Todos los libros del presidente
El presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, que ha convertido su cultura literaria en arma electoral, devuelve a la actualidad el debate sobre los beneficios de los h¨¢bitos lectores en la gesti¨®n pol¨ªtica
Hay pol¨ªticos que se limitan a leer informes. Y luego est¨¢ Emmanuel Macron. ¡°Mentir¨ªa si dijera que leo todos los d¨ªas, pero no pasa un solo d¨ªa sin que lo eche de menos¡±, dijo al semanario Le 1 en 2015, poco despu¨¦s de ser nombrado ministro de Econom¨ªa. Desde entonces, el nuevo presidente franc¨¦s no ha dudado en hacer ostentaci¨®n de su cultura literaria. Dice admirar a C¨¦line, Mauriac y Baudelaire, autor de su libro favorito, Las flores del mal, ¡°un breviario del mundo y del alma¡±, dice. Tambi¨¦n lee a autores recientemente fallecidos como Julien Gracq, Yves Bonnefoy o Michel Tournier. Macron, que hered¨® una nutrida biblioteca de una abuela maestra, suele decir que iba para escritor hasta que la pol¨ªtica se cruz¨® en su camino. A los 16 a?os escribi¨® dos novelas y m¨¢s tarde otra (todas ellas in¨¦ditas, a causa de su insuficiente calidad, seg¨²n su responsable).
Licenciado en Filosof¨ªa por la Universidad de Nanterre, all¨¢ donde se origin¨® el Mayo del 68, Macron escribi¨® una tesina sobre Hegel y trabaj¨® como asistente del pensador Paul Ricoeur a principios de la d¨¦cada pasada. ¡°Pero no hay que creer que solo ha le¨ªdo a Hegel, Marx o Habermas. Tambi¨¦n hay que citar a autores como Georges Bernanos, Ren¨¦ Char, Jean Giono o, sobre todo, Albert Camus¡±, responde por correo electr¨®nico su maestro intelectual, Olivier Mongin, que hasta 2012 dirigi¨® la revista Esprit, referente de la segunda izquierda de Michel Rocard.
En realidad, Macron ha convertido su gusto por la literatura en un arma pol¨ªtica. Durante la campa?a que lo condujo al El¨ªseo, reivindic¨® a grandes autores en sus m¨ªtines, a trav¨¦s de fragmentos que seleccion¨® ¨¦l mismo.
De fondo, la inevitable pregunta. ?Gobierna un presidente de una manera distinta cuando es un lector voraz? ¡°La lectura permite tomar distancia respecto a la realidad pura y dura. O, al contrario, ver c¨®mo aprehenderla¡±, responde Olivier Mongin. ¡°En el oto?o de 2015, mientras el flujo de refugiados aumentaba en Europa, Macron me convoc¨® en el Ministerio de Econom¨ªa para preguntarme qu¨¦ libros y autores consultar para entender el fen¨®meno. Ser lector significa proyectarse en lo imaginario. Es contemplar la historia a largo t¨¦rmino y observar el pasado para imaginar el futuro de una manera distinta¡±, a?ade Mongin. En otro gesto pol¨ªtico, Macron ha escogido a una editora independiente, Fran?oise Nyssen, responsable de la prestigiosa editorial Actes Sud, como nueva ministra de Cultura.
Trump y la autoayuda
Esa actitud de Macron contrasta con otros l¨ªderes, m¨¢s inclinados a menospreciar el h¨¢bito lector. Donald Trump asegur¨® en 2016 que no le¨ªa. ¡°Nunca lo he hecho. Siempre estoy ocupado haciendo muchas cosas. Y ahora m¨¢s que nunca¡±, afirm¨®. Hace 10 a?os, recomend¨® sus libros favoritos. Entre ellos figuraban dos cl¨¢sicos de la autoayuda: El poder del pensamiento positivo, de Norman Vincent Peale, y El arte de la guerra, de Sun Tzu. En esto tambi¨¦n se diferencia de Obama, su predecesor, que hac¨ªa un acto p¨²blico del gesto de comprar libros para sus vacaciones de verano; mantuvo una conversaci¨®n en The New York Review of Books con una de sus autoras favoritas, Marilynne Robinson, y se despidi¨® del cargo con una entrevista sobre la importancia de los libros con la cr¨ªtica titular de The New York Times, Michiko Kakutani.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, prefiere la ciencia ficci¨®n. Entre sus favoritos est¨¢n Stephen King, Neal Stephenson, referente del cyberpunk, o Tad Williams, inscrito en el subg¨¦nero fant¨¢stico. Ni media palabra de sus compatriotas Alice Munro, Margaret Atwood o Michael Ondaatje. La primera ministra brit¨¢nica, Theresa May, dice ser fan de ¡°las novelas de detectives¡±, aunque su favorito es Orgullo y prejuicio, de Jane Austen. En la cantera brit¨¢nica no ha habido grandes lectores desde tiempos de Churchill. Cuentan que Tony Blair confundi¨® a Ian McEwan en una recepci¨®n y le asegur¨® que ten¨ªa cuadros suyos colgados en el 10 de Downing Street. La excepci¨®n parece el laborista Gordon Brown, sesudo lector de intelectuales, que sale de vacaciones con maletas llenas de libros.
Al ex primer ministro italiano Matteo Renzi se le ha visto comprando libros de Umberto Eco, John Cheever, George Saunders o Haruki Murakami. Por su parte, al argentino Mauricio Macri le encanta El manantial, de Ayn Rand, oda a la responsabilidad individual y libro de referencia de los neoliberales estadounidenses. Y cuando Angela Merkel, de formaci¨®n cient¨ªfica, visit¨® una universidad de Dubl¨ªn en 2014 y un estudiante pregunt¨® por su libro favorito, reflexion¨® durante unos segundos, antes de responder: La Biblia. Despu¨¦s a?adi¨® que tambi¨¦n le gustan los ¡°libros de cocina¡±.
Por su parte, el espa?ol Mariano Rajoy ha contado que la lectura de ¡°la ficci¨®n real¡± de Patria, el exitoso libro de Fernando Aramburu, le ha restado ¨²ltimamente horas de sue?o. Adem¨¢s de la prensa deportiva, es tambi¨¦n lector de novela policiaca. Su preferido es Lorenzo Silva. El ¨²ltimo que ha le¨ªdo de este autor lleva por t¨ªtulo Los cuerpos extra?os.
Babelia
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