China y la Am¨¦rica Espa?ola: historia de una globalizaci¨®n
Un libro de Juan Jos¨¦ Morales y Peter Gordon analiza el impacto de una ruta mar¨ªtima como primer ejemplo de comercio mundial. La ¡®moneda ¨²nica¡¯: el real de a ocho
El 8 de octubre de 1565, la expedici¨®n naval comandada por el explorador y fraile vasco Andr¨¦s de Urdaneta arribaba al puerto de Acapulco. Hab¨ªan perdido 14 tripulantes a lo largo de una ruta de 20.000 kil¨®metros. Los que llegaban, con la excepci¨®n del propio Urdaneta y Felipe de Salcedo ¡ªotro tripulante¡ª, estaban demasiado d¨¦biles hasta para echar el ancla. Pero lo hab¨ªan conseguido. Despu¨¦s de una traves¨ªa de 130 d¨ªas e interminables penurias hab¨ªan hallado el ¡°tornaviaje¡± para regresar de Manila a M¨¦xico. El comercio entre Asia y Am¨¦rica se hac¨ªa viable. No eran conscientes de ello, pero su descubrimiento dar¨ªa pie a la primera globalizaci¨®n de la Historia, con China y la Am¨¦rica espa?ola como grandes protagonistas.
El nexo fue la plata. Una plata que China hab¨ªa adoptado como medio de pago y por la que hab¨ªa adquirido un apetito insaciable. Y que llegaba a espuertas gracias al Gale¨®n de Manila, la ruta comercial hecha posible por la expedici¨®n de Urdaneta. Tan importante fue aquel metal que el espa?ol Juan Jos¨¦ Morales y el estadounidense Peter Gordon han acu?ado en su libro The Silver Way: China, Spanish America and the Birth of Globalization 1565-1815 ha bautizado como la Ruta de la Plata aquel primer fen¨®meno globalizador. Un fen¨®meno, aseguran, con importantes lecciones para nuestro presente interconectado.
De China a Manila, de all¨ª a Acapulco y por tierra, a lomos de mulas, hasta llegar al puerto de Veracruz en el Atl¨¢ntico. Por mar a Espa?a y al resto de Europa. Y viceversa. A lo largo de 250 a?os, m¨¢s de un centenar de barcos se har¨ªan a la mar en esa ruta, una de las de mayor ¨¦xito de la historia.
Por primera vez, los distintos continentes estaban enlazados. Desde Am¨¦rica llegaban a China nuevos alimentos ¡ªel ma¨ªz, el boniato¡ª que sustentaron un aumento de la poblaci¨®n. De Asia se importaban especias, sedas, porcelanas, productos de lujo de una calidad inencontrable en la acaudalada Am¨¦rica hispana o en Europa. Ciudades como Manila o M¨¦xico se convert¨ªan en verdaderas metr¨®polis tal y como las concebimos hoy, con poblaciones y productos llegados de los distintos continentes.
¡°Poco de ello se produce por designio, sino por una serie de coincidencias hist¨®ricas¡±, explica Morales en una entrevista en el Instituto Cervantes de Pek¨ªn. Los portugueses hab¨ªan llegado primero a la antigua Catay y hab¨ªan arrancado la colonia de Macao, pero el Imperio del Centro no mostr¨® inter¨¦s en ellos. El resto del mundo no ten¨ªa nada que pudiera interesar a China. Aparentemente. ¡°China hab¨ªa adoptado la plata como medio de pago, pero no eran conscientes de que no ten¨ªan suficiente. Los espa?oles, que s¨ª ten¨ªan y llegaron en el momento adecuado¡±, cuenta.
Primero al peso y despu¨¦s como moneda en s¨ª, el real de a ocho hispano se convierte en moneda de cambio aceptada en China y buena parte de Asia. Es la primera moneda global de la historia.
