El pan¨®ptico digital

En su ensayo Pop Control, Miguel Ib¨¢?ez recog¨ªa las conclusiones de Neil Postman en Amusing Ourselves to Death al confrontar los modelos dist¨®picos de George Orwell y Aldous Huxley: ¡°En 1984 las personas son controladas mediante el dolor; en Un mundo feliz son controladas mediante el placer; Orwell tem¨ªa que nos destruyese lo que odiamos; Huxley tem¨ªa que nos destruyese¡­ aquello que adoramos¡±. Ib¨¢?ez cerraba su argumentaci¨®n con una referencia visionaria: la desarticulaci¨®n del fantasma de 1984 en el c¨¦lebre spot, dirigido por Ridley Scott, para el lanzamiento del primer Mac. Una nueva distop¨ªa tomaba el relevo a (est¨¦tico) golpe de martillo.

Recogiendo el testigo de J. G. Ballard en el arte de proponer consistentes y perturbadoras construcciones dist¨®picas a partir de lo que ya ha empezado a manifestarse en la realidad, Dave Eggers public¨® en 2013 El c¨ªrculo, novela en la que un infocomunismo gestionado por la modalidad m¨¢s depredadora de las din¨¢micas capitalistas permit¨ªa reconocer la pesadilla latente en la era de la transparencia, las redes sociales y la comunidad virtual globalizada. El escritor optaba por describir ese universo (que es el nuestro, con sutiles variantes) a trav¨¦s de los ojos de una creyente y se esforzaba en lograr, sirvi¨¦ndose de elegantes di¨¢logos socr¨¢ticos, que los perversos planteamientos de esa corporaci¨®n encaminada a integrar todo poder sonaran sensatos, ut¨®picos y hasta deseables. Eggers tambi¨¦n acertaba al poner el ¨¦nfasis en la dimensi¨®n moral del asunto, imaginando un nuevo totalitarismo cuyo poder de seducci¨®n se basaba en garantizar la perfecci¨®n ¨¦tica de sus sometidos.

Resulta, pues, descorazonador que haya sido el propio escritor el corresponsable de extirparle todo el potencial provocador a su trabajo en la adaptaci¨®n que firma James Ponsoldt tras la notable The End of the Tour (2015). El director toma una buena decisi¨®n estil¨ªstica al contrastar los arm¨®nicos, casi ingr¨¢vidos movimientos de c¨¢mara en el interior del C¨ªrculo con la inestabilidad, c¨¢mara en mano, de una vida exterior capturada en tonos apagados, pero opta por el recurso m¨¢s f¨¢cil al traducir las interacciones de la protagonista con sus seguidores mediante las ya tan socorridas burbujas de texto invadiendo plano. El gui¨®n que firman Ponsoldt y Eggers condena algunos estimulantes personajes del libro a la insignificancia ¨Cel caso del de John Boyega-, pero lo m¨¢s sonrojante es su decisi¨®n de culminar el discurso con una nota tranquilizadora. Como si esto no fuera una advertencia, sino¡­ un spot.