¡°De ni?a era una peque?a estrella, y eso me hac¨ªa muy desgraciada¡±
Actriz, directora de teatro y ¨®pera, premio Princesa de Asturias y ?audaz cosmopolita?, como la llam¨® Alberti
Nuria Espert (Hospitalet de Llobregat, 1935) es una leyenda viva. Presentarla de otra forma ser¨ªa rid¨ªculo.
- P. ??La ni?a Espert ment¨ªa o actuaba?
- R. No ment¨ªa, pero s¨ª actuaba: empec¨¦ a recitar siendo muy peque?a porque mis padres me ense?aban poemas y yo los dec¨ªa en la f¨¢brica, en casa, con mis padres o con alguien que hubiese por all¨ª. Empec¨¦ antes de entender lo que dec¨ªa.
- P. ?Memorizando versos.
- R. S¨ª: ?La princesa est¨¢ triste / ?Qu¨¦ tendr¨¢ la princesa??, de Rub¨¦n Dar¨ªo, y al lado de esto cosas mal¨ªsimas, en catal¨¢n o en castellano, que mis padres recog¨ªan y me ense?aban.
- P. Sus padres.
- R. Mi madre era obrera textil. Mi padre era carpintero.
- P. Usted.
- R. Yo me recuerdo feliz en una casa que no era muy feliz, porque mis padres no se entendieron bien y se separaron pronto. No hubo peleas, ni gritos, ni nada de eso, ni una sola vez. Pero era un ambiente fr¨ªo. Yo ten¨ªa todo el calor de mi madre, as¨ª que me bastaba.
- P. ?Conserva alg¨²n amigo de entonces?
- R. Ya los he perdido. Lo m¨¢s antiguo que recuerdo en cuanto a relaciones son Flor y Nuria, pero ya ten¨ªamos nueve o diez a?os. Esa amistad la conservamos. Cuando act¨²o ellas vienen a verme, cuando pasa algo grave me llaman, y me gusta much¨ªsimo.
- P. ?Cu¨¢ndo se va de su pueblo?
- R. El d¨ªa de mi boda, en 1955. Ten¨ªa 20 a?os. Cuando me cas¨¦ ya hac¨ªa seis o siete a?os que trabajaba en el teatro. As¨ª que yo ten¨ªa todas las posibilidades de salir y entrar. No se me pas¨® por la cabeza tomarme un apartamento o un piso e irme, porque no lo necesitaba.
- P. ?Qu¨¦ ocurre cuando se sube, cuando ve por primera vez lo que va a ver el resto de su vida: gente sentada esperando que usted haga algo?
- R. Ya mis actuaciones de ni?a prodigio del barrio me pon¨ªan sumamente nerviosa. Despu¨¦s, como parece que lo hac¨ªa bien, mis padres empezaron a ir los domingos a una cosa que exist¨ªa en Catalu?a, que no s¨¦ si existe ya, los cau d¡¯arts, que son unos nidos de arte donde obreros y gente del barrio sal¨ªa y recitaba. Yo me convert¨ª en una peque?a estrella en esos sitios, y eso me torturaba, me hac¨ªa muy desgraciada. El lunes estaba muy bien, y si hab¨ªa ido bien la cosa, el martes estaba contenta. El mi¨¦rcoles ya me empezaba a poner nerviosa.
- P. Y sale del escenario.
- R. Y sales del escenario diciendo: ??Pero lo he dicho bien? Porque ayer me dijeron que me hab¨ªa salido demasiado acento. ?Pero estaba bien??. Eso fue pasando hasta que unos a?os despu¨¦s ya trabajaba con los adultos. Me hab¨ªa desarrollado enormemente, como si ya fuera muy mujer con diecis¨¦is, y con diecisiete ya hac¨ªa mujeres fatales. Y con diecinueve, Medea.
- P. Su gran papel.
- R. No s¨®lo porque fue un ¨¦xito y me dijeron cosas muy buenas, sino porque yo me enter¨¦ de qui¨¦n era. Yo. Era la m¨¢s sorprendida. Tuve una adolescencia muy acomplejada. Salir de la calle Buenos Aires, de Hospitalet, e ir al Romea de Barcelona, donde la gente vest¨ªa diferente. Todos est¨¢bamos a lo nuestro y no hab¨ªa ning¨²n ambiente de camarader¨ªa, al menos conmigo. O era yo la que se cerraba y no lo propiciaba.
- P. ?Y cuando la aceptan?
