Karen Armstrong, profeta contra el choque de las religiones
La escritora no es la ¨²nica, pero s¨ª probablemente la mejor historiadora de las religiones en documentar c¨®mo religi¨®n y pol¨ªtica nacen indisolublemente unidas
Que Dios existe es un rumor inmortal que ha acompa?ado siempre a la humanidad. Tomo la idea del fil¨®sofo cat¨®lico alem¨¢n Robert Spaemann, que dedic¨® muchos libros al tema, y del te¨®logo espa?ol Olegario Gonz¨¢lez de Cardedal. Para este, semejante rumor es tanto afirmaci¨®n de una convicci¨®n como expresi¨®n de una esperanza. Lo dice porque, en la estela de Epicuro, muchas veces el dolor, las injusticias, las tragedias a que est¨¢ sometido el hombre, hacen dudar de la existencia del Dios que predican los te¨®logos de todas las religiones como un ente de suma bondad y total omnipotencia.
Cada d¨ªa se publican libros sobre el tema, aunque la mayor¨ªa, m¨¢s que sobre Dios y los otros dioses, los firman pensadores de la religi¨®n en relaci¨®n con la pol¨ªtica, el poder, el dinero, el dolor, la violencia, la moral, la verdad, la mentira, la vida¡ Los hay descre¨ªdos o ateos. Son los m¨¢s le¨ªdos, muchas veces. La lista en las ¨²ltimas d¨¦cadas es larga y sonada, empezando por el m¨¢s cl¨¢sico de todos, Bertrand Russell (Por qu¨¦ no soy cristiano), denostado como el Voltaire del siglo XX (gran piropo para ¨¦l). Figuras de moda del pensamiento ateo o irreligioso son tambi¨¦n Richard Dawkins (El espejismo de Dios), Christopher Hitchens (Dios no es bueno), Michel Onfray (Tratado de ateolog¨ªa) y en Espa?a Gonzalo Puente Ojea, fallecido el a?o pasado (Elogio del Ate¨ªsmo, y La religi¨®n ?vaya timo!). Enfrente se alzan decenas de miles de te¨®logos ortodoxos en todas las religiones, defendiendo la tradici¨®n como si vivieran en una fortaleza sitiada. Muchos de ellos lo hacen con una radicalidad que se ha vuelto peligrosa. Lo llamamos fundamentalismo religioso. Karen Armstrong ha dedicado al tema algunos de sus mejores libros, el ¨²ltimo, de hace apenas dos a?os, un clamor en la conciencia de los poderosos. Lo titul¨® Campos de sangre, publicado en Espa?a por Paid¨®s. Como muchas de sus obras, se trata de una monumental recopilaci¨®n y ordenaci¨®n de datos sobre las relaciones entre violencia, pol¨ªtica y religi¨®n, un tr¨ªptico al que Miguel ?ngel Bastenier, que hizo la cr¨ªtica en EL PAIS?para Babelia, a?adi¨® un cuarto elemento: la guerra, desde sus m¨¢s o menos remotos comienzos hasta la actualidad.
Karen Armstrong no es la ¨²nica, pero s¨ª probablemente la mejor historiadora de las religiones en documentar c¨®mo religi¨®n y pol¨ªtica nacen indisolublemente unidas desde los comienzos del tiempo hist¨®rico, y c¨®mo todas las doctrinas, religiosas o profanas, llevan impl¨ªcitas semillas de dogmatismo, intolerancia y violencia. Llamada a ser monja de jovencita, dej¨® la vocaci¨®n por el camino, pero no su enorme curiosidad sobre el comportamiento de las religiones, que en su pa¨ªs de origen, Irlanda, dejaban (y dejan) mucho que desear. De aquellas experiencias y de su mucha sabidur¨ªa se deduce su compromiso con el grupo de expertos que cre¨® la Alianza de Civilizaciones en la ONU, y el hecho de que no pocos de sus 25 libros sobre la religi¨®n sean historias acad¨¦micas en busca del sentido com¨²n de la humanidad. En eso se parece a otro de los grandes pensadores del siglo, el te¨®logo e historiador suizo alem¨¢n Hans K¨¹ng, con quien compiti¨®, o casi, con la publicaci¨®n de una historia del Islam que deber¨ªan leer los pol¨ªticos del todo el mundo.
Karen Armstrong escribi¨® dos: El Islam?y Mahoma: biograf¨ªa del profeta, donde se esfuerza en un empe?o que ahora resulta imposible: en desmontar la idea de que el Islam lleva en las entra?as de su fundador el germen de la violencia, una idea que, en todo caso, habr¨ªa que extender a todas las religiones cuando, una tras otra, se creen ¨²nicas verdaderas y, por tanto, superiores y enemigas del resto. La historia criminal del cristianismo ocupa decenas de miles de p¨¢ginas por esta causa, pero Armstrong, fil¨®sofa antes que creyente, rechaza una tesis que se le antoja desoladora: la de que las religiones, m¨¢s que generar, viven con el recurso a la violencia y que la causa estar¨ªa en la naturaleza humana. O sea, el choque de las civilizaciones.?No habr¨¢ paz entre las naciones sin paz entre las religiones, proclama K¨¹ng. Armstrong lo ha subrayado escribiendo numerosas historias.
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