El viaje de 13.254 universitarios a la Espa?a desheredada del r¨¦gimen
Un documental revive la catarsis emocional de los estudiantes que participaron en los programas de trabajo social en los a?os cincuenta y sesenta


Entre los veranos de 1951 y 1968 una marea de estudiantes trabaj¨® y alfabetiz¨® en los campos, las minas, los barcos y las f¨¢bricas de la Espa?a m¨¢s despojada e ignorante. Un movimiento solidario, organizado en torno al Servicio Universitario del Trabajo (SUT), del que apenas queda rastro pese a sus grandes dimensiones: involucr¨® a 13.254 alumnos en m¨¢s de 500 campos. La documentaci¨®n oficial del SUT fue destruida por el r¨¦gimen de Franco, pero con 50 a?os de retraso, las cartas y fotos personales afloran ahora que los sutistas reivindican su labor en el documental La Transici¨®n silenciada.
El desconocimiento p¨²blico es tal, que la actriz Aitana S¨¢nchez Gij¨®n se enter¨® durante la grabaci¨®n de la cinta de que su padre hab¨ªa sido un mando nacional de estas cruzadas sociales. En marzo de este a?o ha nacido la Asociaci¨®n de Amigos del SUT ¡°con el objetivo de recuperar la historia¡± ahora que se reinterpreta la Transici¨®n. Han creado una p¨¢gina web, tienen un archivo hist¨®rico en construcci¨®n y entre manos un libro y trabajos acad¨¦micos coordinados desde la Universidad de Zaragoza por el historiador Miguel ?ngel Ruiz Carnicer. Su carta de presentaci¨®n es La Transici¨®n silenciada, que se proyect¨® en la Cineteca de Madrid el mi¨¦rcoles con tanto ¨¦xito que habr¨¢ nuevas proyecciones. Buscan mas sutistas en www.sut.org.es
¡°La pel¨ªcula es un trabajo divulgativo en coproducci¨®n con las televisiones p¨²blicas auton¨®micas, donde se va a emitir este a?o¡±, cuenta Andr¨¦s Armas, guionista y productor de la cinta. ¡°El sex-appeal que tiene es que entre los 13.000 sutistas est¨¢ la flor y nata de quienes han marcado el ¨²ltimo tercio de la historia de Espa?a en el siglo XX. Lo que vieron en los campos fue una catarsis emocional para ellos y cambi¨® sus vidas¡±, prosigue Armas. Entre ellos se encuentran Manuela Carmena, Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, Xabier Arzallus, Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, Javier Pradera, Javier Tusell o Jaime Pe?afiel.
El Padre Llanos, que hab¨ªa sido capell¨¢n del r¨¦gimen, impuls¨® en 1950 el primer campo de trabajo en las minas de oro de Rodalquilar (Almer¨ªa). Fueron tres misioneros. Al a?o siguiente eran 30. Y la apuesta creci¨® tanto que el Sindicato Espa?ol Universitario (SEU), falangista, tuvo que tomar el mando en la tercera campa?a. Acud¨ªan los hijos del r¨¦gimen, acomodados y muchos con fuertes creencias cat¨®licas. En la cinta Ram¨®n Tamanes sostiene que el Padre Llanos tuvo ¡°un trauma¡± al ver ¡°c¨®mo los chicos cambiaban de bando¡± tras palpar la Espa?a real. Las revueltas estudiantiles de 1956 terminaron por politizar el proyecto. Y V¨¢zquez Montalb¨¢n imprimi¨® a su revista un tono m¨¢s cr¨ªtico. Nicol¨¢s Sartorius, cofundador de Comisiones Obreras y miembro del partido comunista, lo reconoce: ¡°Intent¨¢bamos captar gente en el SUT¡±. Adem¨¢s, destaca Sartorius, los universitarios se dieron cuenta de que no pod¨ªan derrocar al r¨¦gimen sin la clase obrera. A la postre el jesuita Llanos abraz¨® el PCE y se fue a vivir con los m¨¢s desheredados.
