?Qu¨¦ es y qu¨¦ pretende el ¡®trap¡¯?
La pen¨²ltima mutaci¨®n de la m¨²sica electr¨®nica espa?ola hechiza a los cazatalentos de las multinacionales y protagoniza festivales como el S¨®nar
Enormes gafas de sol, pelo recogido en una coleta, short blanco y pantalones anchos abiertos a la altura de la cadera para perrear. As¨ª sali¨® al escenario del S¨®nar Alba Farelo (Vilassar de Mar, 1997), Bad Gyal, y as¨ª dio una entrevista a la TV3 antes de su concierto para decir que los periodistas que dicen que ella hace trap, deber¨ªan de informarse ¡°un poco¡±. Trap, dice Ant¨®n ?lvarez Alfaro (Madrid, 1990), C. Tangana, se est¨¢ transformando en una ¡°etiqueta period¨ªstica¡±. ¡°Se est¨¢ haciendo una categor¨ªa en Espa?a que no existe en el resto del mundo. No me siento muy part¨ªcipe. Que hayan hecho un escenario para la m¨²sica urbana me parece guay, pero trap es una palabra que se usa demasiado; entiendo que viene bien para los titulares y que la prensa pueda catalogarlo, y llamar la atenci¨®n de la gente que no est¨¢ dentro. Pero a la larga va a ser perjudicial, por eso no me gusta¡±.
?Qu¨¦ es trap y con qu¨¦ se le est¨¢ confundiendo? Una m¨²sica fronteriza con g¨¦neros de todo tipo, desde el hip hop hasta el reggaeton, con sintetizadores, voz distorsionada por el autotune: un sonido oscuro y envolvente con letras de un estilo de vida delincuencial, gente que vive al otro lado de la ley y se muestra orgulloso de eso. Chicas y chicos de barrio que han extrapolado sus c¨®digos personales y son seguidos por miles de personas: drogas, sexo, relaciones. Y trap es cantar lo que conoces: no sentirlo como propio sino haberlo vivido. De ah¨ª la identificaci¨®n de tantos j¨®venes: les est¨¢n contando la verdad. Pero no todo trap es trap.
¡°Trap es trampa, traphouse es la casa de la trampa y vivir el trap es vivir en la trampa. Trap en Espa?a lo hace Yung Beef, por ejemplo¡±, dice Tangana. Yung Beef, Fernando G¨¢lvez G¨®mez (Granada, 1990), es el hombre de momento. ¡°Cosas que han pasado / que ya no hay marcha atr¨¢s / Es por eso / que estoy haciendo trap / Fumando en el parque, con la nueve detr¨¢s / Qu¨¦ pollas habl¨¢is de trap / si viv¨ªs con la mam¨¢¡±, canta en A.D.R.O.M.I.C.F.M.S. La ¡°nueve¡± es una pistola de 9 mm. Las letras de Beef y su antiguo grupo PXXR GVNG exigen un diccionario que circula por la red (Esquiar: esnifar; lache: verg¨¹enza; josear: buscarse la vida; laifa: vida). El grupo formado por ¨¦l, Kalhed, Steve Lean y Kaidy Kain fue convertido este a?o en Los Santos, ya sin Lean. La cadena MTV grab¨® a la formaci¨®n original navegando por internet, leyendo de cachondeo su entrada de wikipedia y el propio diccionario (¡°definitivamente tenemos que hacer uno nosotros¡±).
Bad Gyal y C. Tangana deslizan otra palabra: pop. La entrada de la m¨²sica urbana a los podios comerciales, al inter¨¦s del mainstream por absorberlos y el juego de ellos con ese mundo, aprovech¨¢ndolo sin complejos y consiguiendo no perder un gramo de autenticidad en el viaje. Un mercado, el de la m¨²sica, que han asaltado desde un lugar que se niegan a abandonar, un territorio com¨²n a una generaci¨®n (millennials) nacida a finales del siglo XX y que toma como referencia todo lo que da la espalda al mundo antiguo: sus liturgias, sus instituciones, sus discogr¨¢ficas, su prensa generalista, sus marcas comerciales. Bad Gyal y C. Tangana, Dellafuente y Yung Beef y Bejo, comparten un origen: plataformas digitales como Youtube y Soundcloud y un efecto bola de nieve que los ha depositado en lugares inveros¨ªmiles. Una pasarela de Par¨ªs o un rostro en el metro de Nueva York anunciando Calvin Klein (Yung Beef), un escenario del S¨®nar, un rascacielos de Madrid sede del imperio Sony.
Responde C. Tangana, que es el que acaba de firmar con la multinacional y obtenido un ¨¦xito mundial con Mala mujer. "La escena de la m¨²sica urbana en Espa?a se ha dado cuenta de que ten¨ªa que hacer las cosas a su manera, de que no pod¨ªa seguir los ritmos de la industria. No s¨®lo hablamos de visualizaciones en Youtube. En las principales plataformas de streaming, de Itunes, la mayor¨ªa de estos artistas ya est¨¢n antes de que lleguen las multinacionales. Organizamos eventos, hay shows en Am¨¦rica. Hemos dado el paso all¨ª sin la necesidad de estar en un sello grande¡±. Responde, af¨®nica, Bad Gyal el d¨ªa despu¨¦s de su concierto en el S¨®nar: ¡°Para nuestro estilo de m¨²sica, algo como el S¨®nar significa una muestra de la evoluci¨®n del dancehall. No es s¨®lo lo que sale de Jamaica: mucha gente cree que hay ir all¨ª, vivir all¨ª. Estamos en 2017, todo llega a todos. Quiz¨¢s lo que hago sea dancehall del siglo XXI¡±. La pol¨¦mica del g¨¦nero musical adscrito a Bad Gyal viene de un art¨ªculo de la revista Noisey en el que pon¨ªa en duda la autenticidad de Alba con el dancehall -g¨¦nero derivad del reggae- debido a su origen catal¨¢n. La revista Young Bibez respondi¨® con un l¨²cido an¨¢lisis sobre apropiaci¨®n cultural: ¡°El problema para Nilu -la periodista de Noisey- y la maquinaria cultural anglosajona con el reggaeton es que son incapaces de comprender un movimiento cultural del que no sean el centro¡±.
En el espectro de Bad Gyal se mueven muchos artistas. A lo suyo le llaman trap como etiqueta unificadora. ¡°Porque estoy en un contexto similar a otros artistas que consideran que hacen ese estilo. Me colocan los medios porque es f¨¢cil, por los clics. Este a?o trap ha sido una palabra muy atractiva¡±. La bomba que supuso su concierto en el S¨®nar dej¨® un rosario de reacciones en redes sociales. Termin¨® fundida con el p¨²blico, agotada y con la voz rota al d¨ªa siguiente. Acaba de cumplir 20 a?os y comparte con sus compa?eros de generaci¨®n algo muy valioso, la ambici¨®n por conquistar el futuro y la indiferencia hacia el pasado y el presente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.