El mito del ¡®Sgt. Pepper¡¯
Sobrevalorado en su tiempo, el disco de los Beatles necesita ser escuchado con o¨ªdos frescos
Conviene tomar precauciones con los automatismos. Por ejemplo, mencionar Sgt. Pepper's Lonely Hears Club Bandy a?adir la coletilla de ¡°el mejor disco de todos los tiempos¡±, como se ha reiterado estos d¨ªas. Y no. Ni siquiera es la obra cumbre de los Beatles.
Tales hip¨¦rboles invitan a reacciones perversas. Est¨¢ aquella lista (NME Writers All Time 100 Albums) que public¨® el semanario New Musical Express: en su n¨®mina iban cuatro t¨ªtulos de los Beatles pero, atenci¨®n, no hab¨ªa ni rastro del Sgt. Pepper.
Obviamente, resulta absurdo intentar minimizar el impacto del LP. Atrap¨® el zeigeist de 1967, legitim¨® las pretensiones culturales del rock, cambi¨® la percepci¨®n de lo que se pod¨ªa hacer con un estudio de grabaci¨®n. Supuso una invitaci¨®n a crecer inmediatamente aprovechada por los Stones, The Who y otros grupos con ambiciones.
Sin embargo, una escucha atenta evidencia sus inconsistencias. Se vend¨ªa como ¨¢lbum conceptual, un viaje a un universo alternativo donde los Beatles pod¨ªan disfrazarse y jugar. Pero incluso Lennon reconoc¨ªa que ese concepto solo rigi¨® al principio, cuando la canci¨®n que le da t¨ªtulo anuncia que llega ¡°Billy Shears¡± (Ringo Starr) y suena With a Little Help From My Friends. Se retoma el tema principal hacia el final (¡°esperamos que hayan disfrutado del espect¨¢culo/ lo sentimos pero es hora de marcharnos¡±), con la incongruencia de que todav¨ªa falta la canci¨®n con mayor peso del disco, A Day in the Life.
Sgt. Pepper s¨ª se puede considerar un triunfo del embalaje. El envoltorio, concebido por Peter Blake y Jann Haworth, daba unidad, coherencia, gravitas, a una heterog¨¦nea colecci¨®n de canciones. De hecho, se trata seguramente de la portada m¨¢s parodiada/homenajeada en la historia del pop. Pero, comparativamente hablando, escasean las versiones discogr¨¢ficas de sus temas. Recuerden: en los sesenta, todo tipo de artistas triunfaba con el cancionero beatle; no ocurri¨® con este disco.
?Nos atrevemos a decirlo? Sgt. Pepper cojea por sus canciones. La cosecha de Lennon y McCartney, una vez estrenadas Penny Lane y Strawberry Fields Forever, se revela fam¨¦lica. Si nos ponemos exigentes, solo tres o cuatro cortes del Sargento Pimienta merecen superlativos: la amable With a Little Help From My Friends, la lis¨¦rgica Lucy in the sky with diamonds y la sombr¨ªa A Day in the Life. Para el posible cuarto lugar, habr¨ªa que decidir entre Getting Better y She¡¯s Leaving Home, incompatibles entre s¨ª.
Creaciones de McCartney, ambas plantean problemas. La optimista Getting Better contiene un abrasivo a?adido de Lennon donde usa la jerga hip para confesarse un maltratador. Y She¡¯s Leaving Home parece una secuencia pasada de patetismo de alguna pel¨ªcula de la British new wave.
De alg¨²n modo, la acogida entusiasta de Sgt. Pepper en 1967 ha quedado congelada en una pieza de ¨¢mbar. Urge romper el encantamiento y volver a escucharlo sin apriorismos, con o¨ªdos frescos. Si tal haza?a es posible.
Babelia
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