El artista sudafricano William Kentridge, premio Princesa de Asturias de las Artes
El polifac¨¦tico creador cuenta en su obra con dibujos, pinturas, grabados, 'collages', esculturas y fotograf¨ªas
Como los grandes pintores del Renacimiento,?William Kentridge (Johannesburgo, 1955) fue capaz de dotar al dibujo de un poder de cambio, una herramienta al servicio de la emancipaci¨®n social. Casi sin querer, fund¨® una Accademia de seguidores enamorados de su trazo obsolescente, consiguiendo el reconocimiento de un formato nunca suficientemente valorado desde la modernidad. El premio Princesa de Asturias de las Artes 2017, concedido por un jurado integrado por cr¨ªticos, artistas y profesionales ligados al mundo de la ¨®pera y el teatro, parece contradecir el sentido de la distinci¨®n que este autor sudafricano ha obtenido en Oviedo. Porque Kentridge alcanz¨® el aprecio de instituciones, marchantes y cr¨ªtica cuando comenz¨® a colocar la lupa del espect¨¢culo art¨ªstico sobre sus pel¨ªculas m¨¢s modestas hasta convertirlas en imponentes escenograf¨ªas, instalaciones, proyecciones multimedia y teatrillos de marionetas que funcionaban con la precisi¨®n de un reloj suizo. En cualquier caso, se sirvi¨® del arte del dibujo para hablar de la pesadilla de la exclusi¨®n social y el sufrimiento humano, la dominaci¨®n y la emancipaci¨®n de la era postcolonial del siglo XX.
William Kentridge es descendiente de lituanos y alemanes jud¨ªos. Sus bisabuelos fueron un profesor de hebreo y un shochot (matador ritual) en Ciudad del Cabo, y su padre un prestigioso abogado especializado en la defensa de las v¨ªctimas de torturas durante el apartheid. Profesor de grabado, guionista, director de cine y teatro, Kentridge vive y trabaja en Johannesburgo. De 1975 a 1991, form¨® parte de The Junction Avenue Theatre Company, en Johannesburgo y Soweto. En los a?os posteriores, colabor¨® como actor, director y escen¨®grafo en The Handspring Puppet Company, interpretando con personas y marionetas obras como Wozzeck, Fausto y Ub¨² Rey (de la que derivaron las pel¨ªculas hechas con dibujos Ub¨² Projects y Ub¨² and the Truth Comission). Desde una perspectiva sudafricana, Ubu era para ¨¦l una met¨¢fora dotada de una gran fuerza para aludir a la insensata pol¨ªtica de segregaci¨®n racial impuesta por la poblaci¨®n blanca como si se tratase de un sistema racional. Uno de sus grandes ¨¦xitos sobre las tablas fue Il Ritorno d' Ulisse para el Lunatheatre de Bruselas,una versi¨®n de la ¨®pera de Monteverdi (1641) que Kentridge tambi¨¦n sit¨²a en la ?frica de finales de los noventa, concebida para cantantes, marionetas y animaci¨®n. Como en obras anteriores, el p¨²blico ir¨ªa cambiando constantemente entre la identificaci¨®n con la realidad de los personajes de ficci¨®n -las marionetas- y la conciencia de la maquinaria teatral -los manipuladores de los mu?ecos, visibles en el escenario-. En 1999, el Macba present¨® su primera retrospectiva en Espa?a. Desde entonces, su obra ha estado presente en exposiciones y eventos a lo largo del planeta (Documenta X y XIII), con una recurrencia a menudo desgastante desde que el avance en las t¨¦cnicas de la imagen digital ha ido en paralelo con una mayor estimaci¨®n de determinados recursos pasados de moda, en esa tendencia anti-disneyzaci¨®n del cine y el dibujo (Raymond Pettibon, Tacita Dean, James Coleman).
El?enfoque de los dibujos de William Kentridge no es una l¨ªnea, como cabr¨ªa en un digno heredero de Hogarth, sino el borrado, por el cual las huellas de las l¨ªneas vagas e ininteligibles permanecen en la p¨¢gina, formando una niebla de carboncillo. Este tipo de revestimiento se denomina ¡°palimpsesto¡± y fue usado en las m¨¢s tempranas t¨¦cnicas de grafismo hechas por el ser humano, en las cuevas donde se representaban animales superpuestos unos sobre otros, como los bisontes que tapan grupos de presas. C¨¢mbiese animales por personas fusionadas, superpuestas o divididas, como un comentario a las muchas cuestiones identitarias.
El artista convierte ese pastel de capas difusas en un dibujo animado que proyecta sobre una pantalla, en la que los personajes vuelven a aparecer y desaparecer como si rodaran por el tambor de un zootropo. El propietario de minas Soho Elkstein, el artista Felix Teitelbaum (que mantiene un idilio secreto con la esposa de Elkstein) o la top¨®grafa negra Nandi son algunos de los personajes creados por Kentridge en pel¨ªculas que se alimentan de historias del contexto de su pa¨ªs y el postapartheid, en una era de postnacionalismos y de responsabilidad europea en la explotaci¨®n del continente africano. Kentridge es el ejemplo de?es el ejemplo de c¨®mo una obra que desde los setenta se mantuvo en una distancia geogr¨¢fica y conceptual del centro, acaba siendo central en el arte contempor¨¢neo.
Babelia
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