La casa del dolor
El filme encarna un gesto de rebeli¨®n, una violenta toma del Palacio del Afecto con el ariete de una aparente comedia cruel que acaba mutando en desgarrado melodrama
PIELES
Direcci¨®n: Eduardo Casanova.
Int¨¦rpretes: Ana Polvorosa, Candela Pe?a, Carmen Machi, Jon Kortajarena. Macarena G¨®mez.
G¨¦nero: drama. Espa?a, 2017
Duraci¨®n: 77 minutos.
Si la c¨¢mara de Diane Arbus se postraba ante el cuerpo del monstruo como ante la presencia de un arist¨®crata y el fot¨®grafo Joel-Peter Witkin afirma buscar en la carne deforme la presencia de lo sagrado, Eduardo Casanova propone en su ¨®pera prima otra manera de mirar de frente aquello que los discursos dominantes relegan a un territorio de exclusi¨®n: los personajes de Pieles son, a lo Pierre et Gilles, ¨¢ngeles ca¨ªdos del firmamento del deseo condenados a vivir en un burdel/infierno, pintado en tonos rosa-queer, que los oferta en un surtido cat¨¢logo de perversiones sexuales para apetitos patol¨®gicos. En un pr¨®logo que ya despliega toda la malsana poes¨ªa que recorre esta pel¨ªcula desestabilizadora y profundamente pol¨ªtica, una madame desgrana el ideario que sostiene el cruel orden social donde la belleza (o la normalidad) segrega a la diferencia para su explotaci¨®n inmisericorde, porque, a fin de cuentas, hay gente que ha nacido para sufrir¡ Por lo menos hasta que llegue el momento de rebelarse contra la Casa del Dolor, como las criaturas de La isla de las almas perdidas (1932).
Pieles encarna, pues, un gesto de rebeli¨®n, una violenta toma del Palacio del Afecto con el ariete de una aparente comedia cruel que acaba mutando -?y c¨®mo!- en desgarrado melodrama. Ni siquiera la obsesi¨®n por lo excrementicio y lo anal que punt¨²a la delicada est¨¦tica de la pel¨ªcula es gratuita: de lo que se trata aqu¨ª no es tanto de mirar al abismo de frente como de dejar que sea el propio abismo quien escrute a la platea desde la pantalla. En ocasiones, Casanova recurre a una concisi¨®n conceptual que podr¨ªa recordar a los relatos del japon¨¦s Yasutaka Tsutsui, como en el sencillo juego de inversiones de la discusi¨®n entre el personaje con el rostro deformado de Candela Pe?a y su amante ¨C¡°Solo me quieres por mi f¨ªsico¡±- o en el demoledor momento en que el padre de la chica con cara de culo, a la que da vida una arrojad¨ªsima Ana Polvorosa, le regala a esta una m¨¢scara de unicornio que es recibida como una pu?alada en el coraz¨®n.
Depurando de manera espectacular el tono y escritura de su ya llamativa obra en cortos, Casanova cae de pie en proezas tan suicidas como la de intentar conmover a trav¨¦s de una alambicada historia con ped¨®filo dentro. Hay mucha luz y mucho genio en esta pel¨ªcula lacerante y retorcidamente hermosa.
Babelia
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