Encontrar la belleza en medio de la miseria
El fotoperiodista iran¨ª Reza Deghati ense?a a ni?os de Fuerte Apache, un peligroso barrio de Buenos Aires, a captar su vida para una gran exposici¨®n de la Bienal Sur
Reza Deghati ha visto de todo. No es un hombre f¨¢cil de impresionar. Dedic¨® su vida a fotografiar el horror de la guerra y el hambre, desde Irak hasta Somalia. Y sin embargo, la llegada a Fuerte Apache, el m¨ªtico barrio pobre de Buenos Aires donde naci¨® Carlos Tevez, le impact¨®. Est¨¢ formado por bloques de hormig¨®n envejecido, con aspecto de peque?as c¨¢rceles enfrentadas unas a otras con pasarelas oxidadas y rotas. Pronunciar su nombre en Buenos Aires es sin¨®nimo de peligro. Alrededor de los bloques hay coches abandonados, rejas por todas partes y una desolaci¨®n que empeora la lluvia de un d¨ªa gris de invierno. ¡°Esto es zona de guerra. Y tiene cosas incluso peores. Ni siquiera en Irak o Afganist¨¢n el GPS te dice est¨¢ usted entrando en zona peligrosa. Es desconcertante. Si miro a los polic¨ªas vestidos de militar que hay a la entrada de este lugar, no es tan diferente de Sarajevo. Adem¨¢s, la guerra acaba, la pobreza no¡±, explica el fot¨®grafo iran¨ª sentado frente a los colosos de hormig¨®n.
Reza est¨¢ aqu¨ª con una misi¨®n clara. Este fotoreportero, uno de los m¨¢s prestigiosos del planeta, quiere ense?ar a los ni?os de Fuerte Apache, y a otros de la villa 20-21, un barrio de chabolas cercano, a fotografiar su vida. Lo har¨¢n durante semanas supervisados por ¨¦l. Y su trabajo se expondr¨¢ por toda la ciudad durante la Bienal Sur, un novedoso proyecto que durante cuatro meses, desde septiembre, pretende convertir Buenos Aires en la gran capital del arte latinoamericano. Las fotograf¨ªa de estos adolescentes guiados por Reza ser¨¢ un plato fuerte pero habr¨¢ 379 instalaciones art¨ªsticas elegidas entre los 2.500 de 78 pa¨ªses que se presentaron a un enorme concurso internacional. ¡°Es un gran proyecto de integraci¨®n regional, es una locura que nunca se ha hecho, con exposiciones simult¨¢neas en decenas de ciudades, desde Bogot¨¢ a Sidney pasando por Par¨ªs¡±, explica An¨ªbal Jozami, rector de la Universidad Tres de Febrero y gran promotor del proyecto.
Ayl¨¦n, una chica de 15 a?os de Fuerte Apache, est¨¢ muy nerviosa cuando Reza le pide que muestre sus fotograf¨ªas a toda la clase, compuesta por 25 ni?os del barrio. El fot¨®grafo les entrega c¨¢maras modernas y les da sus libros de im¨¢genes m¨¢s conocidos, para que se inspiren, aprendan a mirar. No todos son de guerra. Reza tambi¨¦n ha sido durante a?os fot¨®grafo de National Geographic. Los ni?os ven la belleza y el horror y desde ah¨ª tratan de contar su mundo.
¡°No me s¨¦ expresar muy bien¡±, se excusa Ayl¨¦n. No importa. Sus fotograf¨ªas hablan por ella. La ni?a tiene un tema recurrente: un ni?o en silla de ruedas. Es su hermano. Uno de los 12 que tiene. ¡°Ah¨ª hay 12 historias para contar, much¨ªsimo material¡±, le explica Reza mientras le va dando consejos ante los errores de sus primeras fotograf¨ªas. ¡°?ramos 16, cuatro murieron¡±, explica ella. ¡°El problema de tu hermano te ayudar¨¢ a fotografiarlo¡±, le cuenta ¨¦l, que ha visto r¨¢pidamente por las im¨¢genes la relaci¨®n especial entre los dos ni?os. ¡°No, no, a ¨¦l no le molesta para nada la silla de ruedas, es normal¡±, corrige ella. Reza tratar¨¢ de sacar precisamente eso, la normalidad.