En paralelo a los campos, la SUT alfabetiz¨® o construy¨® casas en los arrabales de Madrid o de Barcelona, donde se implic¨® Pasqual Maragall. A Carlos Berzosa, exrector de la Universidad Complutense, sus amigos ¨Ccomo el socialista Francisco Fern¨¢ndez Marug¨¢n- le animaban a enrolarse en las campa?as estivales, ¡°pero mi padre ten¨ªa una tienda de deportes y en verano ten¨ªa que trabajar¡±. As¨ª que ¡°siguiendo las ense?anzas de Jos¨¦ Luis Sampedro, que dec¨ªa que un economista ten¨ªa que acercarse a la periferia para conocer la realidad¡±, alfabetiz¨® a emigrantes y gitanos en las chabolas de la entrada a la capital. ¡°En la Universidad no era todo leer a Marx. Cambi¨¦ la idea de caridad, que hab¨ªa aprendido en el colegio, por la justicia social. ?Por qu¨¦ yo pod¨ªa estudiar y ellos, que lo merec¨ªan, ten¨ªan que aprender a leer a la vuelta del trabajo?¡±.
La abogada laboralista Cristina Almeida explica que empez¨® a dudar de la propaganda franquista al llegar a la Universidad y prendi¨® la mecha de su activismo la campa?a de alfabetizaci¨®n del SUT : ¡°Me di cuenta que hab¨ªa que terminar con las injusticias. Las mujeres quer¨ªan saber escribir para no firmar con el dedo y ellos leer para entender los carteles de los andenes cuando emigraran¡±.
El qu¨ªmico Emilio Criado, que ha recopilado la documentaci¨®n de este documental con ?lvaro Gonz¨¢lez de Aguilar, le resta ¨¦pica al SUT: ¡°Nos metimos en pol¨ªtica un 10%. En esa ¨¦poca era impensable viajar y muchos vieron en los campos unas vacaciones y al llegar se dieron de bruces con la realidad. En la mina te preguntaban: ?Eres polic¨ªa o cura? No entend¨ªan qu¨¦ hac¨ªas all¨ª. Que las mujeres dejasen beber del botijo en las f¨¢bricas textiles era una conquista social¡±. El m¨¦dico Alfredo Mu?oz Giner, presidente de la asociaci¨®n, se sonroja al recordar que el primer d¨ªa fue ¡°en meyba¡± a la mina y c¨®mo, cuando la tierra temblaba, los mineros se echaban encima de los universitarios para que no les ocurriese nada.
En el caso del dramaturgo y actor Mario Gas, el SUT le reforz¨® sus convicciones ya izquierdistas. Su relato de 1966 trae a la mente la traves¨ªa por Espa?a de la compa?¨ªa La Barraca de Lorca y las misiones pedag¨®gicas de la Segunda Rep¨²blica. ¡°Durante 45 d¨ªas recorrimos la zona noreste de la provincia de Ja¨¦n haciendo teatro itinerante¡±. En las plazas de los pueblos la compa?¨ªa de la facultad de Derecho de Barcelona ¨Cde la que formaba parte tambi¨¦n la fallecida Emma Cohen- interpretaba tres entremeses de Cervantes y Los t¨ªteres de cachiporra, de Lorca. ¡°Viaj¨¢bamos en autob¨²s y en una furgoneta llev¨¢bamos el decorado, los focos¡ Dorm¨ªamos y com¨ªamos en las casas de los vecinos. Nos acog¨ªan los afiliados al r¨¦gimen y los represaliados. Me marc¨® su calidez y la sagacidad con la que ve¨ªan el espect¨¢culo¡±.
El SUT volvi¨® a escena el 2 de octubre de 2015 en una rueda de prensa de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. Siempre tuvo claro que ten¨ªa que ¡°devolver a la sociedad la formaci¨®n que hab¨ªa recibido en la Universidad¡± y trabajar en una f¨¢brica de mermeladas cree que model¨® su personalidad ¡°sabiendo lo que es el trabajo manual¡±. Por eso ese d¨ªa lanz¨® la idea de crear un nuevo SUT ¨Cque entre otras cosas limpiar¨ªa las calles- y la oposici¨®n municipal se le ech¨® encima.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
