La magia del instante eterno
Tercer largometraje de Sunao Katabuchi, primero en estrenarse comercialmente en Espa?a, est¨¢ ambientado en los alrededores de la Hiroshima de la bomba at¨®mica
EN ESTE RINC?N DEL MUNDO
Direcci¨®n: Sunao Katabuchi.
G¨¦nero: drama de animaci¨®n. Jap¨®n, 2017.
Duraci¨®n: 90 minutos.
Las infinitas posibilidades del lenguaje audiovisual, a¨²n inexploradas en muchos aspectos, te pueden dejar boquiabierto cuando se ejercitan en un sentido remoto al esperado. Es la magia cinematogr¨¢fica, la del instante imperecedero, esa que surge en forma de explosi¨®n en tus ojos y en tu interior, traslad¨¢ndote a un lugar que nunca hab¨ªas visitado. Una emoci¨®n que puede gozarse justo en el momento m¨¢s dram¨¢tico de la pel¨ªcula de animaci¨®n japonesa En este rinc¨®n del mundo, cuando la tragedia, de pronto, lleva la pantalla a negro durante unos segundos con la pr¨¢ctica de un ins¨®lito fuera de campo mezclado con una elipsis, seguidos de un recurso de dibujo de trazo elemental. La pel¨ªcula, y el espectador, alcanzan entonces la inocencia m¨¢s pura.
Tercer largometraje de Sunao Katabuchi, forjado en la televisi¨®n, y primero en estrenarse comercialmente en Espa?a, En este rinc¨®n del mundo est¨¢ ambientado en los alrededores temporales y espaciales de la Hiroshima tristemente crucial a causa del lanzamiento de la bomba at¨®mica, lo que hace que entronque, en tono y en sentido hist¨®rico, tanto con ciertas obras de ficci¨®n, caso de La m¨¢s bella y de Cr¨®nica de un ser vivo, ambas de Akira Kurosawa, como con ineludibles referentes de la animaci¨®n oriental.
La conjunci¨®n del formato animado japon¨¦s y de la tem¨¢tica de la II Guerra Mundial tiene en la fundamental La tumba de las luci¨¦rnagas (Isao Takahata, 1988) una cima ineludible. Sin embargo, Katabuchi elude el exultante colorido de Takahata, con formas y personajes perfectamente trazados, con las tradicionales l¨ªneas negras de dibujo en los contornos de criaturas y objetos, junto al milim¨¦trico trabajo de los fondos, y practica un tipo de animaci¨®n m¨¢s sencilla, m¨¢s et¨¦rea, m¨¢s pastel, con menos desarrollo en las formas y en los rostros, y sin tanta minuciosidad en los fondos. Es decir, en un territorio cercano a El cuento de la princesa Kaguya, tambi¨¦n de Takahata, y lejos de los trazos de las cumbres del anime m¨¢s conocidas por los no necesariamente especialistas en la materia: las pel¨ªculas de Hayao Miyazaki y de Satoshi Kon.
Katabuchi utiliza adem¨¢s un tipo de movimiento de cadencia entrecortada, el que huye del realismo para atrapar la simplicidad. Una sistem¨¢tica a menudo definida como limitada, que sin embargo nada tiene que ver con la baja calidad, pues es desarrollado as¨ª como m¨¦todo de narraci¨®n, como modelo aparte de expresi¨®n visual. Quiz¨¢ demasiado larga en cuanto a metraje, pero con un notable nivel medio, la pel¨ªcula, desde luego, quedar¨¢ en la retina por la valent¨ªa de un instante eterno.
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