien ganara un reconocimiento en el premio Fray Luis de Le¨®n de 2014 por la obra Qu¨¦mese antes de leerse. La directora realiz¨® una serie de ocho cap¨ªtulos llamada El Banco (2010), un mix entre documental y ficci¨®n en parte rodado en el viejo edificio del Banco Naci¨®n e interpretado por los propios empleados, pero el cambio de presidente de la instituci¨®n impidi¨® que vea la luz.
Los escenarios del filme, como las mujeres, conservan cosas en com¨²n. Entonces, el vagabundo que duerme a los pies de un Abitab en Montevideo se le parece al que lo hace en uno de los arcos de la Plaza Mayor de Madrid, o en un cajero autom¨¢tico de Buenos Aires o Mar del Plata. Son ciudades de cuestas inc¨®modas, ruidos brutales y sem¨¢foros rotos. La columna vertebral de la nostalgia rioplatense.
A las nombradas se le suman Chelo, siempre dispuesta a recordar entre risas alguna escena de pel¨ªcula y Estela, una suerte de Mourinho o Bilardo del cine en pleno festival de cine Mar del Plata, una obsesiva a la que una frase la define: ¡°La pel¨ªcula es la realidad y lo que yo veo me falsea la realidad. Reci¨¦n despu¨¦s me doy cuenta que son pel¨ªculas y que enga?an todo el tiempo¡±. Son las viejas, las descangayadas. De esas que barren las veredas del barrio al tiempo que educan con puteadas a los motociclistas que pasan frente a ellas. Algunas apenas pueden caminar pero son capaces de correr si no llegan al inicio de una pel¨ªcula. En Las Cinephilas, mujeres a las que el cine determina su vida y que la frase de una parece parece completar el sentir de la otra. Desde el cine Dor¨¦ al cine del Provincial en Mar del Plata; Desde la Sala Lugones en Buenos Aires a la Chaplin del Cine Universitario del Uruguay.
No es casual que en alg¨²n plano se entrometa la figura de la propia Alvarez. ¡°Yo sin el cine no podr¨ªa vivir, en realidad sin el arte en el que incluye el cine. Porque todo lo que hago es parte de lo mismo, expresarme. No lo hago solo a trav¨¦s del cine sino tambi¨¦n con el resto de las artes. Para m¨ª el arte ayuda a vivir¡±, finaliza la realizadora. Orgullosa de haber logrado su cometido.
Babelia
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