¡°Nosotros miramos y vemos el horror de este lugar. Pero para ellos esto es el para¨ªso. Quiero que se lo cuenten as¨ª a los de fuera¡±, explica el fot¨®grafo. ¡°Su mirada es completamente opuesta a la de un fotoreportero como yo. Nosotros buscamos lo que est¨¢ roto, lo que est¨¢ mal, reflejamos un lugar peligroso y feo. Ellos fotograf¨ªan la felicidad. Creo que nos hemos equivocado todos estos en el fotoreporterismo. Porque la gente acaba odiando esos lugares. Acabar¨¢ cerrando los ojos para no ver ese horror. Y lo que necesitamos es que los amen. Para proteger algo hay que amarlo¡±, sentencia el hombre que debe su fama y su ¨¦xito precisamente a las fotograf¨ªas del desastre, como una de mujer somal¨ª devorada por el hambre que impresiona a estos ni?os cuando hojean sus libros. El fot¨®grafo les cuenta que estuvo 72 horas sin comer para entender el hambre, trata de enganchar a los adolescentes con su arte.
En Fuerte Apache viven 40.000 personas. Se cre¨® a finales de los 60 por un Gobierno militar para realojar a la gente de la villa 31, un barrio de chabolas en pleno centro. Fue un fracaso total. La 31 pronto se volvi¨® a llenar y Fuerte Apache se convirti¨® en otro guetto. En realidad su nombre es Ej¨¦rcito de los Andes, pero todos lo llaman Fuerte Apache desde que un d¨ªa, transmitiendo en directo en medio de los tiroteos habituales en la zona, un periodista lo defini¨® as¨ª. La mayor¨ªa de los argentinos no ha ido jam¨¢s pero lo conocen porque Tevez siempre habla de ¨¦l y muestra camisetas con el nombre del barrio cuando marca un gol. Cuando est¨¢ en Argentina suele venir aqu¨ª a comer un asado con sus amigos de la infancia. Uno de ellos, el m¨¢s cercano, muri¨® en un tiroteo cuando ¨¦l debutaba en primera.
Luciana, otra adolescente, algo menos t¨ªmida, muestra su trabajo. Entre las fotos de sus padres, de su hermano, con un juego de colores intenso, y la vista desolada desde su ventana, un juego que Reza les ha propuesto a todos, aparece un trabajo especial: un espejo en medio de hierros viejos y maderas rotas muestra los ¨¢rboles del peque?o parque en medio de los bloques. Una diminuta isla verde dentro del gris dominante. ¡°Ellos van a ense?ar lo mejor de su vida. Van a mostrar la belleza de este lugar. Estos ni?os van a entrar en la ciudad con su fotograf¨ªa, las vamos a poner por todas partes. La gente de Buenos Aires ver¨¢ que no son peligrosos, que son ni?os inteligentes, sensibles, que fueron abandonados aqu¨ª. Y entender¨¢n que esto no puede seguir as¨ª, Argentina no puede tratar as¨ª a sus ni?os. Yo soy optimista. Vamos por buen camino y la fotograf¨ªa puede ser de gran ayuda. Dentro de 500 o 1.000 a?os nos mirar¨¢n y dir¨¢n ?C¨®mo pod¨ªan ser tan b¨¢rbaros de permitir que la gente viviera as¨ª tan cerca del centro de ciudades ricas como Buenos Aires?¡±, clama Reza. En Fuerte Apache es dif¨ªcil ser optimista, pero todos sus alumnos lo parecen.
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