- R. En el momento en el que eres aceptada pasas a formar parte de un grupo que ensaya y que act¨²a y que despu¨¦s se dispersa. Yo estudiaba danza al mismo tiempo que trabajaba en el teatro, estudi¨¦ solfeo al mismo tiempo que trabajaba en el teatro: todo impulsado por mi madre, todo obligada por mi madre. No obligada, pero s¨ª forzada: ?Tienes que hacerlo, tienes que hacerlo?. Y se va formando una persona. Empiezo tarde a formarme como persona.
- P. ?No tiene problemas en las compa?¨ªas?
- R. En el Romea enseguida contrataron a otra ni?a como yo, que es Julieta Serrano. Nos pusieron a vestirnos en el mismo camerino. ?ramos las dos mindundis, las ¨²ltimas de lo ¨²ltimo de la compa?¨ªa, y ah¨ª encuentro a una amiga que ven¨ªa de una clase trabajadora pero de otro nivel que la m¨ªa. Ten¨ªan ducha, ten¨ªan un hermano que hab¨ªa ido a la Universidad, que le pasaba libros a Julieta, que Julieta me pasaba a m¨ª. Ah¨ª ya no me siento sola.
- P. Una compa?era de viaje.
- R. M¨¢s que eso. Hacemos una amistad muy fuerte que dura hasta que me caso. Al casarme y formar nuestra compa?¨ªa y tener los hijos y todo eso nos hemos visto menos, pero en mi coraz¨®n es mi gran amiga.
- P. La primera vez que ve a Julieta Serrano.
- R. Me dicen: ?Mira, esta nena tambi¨¦n va a estar en la compa?¨ªa. Os vestir¨¦is juntas porque no hay m¨¢s camerinos?. Julieta dibujaba maravillosamente. Julieta hab¨ªa estudiado Bellas Artes, hac¨ªa obras de arte de esmalte. Mi vida cambi¨®. Me quedaba a dormir muchas veces en su casa, cuando mi madre no pod¨ªa acompa?arme, o para que mi madre no tuviera que acompa?arme.
- P. Est¨¢bamos con Medea.
Fue como una locura, sali¨® en todos los peri¨®dicos. Mis padres los ten¨ªan todos. A m¨ª me parec¨ªa que hab¨ªa pasado algo important¨ªsimo y que ya todo iba a seguir por ah¨ª, cosa que no fue cierta para nada.
- P. ?Qu¨¦ le dec¨ªan en casa: ¡®no pierdas la cabeza¡¯?
- R. No, pobres. Todos pensamos que eso era el principio de otra vida. Y no era.
- P. Tampoco era tan mal pron¨®stico.
- R. S¨ª, pero nosotros nos cre¨ªamos que eso era como una compa?¨ªa de rock, que entonces ya empezaban los contratos.
- P. ?Sus padres vivieron siempre juntos?
- R. Pero no quiero dar una idea falsa, como de una mala vida.
- P. Ten¨ªan una relaci¨®n civilizada.
- R. Pero no hab¨ªa amor. Aquello era como si mi padre fuera un hu¨¦sped. Ten¨ªa la mejor habitaci¨®n de la casa y ven¨ªa a comer y a cenar. Y a dormir.
- P. ?Eso le marca?
- R. En la adolescencia, el matrimonio era lo ¨²ltimo que me apetec¨ªa. Los chicos no me interesaban, no tuve ning¨²n novio, no sal¨ª con nadie. Ten¨ªa amigos y amigas, pero nada m¨¢s. Es que no se me pasaba por la cabeza. Y adem¨¢s, la idea del matrimonio era una palabra oscura, donde dos viven juntos toda la vida y lo normal que es que salga mal. As¨ª que conoc¨ª a Armando [Armando Moreno, actor y productor] y a los seis meses nos casamos.
- P. ?C¨®mo fue?
