De bien nacido es ser agradecido, Majestad
El Juli cort¨® una solitaria oreja a una noble y rajada corrida de Victoriano del R¨ªo
Del R¨ªo / El Juli, Manzanares, Talavante
Toros de Victoriano del R¨ªo-Toros de Cort¨¦s ¡ªel segundo, devuelto¡ª correctos de presentaci¨®n, cumplidores en los caballos, a excepci¨®n del manso primero, nobles, desfondados y corto recorrido; fiero y rajado el tercero. El sobrero, de Domingo Hern¨¢ndez, bravo y con clase.El Juli: pinchazo y casi entera atravesada (silencio);
estocada ca¨ªda y trasera (oreja).
Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares: estocada ¡ªaviso¡ª (silencio); casi entera ca¨ªda y atravesada (silencio).
Alejandro Talavante: pinchazo y estocada (silencio); pinchazo y media trasera (silencio).
Plaza de Las Ventas. Corrida de Beneficencia. 16 de junio. Lleno de "no hay billetes" (23.624 espectadores). Presidi¨® el rey Felipe VI desde el palco real, acompa?ado por el ministro de Cultura y la presidenta de la Comunidad de Madrid.
La gran ovaci¨®n de la tarde ¡ªun¨¢nime, cerrada, clamorosa¡ª comenz¨® cuando el rey Felipe VI apareci¨® en el palco real, y arreci¨® al finalizar las notas del himno nacional. La plaza, de bote en bote, puesta en pie, silenciosa primero, y emocionada despu¨¦s, manifest¨® de modo tan ceremonioso y expresivo su cari?o a la Corona y el agradecimiento al Rey por su presencia en la corrida de Beneficencia.
Pues que no se enga?e Su Majestad. Recibi¨® un afecto que ¨¦l no se ha ganado, porque la fiesta de los toros no ha recibido del nuevo monarca m¨¢s que desapego y frialdad.
Es la segunda vez que asiste a Las Ventas desde que asumi¨® la jefatura del Estado, un balance muy pobre para quien representa a todos los espa?oles. Y en lugar de que la afici¨®n le recibiera como merece, con desaprobaci¨®n por su lejan¨ªa manifiesta, va y le ofrece un abrazo de amigo, como si el Rey fuera de los nuestros ¡ªlos aficionados¡ª, que no lo es.
No debiera olvidar el Rey que en Las Ventas no escucha pitos ¡ªsolo recibe simpat¨ªa¡ª y ser¨ªa l¨®gico que, en justa reciprocidad, devolviera alg¨²n gesto de apoyo a la fiesta; aunque no le gusten los toros. Alg¨²n republicano habr¨ªa en la plaza y, sin embargo, estaba de pie, en actitud de respeto, porque estaba all¨ª el jefe del Estado. Pues eso¡ En dos palabras, que si don Felipe no es aficionado, al menos que sea agradecido, que ya se sabe que esa condici¨®n es de bien nacido.
Asunto distinto es que el Rey se aburriera; primero, porque la corrida fue un pesti?azo; segundo, porque debe de estar corto de conocimientos taurinos, y tercero, porque ten¨ªa a su lado al ministro de Cultura, que va a los toros menos que ¨¦l, y de poca ayuda le pudo servir.
En fin, que la extraordinaria corrida de Beneficencia no cumpli¨® con las expectativas. Los toros de Victoriano del R¨ªo ofrecieron un juego muy desigual; cumplieron en varas, pero se rajaron en la muleta, a excepci¨®n del cuarto, al que El Juli le cort¨® una oreja, y del sobrero, de Domingo Hern¨¢ndez, el m¨¢s completo de la tarde, con el que naufrag¨® Manzanares.
La corrida no fue buena, pero tampoco quiso comerse a nadie; muy noble toda ella, bobalicona y dulce, puso, tambi¨¦n, de manifiesto que la zona alta del escalaf¨®n, las llamadas figuras, no est¨¢ sobrada de ideas.
Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares, por ejemplo, se luci¨® con unas buenas ver¨®nicas a su primero, que fue devuelto, y otro manojo de estimables capotazos al quinto, al que llev¨® al caballo con una larga cambiada en el centro del ruedo y un vistoso galleo por chicuelinas. Pero ah¨ª acab¨® su obra.
Se encontr¨® con el buen sobrero de Domingo Hern¨¢ndez, muy bravo en el caballo y al que pic¨® con eficacia y torer¨ªa Chocolate, que lleg¨® al tercio final con clase y recorrido. Se esperaba faena grande ¡ªel p¨²blico, entusiasmado, euf¨®rico y entregado al torero alicantino¡ª, pero todo qued¨® en una triste decepci¨®n. Comenz¨® con un trincherazo, un recorte y un pase de pecho, a los que siguieron dos bellos redondos, y no hubo m¨¢s. Muletazos enganchados, falta de acoplamiento con el toro y de conexi¨®n con los tendidos; toreo anodino, sin gracia ni sentimiento. Todo muy embarullado y desdibujado. Pronto se raj¨® el quinto, noble y soso, y Manzanares se fue con m¨¢s pena que gloria.
No es bien recibido El Juli en esta plaza, y no parece posible relajarse, asentarse y torear en un ambiente manifiestamente hostil. No est¨¢ bien que eso ocurra, pero el propio torero debiera preguntarse su cuota de responsabilidad en este desafuero. Han sido muchas las tardes en las que se ha anunciado con reses impresentables despu¨¦s de un ajetreado baile de corrales; y, claro, el que siembra vientos ya se sabe lo que recoge¡
No estuvo a gusto ¡ªno parec¨ªa posible¡ª ante el nobl¨®n y descastado primero; y se esforz¨® ante el muy noble y bobalic¨®n cuarto, en una labor intermitente, menos emocionante de lo que expresaron los veleidosos tendidos, pero con destellos de su experiencia y torer¨ªa. Cort¨® una oreja tras una estocada trasera y ca¨ªda y qued¨® la impresi¨®n de que se esperaba algo m¨¢s.
Talavante tuvo peor suerte con su lote, pero tampoco estuvo l¨²cido. Fiero y codicioso lleg¨® a la muleta su primero, y el torero no supo c¨®mo frenar la velocidad impetuosa del animal. Pero pronto se raj¨®, se refugi¨® en tablas y se esfum¨® la codicia. Y el sexto era blando, como casi todo, y sin pizca de calidad.
El Rey se march¨® entre nuevas muestras de afecto. ?C¨®mo es el p¨²blico de toros¡!
La corrida de hoy
I Corrida de la Cultura. Toros de N¨²?ez del Cuvillo, para Morante de la Puebla, Cayetano y Gin¨¦s Mar¨ªn.
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