Yo podr¨ªa expresar todo mi odio
Virginie Despentes, autora de 'F¨®llame' o el ensayo feminista 'La teor¨ªa King Kong', publica en Espa?a la segunda parte de su trilog¨ªa 'Vernon Subutex', una rabiosa disecci¨®n de la sociedad francesa moderna
Lo monumental impone. Por eso los dictadores se autoerigen estatuas de diez metros. Sin embargo, algunas cosas necesitan volumen y otras no. En ocasiones, la extensi¨®n desmesurada cumple una funci¨®n meramente cosm¨¦tica. Algunos libros son como peinados B¡¯52: mucha laca, mucho crepado, vac¨ªos por dentro.
La escritora francesa Virginie Despentes (Nancy, 1969) publica en Espa?a la segunda parte de su trilog¨ªa Vernon Subutex. Trilog¨ªa puede ser una palabra fea, as¨ª que terminemos con el suspense: Despentes exige esa extensi¨®n. Lo que para otros ser¨ªa incontinencia verbal, en ella es necesidad f¨ªsica de espacio. Vernon Subutex es un mapa que necesitas desplegar en mesa grande.
Hay autores que observan bien y hay autores que se observan bien (autores de exterior y de interior), pero no tantos novelistas dominan un espectro de voces enorme. Yo lo definir¨ªa como un caso grave de posesi¨®n. Porque esta escritora habita las almas de sus personajes. Se convierte en ellos, y todos cobran vida, son veros¨ªmiles, incluso cuando expresan opiniones cuestionables o amorales.
Por Vernon Subutex desfilan: un viejo rockero arrojado a vivir en la calle, y luego reconvertido en figura mesi¨¢nica (Vernon Subutex); un sin casa borrach¨ªn a quien le toca el gordo y decide no hacer nada con ¨¦l; una rockstar negra que surge de la subcultura y muere de sobredosis (alrededor del cual se estructura la trama); un br¨®ker cocain¨®mano; un productor pesetero e inconmovible; una ex estrella del porno; la hija de esa ex estrella reconvertida en fundamentalista isl¨¢mica (Aisha); un proleta filo-fascista con quien puedes congeniar (Lo?c); y un largo etc¨¦tera.
Ser¨ªa un error meter a Despentes en el saco de Houllebecq (a quien todo parece una basura), solo porque comparten el af¨¢n de hurgar en el pus social. Despentes recuerda tambi¨¦n los momentos de redenci¨®n y no teme exclamarlos
Es una intachable galer¨ªa. Nada chirr¨ªa. Despentes pinta con el mismo acierto a bondadosos y a cabrones. En sus manos los personajes menos agraciados cobran relieve, se distinguen bien sus facciones; la autora nos fuerza a ver sus razones, por horrendas que sean. Despentes entiende la rabia. La extirpa de su interior y la destila, y luego la instala en los corazones de sus protagonistas. Es la ira de los descastados, de la clase obrera embaucada por los socialistas, de los obsoletos y los inmigrantes. Muchos editores colocan la palabra ¡°punk¡± en sus lanzamientos, pero Despentes lo es de veras, lo lleva en la sangre y en la solapa (de joven fue puta, fue pobre, dio masajes, vendi¨® discos; escuch¨® a Sham 69, Agnostic Front, Les Thugs). Su c¨®lera es visceral, sale de los intestinos, no puedes simularla. No importa si es la ira con velo de Aisha o la ira bic¨¦fala de su padre (¡°se niega a aceptar la opci¨®n de Aisha y se niega a condenarla ante los que no han sufrido lo que sufre ella¡±). Cu¨¢ntos escritores de clase media aprovechar¨ªan esta tesitura para enchufarnos una letan¨ªa dickensiana de buenismo, de ¡°entendimiento entre culturas¡±, de ciego amor al trabajo¡
Despentes no. Ella es lo opuesto al panfleto, al buen gusto, al tacto burgu¨¦s. Te habla de envejecer mal, de amistades gastadas y traiciones, de un odio tan antiguo que se te olvida su origen. De pura rabia de clase (¡°Si quieres hablar conmigo, dime antes d¨®nde has crecido¡±). Utiliza a menudo la palabra ¡°gilipollas¡±. Desnuda a los personajes y, como el C¨¦line de Muerte a cr¨¦dito, muestra sus pensamientos menos agraciados, ?las simas de resquemor m¨¢s profundas: ¡°A Emilie le resulta dif¨ªcil alegrarse de la suerte de los dem¨¢s. Le gusta la idea, pero no la aplica. Las chicas guapas no le inspiran ning¨²n sentimiento noble¡±. ¡°A [Xavier] le pudre por dentro el rencor del mediocre¡±. ¡°No merece la pena fingir que no somos una cala?a de mierda¡±.
Ser¨ªa un error, por eso, meter a Despentes en el saco de Houllebecq (a quien todo parece una basura), solo porque comparten el af¨¢n de hurgar en el pus social con un palitroque. Despentes recuerda tambi¨¦n los momentos de redenci¨®n, de ¨¦xtasis y orgullo de tribu, de ¡°une cause ¨¤ rallier¡±, y no teme exclamarlos. Ah¨ª es cuando (sospecha este lector) la escritora habla con su voz natal. Cuando la rockstar ca¨ªda (Alexander Bleach) rememora su juventud, y dice: ¡°lo que hac¨ªamos era una guerra. Contra la tibieza¡±. O ¡°cuando yo ten¨ªa diecis¨¦is a?os, nadie habr¨ªa podido hacerme creer que no estaba exactamente donde ten¨ªa que estar¡±. O, muy especialmente: ¡°hoy en d¨ªa me cruzo con personas que, a los veinte a?os, aprend¨ªan la competitividad en la escuela o el marketing en la empresa, y que quieren hacerme creer que hemos vivido la misma juventud (¡). Pero olv¨ªdalo, t¨ªo, olv¨ªdalo. Mi aristocracia es mi biograf¨ªa. Me quitaron todo lo que ten¨ªa, pero conoc¨ª un mundo que nos creamos a nuestra medida, en el que no me levantaba por la ma?ana dici¨¦ndome voy a seguir obedeciendo¡±.
El de Despentes es, as¨ª, el libro m¨¢s valiente, combativo y crucial del 2017. Un retrato perfecto de la bagatela y la endeblez del ¡°mundo libre¡± en este nuevo siglo, cuando los ricos parecen haber ganado la batalla.
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Autor: Virginie Despentes. Traducci¨®n de Noem¨ª Sobregu¨¦s.
Editorial: Literatura Random House (2017).
Formato: versi¨®n e-book y tapa blanda (327 p¨¢ginas).
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