- R. En una sala de doblaje. Armando era poeta, escrib¨ªa, hac¨ªa guiones de cine, los hab¨ªa vendido. No sab¨ªa nada de teatro pero sab¨ªa much¨ªsimo de cine y lo amaba profundamente. Y en ese momento, como era muy guapo, le hab¨ªan salido unas pel¨ªculas en Barcelona como actor. Entonces hizo una pel¨ªcula que se llamaba La pecadora, con Carmen de Lirio, y ¨¦l era el chulo malvado y esas cosas. Me parece, ?eh? Porque la pel¨ªcula no la recuerdo para nada. Yo hac¨ªa doblaje al mismo tiempo, y radio, cuando estaba en el Romea. Entonces me llamaron para doblar a Carmen de Lirio, porque ella era una vedette de revista buen¨ªsima y bell¨ªsima, pero no les acababa de satisfacer. ?l estaba en el atril dobl¨¢ndose a s¨ª mismo. Yo entr¨¦, dej¨¦ el bolso, me puse al lado y di la r¨¦plica de Carmen. Entonces se estrope¨® la m¨¢quina y salimos todos los que est¨¢bamos all¨ª a tomar un caf¨¦, en la misma sala de doblaje, y ah¨ª nos vimos un momento y hablamos. Volvimos a entrar, terminamos la pel¨ªcula y me fui; no lo vi m¨¢s. Entonces, el productor con el que trabajaba Armando me pidi¨® que yo hiciera una pel¨ªcula, pero yo me iba de gira con Tamayo. Le dije que no y que no. ?l insist¨ªa, vino alguien a mi casa de Hospitalet con el gui¨®n. Fui a su despacho a decirle: ?No, no voy a ir?. Yo no hab¨ªa hecho nada de cine, me parece. ?No, yo no quiero hacer cine, yo quiero hacer teatro. No quiero?. Y estaba Armando, y me dec¨ªa: ?Pero hombre, si esta pel¨ªcula, el papel es tan bonito?. ?No, no y no?. Y nada: adi¨®s, gracias. Armando sale conmigo y empezamos a caminar del Paralelo hasta Hospitalet y ya est¨¢.
- P. Y usted pens¨®: este chico me gusta.
- R. S¨ª. Yo me fui de gira, y empezamos una relaci¨®n por carta. Cartas muy bellas. Est¨¢bamos muy embalados los dos.
- P. ?Las conserva?
- R. Las de ¨¦l las he conservado pero ahora mismo no s¨¦ d¨®nde est¨¢n. Las m¨ªas no, por supuesto. O no lo s¨¦. Nos hemos cambiado de varias casas y ya habr¨¢n desaparecido por ah¨ª. Pero dej¨¦ la compa?¨ªa de Tamayo, volv¨ª, estuvimos dos o tres semanas juntos preparando la boda, me cas¨¦, sal¨ª de Hospitalet y nos fuimos a una habitaci¨®n con derecho a cocina en la calle Mallorca de Barcelona. Y ah¨ª empezamos a luchar y a trabajar.
- P. Montan una compa?¨ªa.
- R. Eso es cuatro a?os despu¨¦s. En medio de esto nacen mis dos hijas. A ninguno de los dos nos iban bien las cosas. Cuando nos casamos, Armando no me hab¨ªa visto interpretar nunca. Me oy¨® recitar en casa de Julieta el d¨ªa que fui a present¨¢rselo a la familia de Julieta. Ah¨ª recit¨¦ y se qued¨® con la boca abierta.
- P. ?Por qu¨¦ se hacen empresarios?
- R. Porque yo ten¨ªa mis sue?os y mis ambiciones teatrales, y ¨¦l dijo: ?Mira, eso no te lo va a ofrecer nadie. Esto hay que salir a buscarlo. Yo salgo a buscar dinero para formar una compa?¨ªa y que hagas eso que t¨² quieres hacer?. Eso fue dur¨ªsimo, dur¨ªsimo.
- P. A?os 60.
- R. No era el momento, ni ten¨ªa sentido. Medea estaba muy lejos. Yo no hab¨ªa tenido nada estupendo desde entonces. Fue un poco de la nada. Esa compa?¨ªa la formamos en el 59 y la tuvimos veintis¨¦is a?os. Arriba y abajo, como todo el mundo, mal y bien. Y siempre muy temerosos.
- P. ?A Medea c¨®mo hab¨ªa llegado?
- R. No me lo puedo creer todav¨ªa ahora. La prueba que me hicieron fue colocarme en un patio de un hospital deshabitado, ah¨ª lejos, lejos, y ponerme a gritar el papel, a gritarlo. Esa fue la prueba que me hicieron, para ver si hab¨ªa voz suficiente para llegar al final de la funci¨®n. Yo sustitu¨ªa a la gran actriz, que estaba enferma y desisti¨® muy tarde, la verdad. Muy tarde. Sospechosamente tarde. Para dejar a una compa?¨ªa con tres obras montadas, los decorados, los vestuarios, la gente contratada y todo eso, con menos de tres semanas.
- P. ?Qu¨¦ ocurri¨®?
