Mario Palacios se queda solo y deja escapar un lote de triunfo en Madrid

Mario Palacios estaba anunciado para matar dos novillos y acab¨® estoqueando cuatro. Y en Madrid. Una dura prueba que solo ten¨ªa una salida posible: demostrar su ambici¨®n y condiciones y abrir la puerta grande. Pero al t¨¦rmino del festejo, cabizbajo, Palacios abandon¨® la plaza a pie por la puerta de cuadrillas. Hab¨ªa suspendido el examen. Y el fracaso, seguro, marcar¨¢ su futuro. Y lo har¨¢ porque el novillero extreme?o dej¨® escapar un lote de ¨¦xito, de esos que pocas veces aparecen. Tres de los cuatro utreros que le correspondieron en suerte le pusieron en bandeja el triunfo. Y el cuarto, casi tambi¨¦n.

La novillada de Mar¨ªa Casc¨®n no decepcion¨®. Cumplidora en los caballos, fue buena y variada, y sorte¨® hasta cuatro animales de alta nota. Los seis novillos fueron nobles en distinto grado y demostraron albergar sangre brava en sus venas. El fondo de la casta estuvo siempre presente. Los mejores, segundo, cuarto y quinto. El primero de ellos, encastado y codicioso; los otros dos, nobles, con calidad, repetici¨®n y humillaci¨®n. Toros para reivindicarse. Toros que no pod¨ªan marcharse al desolladero con las orejas intactas.

Ante ellos, Mario Palacios dio muchos pases, pero apenas tore¨®. A sus muletazos les falt¨® alma, reposo y hondura. A veces lineal, a veces mejor colocado, lo suyo fue un quiero y no puedo, una demostraci¨®n de carencias t¨¦cnicas y art¨ªsticas. Apenas alg¨²n natural largo y de mano baja frente al cuarto podr¨ªan rescatarse de las cuatro faenas largas e ins¨ªpidas que firm¨®. Un balance clamorosamente pobre teniendo en cuenta el buen juego de sus oponentes.

Sus dos compa?eros, en cambio, no pudieron disfrutar del encierro llegado desde el campo charro. Tanto Juan Miguel como Andy Younes cayeron en el campo de batalla y solo pudieron estoquear uno de sus dos oponentes. El percance del primero se produjo cuando el madrile?o realizaba un quite por gaoneras ante el tercero de la tarde. El novillo de Mar¨ªa Casc¨®n -el mismo que despu¨¦s tambi¨¦n coger¨ªa a su compa?ero- se meti¨® por dentro, cogi¨® a su presa y le lanz¨® varios derrotes que ocasionaron sendas heridas en cuello y escroto. Ante el noble y enclasado primero, que se acab¨® rajando, acompa?¨® las embestidas y tras un pinchazo, dej¨® una estocada y salud¨® una ovaci¨®n.

No tuvo mejor suerte el franc¨¦s Andy Younes. ?l tampoco pudo continuar la lidia tras resultar herido al intentar matar al ¨¢spero y geniudo tercero. La cogida, espectacular, lo dej¨® tendido en el suelo. Inerte. Afortunadamente, mientras lo llevaban en volandas a la enfermer¨ªa, Younes recobr¨® el sentido y en un arrebato valiente y torero volvi¨® a la cara del toro para darle muerte. Lo consigui¨®, pero la voltereta le hab¨ªa ocasionado un traumatismo craneoencef¨¢lico y diversos puntazos y contusiones que le impidieron volver al ruedo.

Antes, y con m¨¢s voluntad que t¨¦cnica y acierto, hab¨ªa construido una labor que cogi¨® vuelo ya al final, gracias a un circular invertido que culmin¨® en un jaleado cambio de mano. Eso y la cogida le valieron una ovaci¨®n.