Clontarf 1014, apocalipsis vikingo
Una exposici¨®n en Dubl¨ªn recuerda la c¨¦lebre batalla que signific¨® el ocaso del poder escandinavo en Irlanda
Probablemente fue el mism¨ªsimo Thor el que me premi¨® por ir en Dubl¨ªn al Museo Nacional de Irlanda en busca de espadas vikingas en lugar de quedarme en el pub trasegando cervezas al ritmo de Molly Malone. Y es que no solo pude contemplar una colecci¨®n de armas escandinavas de aqu¨ª te espero (incluidas maravillas como la Ballinderry Sword, una de las famosas espadas Ulfberht ¨Cpor el nombre que tienen grabado en la hoja: se dice que es el equivalente en espada vikinga del sello de Apple en un ordenador-), sino que result¨® que se exhib¨ªa en el museo una exposici¨®n sobre la batalla de Clontarf, seg¨²n la tradici¨®n el apocalipsis de los vikingos en Irlanda.
Efectivamente, se considera esa sangrienta batalla, que se libr¨® el 23 de abril de 1014, un Viernes Santo (no para los vikingos paganos) en Clontarf, un lugar cerca de Dubl¨ªn que se ignora d¨®nde est¨¢ (aunque hay un barrio residencial de la ciudad que se llama as¨ª, lo que quiz¨¢ sea una pista), el final de la dominaci¨®n extranjera (vikinga) sobre los irlandeses. Como siempre, las cosas no son tan sencillas, ojala lo fueran (por ejemplo, luchaban vikingos en los dos bandos), pero el enfrentamiento se ha convertido en un acontecimiento fundamental en la imaginaci¨®n popular, y cualquiera lo saca de all¨ª.
Se exhiben restos de drakkars y se se?ala que una buena parte del contingente vikingo se ahog¨® tratando de regresar desesperadamente a sus barcos.
Aparte de que fue una batalla en verdad espantosa, una carnicer¨ªa ¨Ceso lo atestiguan tanto las fuentes irlandesas (el Cogad G¨¢edel re Gallaib, La Guerra de los irlandeses contra los extranjeros) como las escandinavas-, Clontarf tiene la curiosa caracter¨ªstica, com¨²n a otras contadas grandes batallas, de que el vencedor (como Nelson en Trafalgar y Wolfe en Qu¨¦bec) la di?¨® durante el combate. El famoso Brian Boru, rey de reyes irland¨¦s y el paisano m¨¢s famoso despu¨¦s de Joyce, Michael Collins y Bono, cay¨® bajo la espada del dan¨¦s Brodin. Yo pensaba que hab¨ªa sido en combate singular, pero resulta que no: el monarca era ya anciano y se qued¨® rezando en su tienda hasta que el vikingo en retirada asalt¨® el campamento y acab¨® de un espadazo con (tengo que escribirlo) la vida de Brian. Brodin no se fue de rositas: lo pillaron, le rajaron el vientre y lo tuvieron dando vueltas a un ¨¢rbol hasta que se le salieron todas las entra?as (eran tiempos duros).
En Clontarf murieron adem¨¢s el hijo y sucesor de Brian Boru, Murchad -del que se dice que mat¨® a cien enemigos, cincuenta empu?ando la espada con cada mano, ventajas de ser ambidiestro, entre ellos a Sigurd, el jarl de Orkney poseedor del m¨¢gico estandarte del Cuervo-, y su nieto y su sobrino. As¨ª que la gran victoria de Clontarf signific¨® parad¨®jicamente el fin de la dinast¨ªa de Boru.
Otro de los personajes famosos de la batalla, el l¨ªder contrario, el rey vikingo de Dubl¨ªn, Sihtric Barba de Seda (no confundir con Sihtric el Bizco), se limit¨® a observarla desde sus murallas. Seg¨²n la leyenda, la batalla se inici¨® con un duelo singular entre dos paladines, Domnall mac Eimin, un escoc¨¦s aliado de Brian (por la descripci¨®n podr¨ªa ser el mism¨ªsimo Connor MacLeod de Los inmortales) y el gran guerrero vikingo Plait: ambos se mataron el uno al otro atraves¨¢ndose con las espadas a la vez, lo que es un buen principio para una masacre.
La exposici¨®n sobre Clontarf en la primera planta del museo es peque?a pero te pone al d¨ªa de lo esencial. Explica que en esa ¨¦poca los irlandeses hab¨ªan aprendido las t¨¦cnicas de lucha de los vikingos y dispon¨ªan de armamento muy parecido. Se exhiben restos de drakars y se se?ala que una buena parte del contingente vikingo se ahog¨® tratando de regresar desesperadamente a sus barcos. Lo m¨¢s emocionante de la muestra es que exhibe la espada de Dollymount, hallada en la orilla de la bah¨ªa de Dubl¨ªn en 1870: es una espada vikinga del tipo m¨¢s com¨²n que se encuentran en Irlanda y no est¨¢ particularmente bien conservada; pero se considera que puede ser la ¨²nica arma superviviente de la batalla de Clontarf. ?A lo mejor incluso la que mat¨® a Brian Boru! A ver qui¨¦n prefer¨ªa beber una pinta que contemplarla...
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