- R. Yo siempre he cre¨ªdo que se le ech¨® el tiempo encima. Que llevaba los textos prendidos con alfileres. Que hab¨ªa estudiado mucho, pero que era mucho lo que hab¨ªa que estudiar. Era Medea, Fuenteovejuna y Las mocedades del Cid. Tres grandes protagonistas ¡ªsobre todo Medea¡ª y que se le ech¨® el tiempo encima. Que un d¨ªa de repente dijo: me armo de valor, y llamo y digo que estoy enferma, que no puedo. Y fue el fin del mundo, no se puede imaginar. ?ramos un mont¨®n. ?ramos como doce actores, contratos firmados, eran los festivales de Espa?a, los primeros, contratos firmados con grandes ciudades. Lo recuerdo, fuimos a todas partes, gracias a los ¨¦xitos. Pero cuando les dijo: ?No voy?, con todo firmado. Estaban tan desesperados que me hicieron una prueba y me dieron los papeles.
- P. ?Y a usted le da tiempo a estudi¨¢rselo todo?
- R. S¨ª.
- P. Un marat¨®n, ?no?
- R. Yo hab¨ªa estado con Esteban Polls en el Orfe¨®n Graciense de Barcelona, en una compa?¨ªa semi amateur. Yo era la ¨²nica profesional que hab¨ªa all¨ª. Los dem¨¢s eran todos aficionados del barrio. Y ah¨ª hac¨ªamos una obra distinta cada semana, y yo me las aprend¨ªa enteras. No mi papel: lo de todo el mundo, porque ten¨ªa que ayudar a mis compa?eros en el escenario. Yo me quedaba durmiendo y ellos se iban a trabajar a las seis de la ma?ana, despu¨¦s de ensayar por la noche. Una cosa maravillosa, la afici¨®n. As¨ª que yo hab¨ªa desarrollado una memoria de circo.
- P. ?Alg¨²n secreto?
- R. El secreto es copiar los papeles, el texto, varias veces. Y se queda grabado. Hasta ayer. Esto te lo regalan. Es tonto vanagloriarse, porque te lo regalan. Y el cuerpo, en un momento dado, te lo quita. Est¨¢ fatigado y dice: hasta aqu¨ª. O no, o te permite ir aumentando el esfuerzo.
- P. ?Se pensaba en activo entonces, con esta memoria?
- R. Ni se me ocurr¨ªa. Una persona de cuarenta a?os me parec¨ªa muy mayor.
- P. Usted contaba que un d¨ªa fue con su marido a un concierto de Pl¨¢cido Domingo en un lugar muy pintoresco con un p¨²blico estrafalario. Le preguntaron a Pl¨¢cido por qu¨¦ hab¨ªa hecho eso y les respondi¨®: ?Por el entusiasmo?.
- R. Es que no hay otra palabra. He buscado otras palabras para lo suyo, para no repetir. Pero no hay. ?Por qu¨¦ estoy ahora en el escenario? ?Por qu¨¦ me voy a Zaragoza el s¨¢bado, y act¨²o s¨¢bado y domingo, y hay una maleta, y un hotel, y un ensayo?
- P. Es cansado.
- R. S¨ª, las giras son cansadas. Para todo el mundo, y tambi¨¦n para m¨ª. Y ya lo eran cuando las hac¨ªa con treinta a?os. Tienen que apetecerte mucho, o necesitar mucho dinero. Tiene que ser una de las dos cosas. Si no, lo c¨®modo es estar en tu ciudad, vivir en tu ciudad, en tu casa, actuar y por la noche volver a tu casa, tu cama, tu libro.
- P. ?Qu¨¦ lee?
- R. En este momento La divina comedia. Y yo leo todo. Y ahora estoy releyendo, cosa que pens¨¦ que no podr¨ªa hacer nunca. Cuando ten¨ªa setenta a?os, pensaba: qu¨¦ pena me da que no podr¨¦ releer. Porque he le¨ªdo tantos textos prematuramente. Y entonces dije: voy a releer. Leo lo que se publica, pero estoy releyendo much¨ªsimo.
- P. ?Cu¨¢l fue la primera toma de contacto con su amigo Terenci Moix?