El abuelo del d¨®lar
En el XVIII, la demanda china de plata coincide con una ¡°innovaci¨®n financiera¡±: el nuevo cu?o del real de a ocho, la moneda espa?ola. Desde 1730 esas monedas, fabricadas id¨¦nticas a m¨¢quina, ten¨ªan igual peso y tama?o y un borde alzado y serrado que dificultaba su falsificaci¨®n. Eso las convirti¨® en la moneda m¨¢s aceptada en el mundo.
En 1850, M¨¦xico adapt¨® su moneda con la efigie del ¨¢guila para sustituirla. El yuan chino y el yen japon¨¦s son tambi¨¦n descendientes directos: ambos significan ¡°redondo¡±, como aquella moneda. El d¨®lar de EE?UU y el de Hong Kong o el ringgit malasio se basan asimismo en aquellas especificaciones, y la piastra de la indochina francesa. ¡°El d¨®lar y el yuan son primos, si no hermanos¡±, dicen los autores. Con herencia tan prol¨ªfica, bromea Grodon, el real de a ocho es ¡°el abuelo de todas las monedas¡±.
En el siglo XVII, ¡°los elementos que caracterizan la globalizaci¨®n ya est¨¢n presentes¡±, apunta Gordon. ¡°Las redes comerciales, las rutas mar¨ªtimas, mercados financieros integrados, grandes urbes, flujos de poblaci¨®n¡±.
Tras 250 a?os, la ruta qued¨® interrumpida en 1815, a ra¨ªz de la independencia de M¨¦xico, aunque para entonces ya estaba obsoleta. China y Espa?a estaban en decadencia. Emerg¨ªa una nueva potencia militar y econ¨®mica, el Reino Unido. Estados Unidos, su excolonia ya contaba con sus propias l¨ªneas de comunicaci¨®n con China.
Y con la desaparici¨®n de la ruta, su importancia cay¨® en el olvido. La nueva globalizaci¨®n del siglo XX y comienzos del XXI llevaba impreso un sello plenamente anglosaj¨®n, el de Reino Unido primero y, con mucha m¨¢s fuerza, Estados Unidos despu¨¦s.
Aunque esto est¨¢ cambiando. El alza de China de la ¨²ltima d¨¦cada, que ha adquirido a¨²n m¨¢s relevancia con la llegada al poder de Donald Trump y el aparente repliegue de Estados Unidos, hace que la historia se repita. ¡°Es ahora cuando empezamos a ver la China de siempre¡±, apunta Morales: la China de enorme capacidad manufacturera y una de las grandes econom¨ªas del mundo, dispuesta a comerciar pero no necesariamente a admitir las ideolog¨ªas ¡ªanta?o fue la religi¨®n¡ª procedentes de fuera.
Frente a la inquietud que puede causar en Estados Unidos una China en ascenso, la Ruta de la Plata ¡°muestra ejemplos m¨¢s antiguos de una convivencia entre dos potencias que no era tan violenta, tan convulsa como en el siglo XX¡±, apunta Gordon. Y la presencia de China en Am¨¦rica Latina, que tanto alarma en un Washington desacostumbrado a competir en la regi¨®n, tiene antecedentes hist¨®ricos.
¡°Para Estados Unidos es bastante dif¨ªcil comprender un mundo en el que eso es posible. Quiz¨¢ sea m¨¢s f¨¢cil si se echa la mirada m¨¢s atr¨¢s. No como un fen¨®meno nuevo, sino como algo que ya ocurri¨® una vez, y que puede volver a ocurrir¡±, sostiene Gordon.
Una China protagonista, dos potencias enigm¨¢ticas la una para la otra, una relaci¨®n donde el pragmatismo se antepone a la rivalidad y los intereses comerciales priman sobre los instintos b¨¦licos: la relaci¨®n entre Asia y Occidente en el siglo XVII, seg¨²n Morales y Gordon. En el siglo XXI, ?ser¨¢ la misma?
Babelia
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