Nick Cave: un respeto por la canci¨®n
Una antolog¨ªa repasa la carrera del m¨²sico, lejos de los lugares comunes sobre su obra
Los textos incluidos en Lovely Creatures (1984-2014), antol¨®gica de Nick Cave & The Bad Seeds, aparentan poca relaci¨®n entre s¨ª y en una primera lectura superficial podr¨ªa hasta pensarse que su encargo y posterior ordenaci¨®n en el libro lujosamente editado no han sido meditados suficientemente. En una segunda aproximaci¨®n queda aclarada la intenci¨®n del material (nuevos ensayos cr¨ªticos y revisiones de otros que vinieron en su d¨ªa a analizar la obra del artista australiano), as¨ª como su efectividad para articular los ejes de este recopilatorio que son los mismos de 30 a?os de carrera de Cave. Est¨¢n aqu¨ª todos los temas recurrentes y lugares ¡ªdemasiado¡ª comunes con los que se ha analizado hist¨®ricamente la obra del australiano: su particular visi¨®n del Antiguo y del Nuevo Testamento, la construcci¨®n de una iconograf¨ªa propia de car¨¢cter casi mitol¨®gico alrededor de los rituales paganos o religiosos, los placeres de la carne, la violencia en una acepci¨®n amplia y extrema, la culpa y su redenci¨®n¡
Esos motivos resuenan en las 45 canciones ordenadas cronol¨®gicamente (sin rastro de material in¨¦dito), divididas en 3 CD, y en los 39 cortes que se agrupan en el DVD, entre interpretaciones en directo y extractos de entrevistas, que hacen avanzar la acci¨®n y cumplen la funci¨®n del narrador. La mayor¨ªa eran conocidas, y las que no lo eran, el material in¨¦dito, funcionan bien como documento para completistas, pero no a?aden nada realmente jugoso. Adem¨¢s, su calidad deja bastante que desear.
Entrar a valorar el acierto o desacierto de la selecci¨®n del material ?ser¨ªa un sinsentido: el fan siempre hubiese a?adido tal o cual canci¨®n y ?hubiese obviado aquella otra. Lo cierto es que el repertorio elegido funciona como perfecta puerta de entrada para los reci¨¦n llegados a una de las obras m¨¢s complejas de la m¨²sica contempor¨¢nea y como artefacto de disfrute para el conocedor del trabajo de Cave y sus Bad Seeds. Conviven aqu¨ª cortes inexcusables de estos 30 a?os como ¡®Tupelo¡¯, ¡®Stranger Than Kindness¡¯, ¡®The Mercy Seat¡¯, ¡®The Weeping Song¡¯, ¡®The Ship Song¡¯, ¡®Do You Love Me?¡¯, ¡®Red ?Right Hand¡¯, ¡®Stagger Lee¡¯, ¡®Where The Wild Roses Grow¡¯, ¡®Into My ?Arms¡¯, ¡®God Is In The House¡¯, ¡®Hiding All Away¡¯ o ¡®Higgs Boson Blues¡¯. El resultado es un tenso y crudo viaje por las formas m¨¢s cl¨¢sicas de la m¨²sica tradicional americana (Cave es un devoto y enciclop¨¦dico conocedor del blues, el country o el g¨®spel) atravesada de vanguardia bien entendida (dos de sus colaboradores m¨¢s cercanos en estos 30 a?os, Blixa Bargeld y Warren Ellis, son verdaderos puntales de la m¨²sica experimental de nuestros d¨ªas).
En pocas ocasiones se puede utilizar el t¨¦rmino ¡°cl¨¢sico contempor¨¢neo¡± con m¨¢s propiedad que en esta.
El repertorio elegido funciona como perfecta puerta de entrada para los reci¨¦n llegados a una de las obras m¨¢s complejas de la m¨²sica contempor¨¢nea
En algunos ensayos (disponibles solo en la edici¨®n de lujo, 3 CD + DVD + libro) aguardan las claves que hacen intemporal la obra del australiano. Se desmonta, por ejemplo, esa pretendida influencia ejercida por las ciudades (Londres, Berl¨ªn, S?o Paulo, Nueva York, Brighton) en sus composiciones. ¡°En realidad¡±, explica el m¨²sico, ¡°me han influido dos cosas, las mujeres que he conocido en cada proceso creativo y el lugar concreto de trabajo ¡ªmesa, oficina, habitaci¨®n¡ª en el que he creado cada ¨¢lbum, pero no las ciudades en s¨ª¡±. Se ilustra tambi¨¦n el cambio que ha sufrido Cave en el proceso creativo con el que enfrenta sus composiciones: del caos casi total de sus inicios, en los que los discos se empezaban y terminaban en el estudio de un modo an¨¢rquico, a su rutina actual de trabajo diario con horario de oficinista en Brighton.
El resultado dibuja a un Cave hi?peractivo en todas sus ¨¦pocas, un creador en constante b¨²squeda, necesitado de movimiento perpetuo, imagen que enlaza con dos de los textos de mayor calado: el de Adrian Martin sobre lo cinem¨¢tico en la m¨²sica de The Bad Seeds y el de Gerard Elson sobre la continua preocupaci¨®n de la evoluci¨®n en el sonido de la banda. La lucha de contrarios (lo divino y lo humano, lo sagrado y lo profano, la adicci¨®n y su abstinencia) se apunta como uno de los motores centrales de su trayectoria. Y si bien se cita a los referentes habituales ¡ªLeonard Cohen, Elvis Presley, Johnny Cash, John Lee Hooker, Federico Garc¨ªa Lorca¡ª, al mismo tiempo se huye (acertadamente) del clich¨¦ de creador g¨®tico y autodestructivo que durante tantos a?os se ha asociado con Cave.
Por si fuera poco, Mick Harvey (quiz¨¢ su colaborador m¨¢s cercano y longevo en el tiempo) brinda, al final, la que seguramente sea la esencia de su obra: Cave es un compositor met¨®dico con un intenso y profundo respeto por la canci¨®n como forma de arte, capaz de construirla y destruirla con el mismo conocimiento y resultados que est¨¢n al alcance de unos pocos elegidos.
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