‘El ministerio del tiempo’ salta al cómic: Un Stan Lee espa?ol e involuntario
Javier Olivares, cocreador de la serie, ejerce como icono y bandera de la cultura pop espa?ola
"?El Stan Lee espa?ol? De edad a lo mejor, sí. Yo lo que soy es un hombre muy cansado. Que hace y llega adonde puede". Un par de minutos después, el guionista de relumbrón de su tebeo, El Torres, lo confirmaba. "Dice que no. Pero es cierto. Tiene un cameo dentro del tebeo". No era el primero de Javier Olivares en su ficción. En el episodio de realidad virtual de El ministerio del tiempo, Olivares también cameaba entre las bambalinas de su obra, esa serie que ha roto todas las barreras (?autoimpuestas?) del panorama cultural espa?ol.
El pasado viernes, en el 20 de la calle Estrella de Madrid donde se alza la tienda de tebeos Omega Center, ciento y algo almas se apelotonaron para ver a los veteranos Pablo Lara, Cayetana Guillén Cuervo, Francesca Pi?ón, Nacho Fresneda, Javier Olivares y los neófitos, El Torres (guionista), Desiree Bressend (guionista), Javier Martínez (dibujante), Sandra Molina (colorista), Alejandro García (separador de color) y Joseba Basalo (editor). Fue un toma y daca continuo de amor de los creadores a sus fans y de sus fans a los creadores que sirvió para constatar de nuevo que Olivares es un Stan Lee. Es el primer creador en Espa?a que consigue plasmar un universo de cultura popular que resuena con la gente.
Que el ministerio del tiempo sea tebeo es para Olivares algo "natural. Cuando hacemos los guiones yo digo, más cómic, más cómic. Es su estado natural. Ha sido muy fácil". Cuesta poco darle la razón apenas ojeando Tiempo al tiempo (Aleta, 2017), título de esta historia de cuatro capítulos. Desde el comienzo, El Torres y Bressend se recrean en lo bien que le sienta el formato en vi?etas al Ministerio. Lo primero que se encuentra el lector, después de un prólogo de Olivares del que hablaremos en breve y un organigrama de personajes, es con una portada que reza: "Javier y Pablo Olivares. EL MINISTERIO DEL TIEMPO. 300 Ilustraciones A TODO COLOR. Joyas literarias juveniles. 15 PTS." Bajo este titular, una imagen que podría pertenecer a una novela de a duro pulp, el cuchillo ensangrentado de un hombre en primer plano y tres personajes al fondo, preparándose para la inminente batalla a muerte.?
Antes, en el prólogo, Olivares apuntaba esta reflexión: "'No somos superhéroes, somos funcionarios', decía Irene en el primer capítulo. No se lo digáis, pero los funcionaros se han convertido en héroes. No solo por los problemas que resuelven. También, por sobrevivir a ellos [...]. Vosotros los convertisteis en héroes, en mitología pop de un país tan despectivo con lo popular, tan lleno de pedantones al pa?o que miran, callan y piensan que saben porque no beben el vino de las tabernas. Por eso se merecían ser carne de cómic. No quedaba otro remedio".
El "Vosotros" es la clave de este planteamiento transmedia que crece en complejidad y ambición y al que solo le queda videojuego y película para poner pica en Flandes en todos los medios masivos con los que conectar con la gente. El "Vosotros" desempe?ó un papel esencial durante la hora y media larga en la que actores, dibujantes, guionistas y Stan Olivares se dedicaron un pin pon de mutuo afecto y reflexión. Una chica bisexual, miembro de la LGTB, alababa a Cayetana y Olivares por ser capaces de reflejar la sexualidad de Irene sin hacer de ella un rasgo de brocha gorda que estigmatizara al personaje. Olivares aprovechó la ocasión para rejonear al abochornado Pablo Motos, el día después de su infame entrevista a Las chicas del cable. "Habría que ver qué le contestaría Irene Larra (Guillén Cuervo) a esas preguntas". Ovación de palmas calientes de parte de su público.
Es en este entusiasmo desbordante de quienes ven, leen, comentan y crean comunidades de fans de los personajes donde se aprecia el fenómeno inédito e inexplicable, al menos para los pedantones al pa?o, de El ministerio del tiempo. El entusiasmo de El Torres al declararle a este periódico: "Fui feliz cuando supe que mi historia iba a ser canon". ?Canon! Canon como si habláramos de decidir cómo va a morir Luke Skywalker o cómo debería afrontar la paternidad Bruce Wayne. Canon porque el creador siente, El Torres en este caso, que puede dejar su huella en un universo que ha moldeado los sue?os de un país, haciéndole creer que ante el escepticismo de mala baba cabe asumir una actitud so?adora y rebelde.
La pregunta clave es si será flor de un día, cometa de una noche, o si el impulso de Olivares dará a luz una nueva generación de autores espa?oles que amen compartir con el público una buena taza de vino de taberna. "Este país ha masacrado la posibilidad de una cultura pop. Desde el desprecio de la cultura de una ideología hasta la seriedad trascendental de la otra, todo lo que es dise?o, cómic, moda siempre ha sido [a estos ojos] una mariconería. Yo soy super-pop. Pablo y yo queríamos que esta serie lo fuera", apuntó Olivares.
El Torres es so?ador y quiere creer que es posible: "De todas las imaginaciones comunes que se fascinan con esta serie surge un río común que hacía mucho tiempo que no veíamos en Espa?a. Dentro de 15 a?os, cuando tengamos un montón de obras así, se podrá echar la vista atrás y decir del Ministerio: 'Fueron los primeros'. Hay público, hay lectores de cómic, hay gente que le gusta el género. Cuando se habla de cultura pop, pensamos que hablamos de lo banal. Y no es así, en absoluto. Se puede hablar de lo trascendente y divertir, fascinar y ense?ar. Creo que esto solo es el inicio". Sandra Molina, colorista del cómic, lo concreto en la propia industria de las vi?etas: "Me encantaría ver que esto sirve de impulso. Porque en Espa?a tenemos un círculo vicioso: la gente no compra, por lo tanto, la industria no se mueve, por lo tanto la gente compra menos. Y nos acabamos yendo".?
Si algo tiene ya de ventaja Javier Olivares respecto a Stan Lee como papá de mundos infinitos es cómo es percibido. Lee se ha convertido en poco más que un chiste, una sonrisa, unas gafas y un bigote que pulula cansinamente por todas las grandes películas que le deben (parcialmente) la paternidad. Olivares es percibido como venerable profesor, como voz docta que sabe pintar las glorias y miserias de Espa?a sin temer ese momento de pura aventura donde reina la capa y la espada. Hombre muy, muy cansado. Héroe involuntario, como los funcionarios del Ministerio.
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