¡°Durante a?os no supe si a Almod¨®var le gust¨® mi m¨²sica para ¡®?tame¡±
El gran compositor desgrana su vida y memorias en el libro 'En busca de aquel sonido', donde cuenta una carrera que ha dejado cerca de 500 pel¨ªculas
Ennio Morricone (Roma, 1928) mantiene una l¨®gica obsesi¨®n con el tiempo. No se trata de algo reciente, cercano a ese umbral que te urge a beberte la vida cuando pasas de ciertas edades y est¨¢s a punto de llegar a los 90, en plena cuenta atr¨¢s. Le ha afectado siempre. En gran parte, como m¨²sico. Por ejemplo, m¨¢s all¨¢ del glamur, de las ovaciones, del reconocimiento mundial, cuando fue a Hollywood para recoger su Oscar honor¨ªfico en 2006 -10 a?os antes de que recibiera otro a la mejor banda sonora por Los odiosos ocho, de Tarantino-, lo que m¨¢s le llam¨® la atenci¨®n entre bambalinas fue lo bien que llevaban medido el cron¨®metro. ¡°Eso que a m¨ª no me afectaba¡±, cuenta. Al ser honor¨ªfico, no exist¨ªa l¨ªmite. ¡°Pero esa exactitud¡¡±.
Lo describe en su libro En busca de aquel sonido (Malpaso), una larga entrevista ¨Cm¨¢s de 400 p¨¢ginas- que le ha hecho el m¨²sico Alessandro de Rosa, coautor del volumen. En sus p¨¢ginas, Morricone va desgranando memoria y teor¨ªa, afectos y desafectos, experiencias y manuales sobre la m¨²sica, el cine, el arte, la vida¡
De vuelta al tiempo: ¡°Vamos a hacer r¨¢pido esta entrevista, ?le parece bien?¡±, comentaba el pasado domingo por tel¨¦fono desde Roma, donde vive. ¡°Si sobre alg¨²n tema no me extiendo, c¨®pielo del libro¡¡±, sugiere Morricone. La variante de su car¨¢cter es otra carta que debes tener en cuenta cuando conciertas cita con ¨¦l. Oscila entre sus maneras de anciano encantador o su rostro de ogro al que se le agota r¨¢pido la paciencia.
Pregunta. El hecho de que De Rosa haya nacido en 1985 y pertenezca a una generaci¨®n m¨¢s joven, ?cree que aporta visiones distintas sobre su m¨²sica?
Esa banda sonora de la historia del cine
De Pasolini a Brian de Palma, en la colecci¨®n de Enio Morricone, entra la historia del cine mundial, desde los a?os sesenta hasta el presente. Algunos han echado la cuenta y el m¨²sico italiano es autor de alrededor de 500 bandas sonoras: "He rechazado como m¨ªnimo tantas como las que he aceptado", asegura. Su colaboraci¨®n con Sergio Leone le catapult¨® mundialmente. Eran amigos del colegio. No hay apenas directores en el cine italiano, de Pasolini a Giuseppe Tornatore o Bertolucci, que no hayan trabajado con ¨¦l. Pero en el resto del mundo, lo mismo. De Hollywood al cine europeo, de Terrence Malick, con quien comparte su pasi¨®n por el ajedrez, a Warren Beaty o Quentin Tarantino y Pedro Almod¨®var, la lista abruma. Tambi¨¦n en los descartes. Si de algo se arrepiente es de no haber cuadrado fechas para componer la banda de La naranja mec¨¢nica, de Stanley Kubrick. Y entre las cosas que m¨¢s le duelen est¨¢ el rechazo: "Si a alg¨²n director no le gusta lo que has compuesto y lo descarta, te quieres morir", confiesa.
Respuesta. Vamos a tener que hacer esto r¨¢pido, as¨ª que pregunte ya.
P. Eso era una pregunta¡
R. Ah, pues, no, no lo creo. