La manipulaci¨®n de la naturaleza

En los documentales de naturaleza, la utilizaci¨®n en los instantes cumbre del lenguaje cinematogr¨¢fico, del montaje y de los planos de apoyo, suele enturbiar el franco devenir del plano en continuidad, la emoci¨®n del instante, la verdad de la vida y de la muerte capturadas en directo. Es entonces cuando el espectador elucubra sobre la posibilidad de que le est¨¦n dando gato por liebre, de que las tomas y las situaciones est¨¦n provocadas por los responsables de la pel¨ªcula, de la manipulaci¨®n del espacio y del tiempo.

Por todo esto quiz¨¢ sea m¨¢s sincero, aunque no por ello m¨¢s brillante, lo que han compuesto el austriaco Otmar Penker y el espa?ol Gerardo Olivares en Hermanos del viento, fusi¨®n entre documental de naturaleza y f¨¢bula de ficci¨®n, alrededor de la lucha por la vida, que nunca intenta eludir su composici¨®n artificial, aunque est¨¦ asentada en tomas aparentemente genuinas de acoso y derribo entre especies en el entorno de las monta?as. Pero no es as¨ª: se trata de animales amaestrados, acostumbrados incluso a las c¨¢maras de cine.

Nacida como documental sobre las ¨¢guilas en Los Alpes, y convertida m¨¢s tarde en ficci¨®n, con el a?adido de una historia tan sencilla que solo resulta simple, apoyada en el mito de Ca¨ªn y Abel, la relaci¨®n de un padre hosco y severo con su hijo, y la de ambos con un guardabosques, la pel¨ªcula entra de lleno en el estilo de Olivares, documentalista antes que director de ficci¨®n que, sin embargo, nunca ha dejado de reunir en sus historias los valores centrados en la naturaleza y la filmaci¨®n de sus latidos cong¨¦nitos. Con Hermanos del viento, eso s¨ª, acaba not¨¢ndose demasiado que el relato es un postizo sin fuerza dram¨¢tica ni inter¨¦s humano. Un c¨®ctel preciosista y melifluo, de muy espor¨¢dicas tomas de innegable belleza, demasiado empe?ado en agradar a toda la familia.