Feminismo en camiseta
Dior ha lanzado una prenda de vestir con el lema 'We Should All Be Feminists', la elocuente conferencia de la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie
Cualquier frase, por bella que sea, entrecomillada y colgada en un muro de Facebook siempre va a acabar pareciendo escrita por Paulo Coelho. Eso es as¨ª. Tanto da que le a?adas abajo la autor¨ªa y resulta que la dijo o la escribi¨® Pepe Mujica, Saramago, Sampedro o el mismo Einstein. Se trata de una transmutaci¨®n de la autor¨ªa intelectual a la que todav¨ªa los cient¨ªficos no han dado respuesta, pero aqu¨ª estoy yo para constatar que dicho fen¨®meno se produce. S¨ª, queridos lectores, son muchos a?os leyendo frases entrecomilladas porque a la vista est¨¢ que hay gente que tiene una enorme fe en las frases y hay personas buenas que respondiendo a esa necesidad social han creado p¨¢ginas en donde nos sirven sentencias entrecomilladas con letras en cursiva y la foto de quienes las pronunciaron, pongamos, de un Martin Luther King. Nos dan as¨ª el trabajo hecho y podemos colgar en nuestros muros el pensamiento del d¨ªa y sentirnos un poco mejor. Aunque tampoco el doctor King se libra: entresacas una frase de su m¨ªtico discurso del 63 y tambi¨¦n parecer¨¢ de Coelho. Es fundamental que las frases no tengan m¨¢s de 140 caracteres porque si reproducimos un p¨¢rrafo el lector agudo puede advertir matices y el lector perezoso, ay, se puede cansar.
Las frases entrecomilladas provocan tremendos malentendidos. Entrecomilla una frase de un art¨ªculo y puede que cambies el sentido de lo escrito; titula una entrevista con una frase del personaje y puedes hacerle quedar como un gilipollas. Servidora se compr¨® una camiseta en el Museo de los Derechos Civiles de Memphis con el siguiente lema: Well-Behaved Women Seldom Make History (Las mujeres que se portan bien raramente hacen historia). Me la pon¨ªa pensando que se refer¨ªa a que la lucha por la emancipaci¨®n femenina hab¨ªa requerido de mujeres poco d¨®ciles, desobedientes. Pues no. Un d¨ªa se me ocurri¨® buscar a la autora de la frase y vi que era Laurel Thatcher Ulrich, ganadora del premio Pulitzer de historia en 1976 con un libro que llevaba dicho t¨ªtulo. Muchas personas repararon en la frase pero no leyeron el libro, as¨ª que la historiadora fue la primera sorprendida al ver que su t¨ªtulo se convert¨ªa en un slogan tan reproducido en camisetas y tazas de caf¨¦ que es hoy una frase hecha a la que se ha otorgado un sentido (el que yo le di) equivocado. En realidad, Thatcher se refer¨ªa en su ensayo a que pocas de las mujeres que han hecho cosas notables han pasado a la historia. Era una leg¨ªtima reivindicaci¨®n de las olvidadas, pero inevitablemente pierde la picard¨ªa que la mayor¨ªa de las mujeres capt¨¢bamos.
Hay una frase que a punto est¨¢ de convertirse en lema, We Should All Be Feminists (Todos deber¨ªamos ser feministas), la elocuente conferencia de la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, publicada a modo de manifiesto y que en cinco a?os se puede catalogar como una referencia del pensamiento feminista. Adichie estar¨¢ al tanto de que su c¨¦lebre t¨ªtulo adorna hoy la pechera de una camiseta de Dior porque supongo que una marca de moda no se puede apropiar del t¨ªtulo de un libro sin el permiso de la autora, as¨ª que mi deseo es que se est¨¦ llevando alg¨²n porcentaje en concepto de derechos de autor de los 550 euros que cuesta la camisetilla, aunque no deja de resultar chocante que un t¨ªtulo que contiene tanta historia de postergaci¨®n, humillaci¨®n y desigualdad se vea transformado en algo banal, como un estampado, como el mero adorno de la temporada primavera-verano; para colmo, con semejante precio, aunque veo que tambi¨¦n existe la versi¨®n low cost por 14 euros. Puede que haya quien compre la prenda barata no ya por el significado de la frase sino porque Dior lo ha convertido en guay.
La moda arrasa con todo. Hemos pasado de cuando la palabra ¡°feminismo¡± provocaba mal rollo en los medios, en los titulares, en las frases entrecomilladas, a este momento actual en que las llamadas revistas femeninas hacen uso de ella como reclamo, a su caprichosa manera y haci¨¦ndola compatible con el hor¨®scopo y otras irracionales secciones. En estos momentos en que los medios explotan la ola feminista exhibi¨¦ndola en titulares anecd¨®ticos observamos como conviven una frase que dijo Rosa Parks, Clara Campoamor o Simone Veil con declaraciones absurdas de activistas de quinta fila: una chavala que se deja el vello y exhibe sus piernas peludas en Instagram, un actor jovencito que rompe una lanza por la igualdad llevando tacones (?Y James Brown?) o modelos que se hacen fotos sin pintar para sentirse como cualquier mujer. Gracias, gracias a todas. El caso es que percibo como algo incompatible una frase que anima a la humanidad, sin distinci¨®n de sexos, a ser feminista y una prenda de lujo. Las frases sacadas de contexto pierden con frecuencia su sentido inicial. La de Adichie estaba ligada a un manifiesto, no a un escaparate de una firma inaccesible para la mayor¨ªa de las mujeres. Pero tal vez debamos someterla a esa prueba de fuego que nos muestra que cualquier frase se puede corromper: colgu¨¦mosla en Facebook y observ¨¦mosla. ?Adichie o¡ Paulo Coelho?
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