- R. Ay. Terenci ten¨ªa fotos de El deseo bajo los olmos que hicimos nosotros en el a?o 60 o 61. E iban, Ana Mar¨ªa Moix y Terenci, al teatro pedirme aut¨®grafos. S¨¦ que es esa obra porque voy disfrazada de la funci¨®n. Y pongo: ?Para Ram¨®n Moix y Ana Mar¨ªa Moix, mi cari?o? y no s¨¦ qu¨¦. ?l sigui¨® toda mi carrera, y todo. Me ped¨ªa fotos, pero yo no lo ten¨ªa centrado. Y cuando est¨¢bamos haciendo en el a?o sesenta y pico con Adolfo Marsillach el programa Sartre, La puta respetuosa y A puerta cerrada, ya era Terenci ¡ªya no era Ram¨®n¡ª se paseaba por all¨ª y saludaba, pero yo no recuerdo haberle hecho caso. Y un d¨ªa, en la gira, por la ma?ana, al encontrarnos, me dice Adolfo que le han dado un premio por un libro. ¡°?T¨² te acuerdas de aquel chico tan hablador, Terenci?¡±. Era La torre de los vicios capitales, que era un desmadre considerable. Adolfo me pas¨® el libro, lo le¨ª, y ya pasamos a cuando Terenci me hace la primera entrevista para Fotogramas. Y ah¨ª fue un flechazo, como el que antes hab¨ªa tenido con Armando. Salimos de la entrevista como si fu¨¦ramos hermanos y lo hemos sido hasta el momento de la muerte de Terenci. Ha sido mi grand¨ªsimo amigo. De nombres, Alberti fue muy amigo, muy amigo.
- P. Este cuadro de Alberti dice ?para la audaz cosmopolita?, 1995.
- R. Porque viajaba. Viaj¨¢bamos mucho los dos. Hicimos trescientos y pico recitales juntos. Hicimos una grand¨ªsima amistad. Y con V¨ªctor Garc¨ªa, una amistad conflictiva, pero tambi¨¦n. Pero mi gran amigo ha sido Terenci.
- P. V¨ªctor Garc¨ªa es un paso important¨ªsimo en su carrera.
- R. S¨ª, un paso enorme.
- P. Cuando usted conoce a V¨ªctor, hace con ¨¦l tres obras. ?l la dirige: Las criadas, de Jean Genet, Yerma y Divinas palabras.
- R. Es un cambio en mi vida absoluto. Entre los tres espect¨¢culos me abren las puertas del mundo.
- P. ?Por qu¨¦ su amistad era conflictiva?
- R. El problema era el alcohol. Yo le quer¨ªa much¨ªsimo. ?l me quer¨ªa much¨ªsimo. Pero era muy cansado. Era una amistad vamp¨ªrica. Porque era una necesidad del otro todo el tiempo, todo el tiempo. Y que todo sea memorable. Que la paella que nos vamos a comer sea memorable. Todo era siempre muy intenso. Y Armando aguantaba mal esa intensidad. Porque Armando quer¨ªa mucho a V¨ªctor y V¨ªctor quer¨ªa mucho Armando, pero no lo aguantaba bebido. Pues hab¨ªa que hacerlo. Si quer¨ªamos trabajar juntos, hab¨ªa que hacerlo.
- P. Un d¨ªa quiso levantarse de la cama y no fue capaz: la depresi¨®n.
- R. En Covent Garden, s¨ª. Estaba dirigiendo Rigoletto. Y me parti¨® como un hachazo. No me avis¨®, no me pasaba nada. Estaba dirigiendo, ten¨ªa mi equipo. Todo andaba bien. Pero el hachazo me dej¨® partida y la funci¨®n, mi trabajo, no estaba terminado. Y no lo pod¨ªa terminar. Fue un exitazo, pero no estaba terminado. Y los cantantes vieron que me estaba pasando algo terrible
[?No sal¨ª de la cama en tres meses. Me arreglaron las pastillas. Sal¨ª de aquello al cabo de un a?o y nunca supe por qu¨¦ me romp¨ª. La psiquiatra me dijo que mejor no abrir el caj¨®n?, dijo a N¨²ria Navarro en El Peri¨®dico]
- P. ?Es usted una mujer nost¨¢lgica?
- R. No, en absoluto.
- P. Hace mucha vida cultural en Madrid.
- R. No siempre. Ahora estoy en un momento en que s¨ª. He ido a ver cuatro o cinco cosas de mis compa?eros. Les he visto, he entrado a saludarlos. Pero de pronto estoy temporadas en que el cuerpo no me pide nada, me pide quedarme en casa con los libros. Los libros encadenan mucho, tambi¨¦n.
- P. Buen esclavizaje.
Y las casas esclavizan mucho, tambi¨¦n. Pero s¨ª, prefiero un buen libro a una buena pel¨ªcula, a veces incluso a una buena funci¨®n de teatro. Tambi¨¦n se apoderan un poco de tu vida, claro. Te dan much¨ªsimo. Si no, ser¨ªas est¨²pida.
La obra Incendios, dirigida por Mario Gas y protagonizada por Nuria Espert, se representa en el Teatro de La Abad¨ªa de Madrid del 21 de junio al 16 de julio.
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