Si tus dudas coinciden con las m¨ªas
Francisco Brines es uno de esos poetas que demuestra que se puede ser metaf¨ªsico y futbolero
En 1995 un grupo de estudiantes de provincias organiz¨® una semana de poes¨ªa. Francisco Brines acababa de publicar La ¨²ltima costa (Tusquets) y la muchachada lo invit¨® a leer sus poemas. Terminado el acto, el escritor, los organizadores y los espectadores menos t¨ªmidos salieron a la calle dispuestos a continuar la charla cerveza en mano. Para evitarle al invitado el prosaico ruido del mundo, la comitiva destac¨® a un explorador cuya misi¨®n era informar del estado de los bares cercanos. Por desgracia para la l¨ªrica provincial la respuesta fue siempre la misma: ¡°Dan el f¨²tbol¡±. Convencidos de que la prosa no ten¨ªa remedio, los ilustrados decidieron encaminarse al hotel donde se alojaba Brines, un pulcro local sin tele en la cafeter¨ªa. Al llegar, el poeta pidi¨® un minuto para dejar los libros en la habitaci¨®n. Al poco se reincorpor¨® a la charla con un anuncio p¨ªcaro: ¡°Gana el Real Madrid 2-1¡±.
En su reciente y divertid¨ªsimo Examen de ingenios (Seix Barral), Jos¨¦ Manuel Caballero dice que Brines, adem¨¢s de vecino suyo, es ¡°pausado, desali?ado, silencioso o impetuoso seg¨²n lo aconsejen las circunstancias¡±, algo que no sab¨ªan sus anfitriones aquella tarde de hace dos d¨¦cadas. Deslumbrados por la hondura de su obra, se olvidaron de las circunstancias. No les cab¨ªa en la cabeza que un inmortal pudiera ser socio del Valencia C. F. ni que saltara sin ponerse estupendo de las virtudes de Lope de Vega a las del Piojo L¨®pez.
Veintid¨®s a?os despu¨¦s, La ¨²ltima costa sigue siendo el ¨²ltimo libro de Francisco Brines, que se estren¨® en 1960 con Las brasas y tiene plaza en todas las antolog¨ªas de l¨ªrica espa?ola del siglo XX y sill¨®n en la RAE, donde ingres¨® con un discurso sobre Luis Cernuda, uno de sus grandes referentes (el otro es Juan Ram¨®n Jim¨¦nez). Desde aquel remoto 1995 sus lectores han tenido que conformarse con los in¨¦ditos que iba deslizando en antolog¨ªas como Yo descanso en la luz (Visor), Para quemar la noche (Universidad de Salamanca) o Jard¨ªn nublado (Pre-Textos). A ellas acaba de sumarse Entre dos nadas (Renacimiento), que incluye 10 poemas in¨¦ditos y m¨¢s de un centenar seleccionados por un curioso m¨¦todo: preguntar a una tira de amigos, lectores y estudiosos por su poema favorito de Brines. Seg¨²n el editor, el homenajeado se resisti¨® a la idea porque, dec¨ªa, ¡°no quer¨ªa molesta a tanta gente¡±.
No es extra?o, con todo, que la lista de los consultados ocupe cinco apretadas p¨¢ginas. Adem¨¢s de uno de los grandes metaf¨ªsicos de nuestro tiempo ¡ªya se anuncia la salida del esperado Donde muere la muerte¡ª, Brines ha sido para varias generaciones de escritores un maestro que lee con paciencia de santo a todo poeta que le ense?e sus versos. Como recuerdan los beneficiarios de su sabidur¨ªa, sus comentarios ¡ªrigurosos pero bienhumorados¡ª se cierran siempre con la misma frase: ¡°Hazme caso s¨®lo si tus dudas coinciden con las m¨ªas¡±. Todo un programa pedag¨®gico, todo un autorretrato.
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