Se busca heterodoxo
Ser¨¢ dif¨ªcil reemplazar la capacidad saboteadora y el desarraigo de Juan Goytisolo. Exige intelectuales dispuestos a disentir de todo, no solo de la patria y la cultura oficial
Deja la muerte de Juan Goytisolo, entre otros huecos, una plaza vacante en la heterodoxia espa?ola, y habr¨¢ que sacarla pronto a concurso para encontrar otro autor que¡
Pero un momento, ?qu¨¦ son esas risitas, esos codazos ah¨ª al fondo? Ya veo, lo mismo que ha ocurrido estos d¨ªas entre quienes recordaban al escritor, en p¨²blico o en privado (o en el p¨²blico/privado de las redes sociales): cierto retint¨ªn (gui?o-gui?o-codazo) a la hora de referirse a su condici¨®n heterodoxa.
En necrol¨®gicas y art¨ªculos de homenaje se menciona esa parte de su vida y obra como un dato m¨¢s de su DNI: espa?ol, nacido en Barcelona, heterodoxo. A partir de ah¨ª, unos cuantos lugares comunes sobre disidencia y exilio, citas del propio autor y un invariable name-dropping con la alineaci¨®n titular del contracanon goytisoliano: Blanco White, Genet, Am¨¦rico Castro, Cernuda, Rojas, Delicado¡
Y como remate, en no pocos art¨ªculos y en tantas conversaciones, la pulla, la caricatura de un Goytisolo soberbio en su vejez, envarado, rencoroso, admonitor (el Wojtysolo que dec¨ªa Benet con su genial mala leche), m¨¢s preocupado por afirmar p¨²blicamente su marginalidad, reclamarse persona non grata universal y quejarse desde un victimismo convertido en chiste literario. El Goytisolo del ya legendario ¡°Vamos a menos¡±, el que recoge el Cervantes intentando incomodar a los gobernantes presentes en la ceremonia, el que en sus textos insiste en definirse como ¡°aguafiestas¡± y ¡°p¨¢jaro que ensucia su propio nido¡±, y que cuando escribe de un autor heterodoxo parece hablar de s¨ª mismo (como en efecto reconoce al final de la introducci¨®n a la Obra inglesa de Blanco White).
A la plaza vacante abst¨¦nganse de presentarse heterodoxos de pacotilla, porque la de Juan ?Goytisolo ha sido una heterodoxia radical
Si hubiese un m¨¢s all¨¢, Goytisolo estar¨ªa estos d¨ªas riendo a carcajadas de quienes hoy gui?an y dan codazos a su costa. Es m¨¢s, ¨¦l mismo escribir¨ªa su obituario en t¨¦rminos dolorosamente c¨¢usticos, pues si algo demostr¨® fue su capacidad de autocr¨ªtica y de re¨ªrse de s¨ª mismo. Pocos autores han sido tan severos con parte de su obra (sus primeras novelas, que consideraba fracasadas), tan implacables con su vida (en sus memorias, salvajemente sinceras) y tan burlones con su propia condici¨®n intelectual, satirizada en las p¨¢ginas m¨¢s divertidas (y hay muchas, cervantinas) de sus novelas.
As¨ª que a la plaza vacante abst¨¦nganse de presentarse heterodoxos de pacotilla, porque la de Juan Goytisolo, pese a la caricatura que circula graciosamente, ha sido durante m¨¢s de medio siglo una heterodoxia radical, con pocos antecesores, escasos contempor¨¢neos y menos sucesores.
Para reemplazar su capacidad saboteadora y su desarraigo, los interesados deben estar dispuestos a disentir de todo, no solo de la patria y la cultura oficial: romper con uno mismo, con su origen, su educaci¨®n, su sexualidad, su cuerpo, sus lecturas, su escritura y por supuesto con su lengua materna (reventada por Goytisolo en un ejercicio destructivo-reconstructivo que no tiene equivalente en el ¨²ltimo siglo en castellano). Tampoco se aceptar¨¢n solicitudes de autores que rechacen el canon pero se limiten a afiliarse a alg¨²n canon alternativo ya disponible: se necesita la solidez intelectual, la capacidad de estudio y la curiosidad lectora con que Goytisolo levant¨® su propia genealog¨ªa literaria, y que es una de las mayores deudas que los lectores tenemos con ¨¦l: habernos puesto en la pista de obras fundamentales que en alg¨²n momento hasta pod¨ªamos dudar si no ser¨ªan ap¨®crifas ¡ªyo sigo pensando que Blanco White es un heter¨®nimo creado por Goytisolo¡ª.
Si hay alg¨²n novelista interesado por el puesto, sepa que deber¨¢ estar capacitado para hacer con Espa?a y lo espa?ol el mismo ejercicio que medio siglo atr¨¢s hicieron Se?as de identidad, Don Juli¨¢n o Juan sin Tierra: aplicar, seg¨²n sus palabras, ¡°la dinamita o el purgante¡± a la tradici¨®n y al lenguaje, ¡°definirse negativamente, en contraposici¨®n a las esencias y mitos de su propio pa¨ªs¡±. Pero ojo, hacerlo con el lenguaje, las esencias y los mitos de la Espa?a actual; aplicar aqu¨ª y ahora la misma ruptura y abrir un nuevo camino con la misma capacidad erosiva que Goytisolo aplic¨® al tardofranquismo. ?Alg¨²n voluntario en la sala? Vaya, los de los gui?os y codazos miran para otro lado.
Por ¨²ltimo, requisito fundamental: el aspirante a heterodoxo espa?ol tiene que ser muy espa?ol. Mucho. No creo exagerar si digo que Juan Goytisolo es el m¨¢s espa?ol de los escritores del ¨²ltimo siglo. Su desarraigo voluntario, su despojamiento de hasta la ¨²ltima huella de castellanidad, su agresividad hacia la patria y sus patriotas, su exilio voluntario, su cosmopolitismo, multiculturalismo y orientalismo, su filiaci¨®n con tantos ¡°malos espa?oles¡±, su aspiraci¨®n, en fin, a ser un ap¨¦ndice de la fant¨¢stica historia de los heterodoxos espa?oles de Men¨¦ndez Pelayo, no deja de ser uno de los v¨ªnculos m¨¢s indestructibles que un escritor puede tener con un pa¨ªs que le repudi¨® con tanta fuerza que acab¨® haci¨¦ndole lo peor que se puede hacer a un disidente: premiarlo, darle el abrazo del oso institucional (gui?os, gui?os, codazos), pero hacerlo al final de sus d¨ªas, como tard¨ªo consuelo o represalia que anulase su heterodoxia.
No andamos sobrados de escritores libres, l¨²cidos y furiosos como Juan Goytisolo.
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