Una mesa roja ya cl¨¢sica
Tres obras de Maurice B¨¦jart jalonan un programa siempre interesante de ver. Dos piezas de la d¨¦cada del sesenta del siglo pasado (Bhakti, 1968 y Bolero, 1961) concebidas en Bruselas en los tiempos gloriosos del Ballet del Siglo XX y una de 1992 (El mandar¨ªn maravilloso), ya realizada en la precariedad que vivi¨® el core¨®grafo en los primeros a?os de su llegada a Lausana. Resulta inolvidable para el que escribe esta rese?a la entrevista a B¨¦jart en la ciudad suiza cuando apenas hab¨ªa abierto las maletas en 1987. Llegu¨¦ a la vez que Agust¨ª Fancelli y nos repartimos el tiempo y las preguntas al core¨®grafo marsell¨¦s, que no estaba precisamente de buen humor, pero nos atendi¨® de maravilla. Fancelli insisti¨® muy agudamente en Wagner. B¨¦jart, en esos d¨ªas, dio a todos una lecci¨®n de entereza, voluntad y prurito de artista. El conjunto viene ahora a Madrid usando Bolero como bandera est¨¦tica. Se cumplen el pr¨®ximo noviembre 10 a?os de la muerte del Maestro; Bolero tiene 56 a?os de creado y a Bhakti le faltan unos meses para alcanzar el medio siglo. Ambas coreograf¨ªas se sostienen, hacen vibrar y pensar, transmiten su enorme poder visual, sus geometr¨ªas y su estilo de s¨ªntesis cor¨¦utica. Vale la pena escarbar en alguna de ellas, intentar una ubicaci¨®n en su tiempo (que es el nuestro,) a trav¨¦s del parear y de la l¨®gica del pensamiento creativo.
B?JART BALLET LAUSANNE
Bolero (Maurice Ravel); "Bhakti III" (m¨²sica tradicional hind¨²) y "Le mandarin merveilleux" (B¨¦la Bart¨®k): coreograf¨ªas de Maurice B¨¦jart. "Tomb¨¦es de la derni¨¨re pluie": coreograf¨ªa: Gil Roman, m¨²sica: Franz Schubert y Citypercussion (Thierry Hochst?tter & jB Meier). Teatros del Canal. Hasta el 30 de abril.
Bolero (en el original franc¨¦s Le Bol¨¦ro) de Maurice Ravel fue creada y estrenada en 1928 en la ?pera de Par¨ªs Garnier; la pieza estuvo dedicada y escrita para la artista rusa Ida Rubinstein (no bailaba ni actuaba bien, pero era poderosa dentro y fuera de la escena), que la encarg¨® al compositor, y se escenific¨® ese 22 de noviembre en la coreograf¨ªa de Bronislava Nijinska; el partenaire de Rubinstein fue Anatol Vilzak que luego en Am¨¦rica escribi¨® mucho sobre la gesta. La versi¨®n original se deb¨ªa desarrollar en una taberna del sur de Espa?a donde una bailarina descalza danzaba sobre una de las mesas del sal¨®n o caf¨¦ de candil (motivo muy repetido y ya presente en un popular grabado de Dor¨¦ aparecido en el ¡°Viaje por Espa?a¡± de Davillier, detalle que vuelve varias veces a escena hasta ser magnificado en la versi¨®n de Maurice B¨¦jart (debut en el Teatro de La Moneda de Bruselas el 10 de enero de 1961 y bailado por la yugoeslava Duska Sifnios); los dise?os originales de 1928 eran de Alexandre Benois y se inspiraban en Goya, no le gustaron nada a Ravel y situaban la taberna en el arrabal barcelon¨¦s, un desquicie. Bronislava Nijinska retom¨® la obra en 1932 para su propia compa?¨ªa con nuevos dise?os de Natalia Gontcharova y lo repuso para el Gran Ballet del Marqu¨¦s de Cuevas en 1954 con Marjorie Tallchief (descalza) y Vladimir Skouratov como protag¨®nicos.
Otras versiones de conjunto, hist¨®ricas e importantes, han sido las de Ruth Page (bajo el t¨ªtulo Iberian monotone, 1930); Boris Romanov (1932); Mijial Fokin, 1935 (siempre para la compa?¨ªa Rubinstein con toques expresionsitas); Serge Lifar (1941), Encarnaci¨®n y Pilar L¨®pez (1943); Aurelio Milloss (1944, en la ?pera de Roma con Ugo Dell¡¯Ara con figura central en masculino tocado de sombrero cordob¨¦s); tras B¨¦jart, Leonid Lavrovski (1964) en el Bolshoi de Mosc¨²; Gigi Caciuleanu (como ¡°La sombra de las velas¡±, 1972) y Roland Petit (1996, creado para Luc¨ªa Lacarra en Marsella). Existen as¨ª mismo versiones del ¡°Bolero¡± como solo de danza, tal como lo hicieron Dore Hoyer (1945) y Anton Dolin (1940), entre otros; algunos estudiosos han considerado que estas versiones en mon¨®logo estricto influyeron en la de B¨¦jart, que puede entenderse como un solo acompa?ado del muy decorativo bloque coral masculino. A?os despu¨¦s B¨¦jart comenz¨® a alternar el rol de La Melod¨ªa (la mujer) por un hombre, y as¨ª hasta hoy.
¡°Bolero¡± es un movimiento orquestal ¨²nico inspirado en un motivo de una danza espa?ola (del que se discute con frecuencia todav¨ªa su origen popular, pero descartado del todo la g¨¦nesis oriental), teniendo su principal caracter¨ªstica en el ritmo y el tempo invariable, como una melod¨ªa tambi¨¦n ¨²nica y obsesiva que se lleva a un crescendo final de gran fuerza, verdadera explosi¨®n sonora. El compositor siempre se mostr¨® muy prudente en sus juicios sobre ¡°Bolero¡±, que como se sabe, se iba a llamar en un principio Fandango. El caso es que la obra que ha estado por d¨¦cadas en el n¨²mero uno de interpretaci¨®n y recaudaci¨®n de derechos de autor a nivel global, tambi¨¦n se la conoce como ¡°tumba de los core¨®grafos¡± ante la multitud de fracasos que acumula en intentos de llevarlo a la escena. La versi¨®n de B¨¦jart, a d¨ªa de hoy, tiene la consideraci¨®n de un ¡°cl¨¢sico moderno¡± y se sigue representando con ¨¦xito.
La velada madrile?a se complet¨® con un fragmento del Bhakti, el m¨¢s popular del ballet original en tres secciones (bailado por la rusa Katerina Sh¨¢lkina y el franc¨¦s Fabrice Gallarrague, ambos espl¨¦ndidos). Bhakti se cre¨® unos meses despu¨¦s de salir el disco de The Beatles Sargent Peppers Lonely Hearts Club Band en el apogeo de la psicodelia, la fiebre por Ravi Shankar y su sitar. Todo eso habita en la pieza. Tambi¨¦n se vio la creaci¨®n de Gil Roman titulada Tomb¨¦es de la derni¨¨re pluie, donde prima el solista masculino acompa?ado de cuerpo de baile femenino. La compa?¨ªa, muy renovada y con nuevos elementos, aparece vital y preparada, con varios int¨¦rpretes espa?oles, entre ellos, Javier Casado, Hayd¨¦e Herrero, Carme Andr¨¦s y Elisabet Ros, que se mostr¨® experta e intensa en Bolero.
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