ADN para conocer la verdad detr¨¢s de las ¡®tzantzas¡¯ que reduc¨ªan cabezas
Una muestra en Quito defiende la teor¨ªa de que la pr¨¢ctica amaz¨®nica no busca tener un trofeo del enemigo sino un castigo ejemplar por cr¨ªmenes dentro del mismo pueblo
![Una de las cabezas reducidas o tzantzas expuestas en Quito (Ecuador).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LGXARPM465A52ROSV5ZJ5TISWA.jpg?auth=25e85c226ee0f1f574d72195352fe1bd2469dcb0ffff2d86ceb02f64b07d358f&width=414)
La tzantza, aquella pr¨¢ctica de reducir cabezas que ten¨ªan los pueblos shuar y achuar, que habitaban lo que ahora es la Amazon¨ªa sur de Ecuador, es un mito que se adapta a la realidad din¨¢mica de la sociedad. El imaginario que trasmiten los j¨®venes herederos del ritual es que los guerreros cortaban las cabezas de sus enemigos y las tomaban como trofeos de guerra o amuletos. Pero hay otra versi¨®n para la misma pr¨¢ctica. A Tamara Landivar, antrop¨®loga y curadora del Fondo Nacional de Etnograf¨ªa, le tom¨® a?os descubrir el mito de origen. ¡°Los ancianos cuentan que se hac¨ªa el rito de la tzantza cuando un shuar mataba a otro, era una especie de aleccionador social cuyo s¨ªmil en la actualidad es la pena de muerte¡±, explica.
Tres de esas cabezas reducidas y su verdad hist¨®rica forman parte de una muestra en Quito (en el Centro Cultural Metropolitano) dedicada a la riqueza etnogr¨¢fica que estuvo oculta en manos privadas durante muchos a?os. Los objetivos son desmitificar la idea de que la Amazon¨ªa era un territorio bald¨ªo y salvaje, seg¨²n explica Mar¨ªa Elena Bedoya, una de las curadoras, y alejarse del exotismo que rodea a los pueblos amaz¨®nicos, y que ha sido descrito en el pasado por antrop¨®logos como el sueco Rafael Karsten.
Las universidades San Francisco de Quito y la Cat¨®lica se sumaron al proyecto e hicieron un an¨¢lisis de ADN de las tres tzantzas, algo in¨¦dito en el pa¨ªs, para aportar nuevos elementos de an¨¢lisis. Los resultados todav¨ªa est¨¢n pendientes y quiz¨¢s se analicen m¨¢s de estas cabezas trofeos, pero la expectativa es que permitan hacer otras lecturas de esta antigua pr¨¢ctica cultural. ¡°Uno de los objetivos es saber si las tzantzas que tenemos formaron parte de un ritual o si fueron producidas para el comercio clandestino¡±, explica Landivar.
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/AG6ORGI6HQIJ62LKADEIM7SKQM.jpg?auth=8a42d12660e9c1707041d9c55b58df108af23291e7489f8d8d992564984f62ad&width=414)
Las tzantzas expuestas en Quito son parte de una colecci¨®n de 12 cabezas reducidas que tiene el Museo de Pumapungo (Cuenca-Ecuador), la mayor del pa¨ªs. Los restos humanos llegaron a este sitio en la d¨¦cada de los 70, casi todos donados por coleccionistas privados. La ¨²ltima cabeza lleg¨® en 1981. Aparte de la fecha de ingreso, nada m¨¢s se sabe de su origen. Todas las tzantzas son masculinas, lo usual si se toma en cuenta que solo se ajusticiaba a los hombres, pero hay una de una ni?a, lo que hace sospechar que hay tzantzas que se han hecho fuera del rito, quiz¨¢s para satisfacer a la demanda internacional que ofrece hasta 19.000 euros por una de ellas.Las comunidades ind¨ªgenas herederas del ritual han trabajado conjuntamente con el museo de Cuenca para borrar su pasado salvaje y exponer la cosmovisi¨®n de sus ancestros. La pr¨¢ctica de reducir cabezas se extingui¨® hace medio siglo, cuando empezaban las exploraciones petroleras. Landivar cuenta que la menci¨®n m¨¢s reciente al ritual de sangre fue en 1995, cuando los soldados shuar reclutados para la guerra contra Per¨², en 1995, amenazaron al presidente Alberto Fujimori con hacerle una tzantza. Todo qued¨® en palabras, por supuesto.
La exposici¨®n de Quito plantea tambi¨¦n la pregunta de si la Amazon¨ªa es todav¨ªa una frontera y transcribe parte de un discurso que el presidente Gabriel Garc¨ªa Moreno dio en 1871. Ped¨ªa dinero al Congreso recursos para continuar con la evangelizaci¨®n y tachaba de ¡°j¨ªbaros¡±, ¡°p¨¦rfidos asesinos¡± y ¡°antrop¨®fagos¡± a los pueblos amaz¨®nicos. Lamentaba, adem¨¢s, que ocuparan ¡°una de las porciones m¨¢s ricas del territorio¡± y dec¨ªa que no est¨¢ lejos el d¨ªa en el que tengan que perseguirlos ¡°a mano armada¡±, para ¡°ahuyentarlos¡± del suelo ecuatoriano.
La curadora Bedoya dice que una funci¨®n de los museos es plantear este tipo de debates y ver ¡°qu¨¦ del pasado pervive en la practicas contempor¨¢neas de explotaci¨®n del suelo o de relaci¨®n con las comunidades". Para ella muchas de las luchas del pasado est¨¢n vigentes.
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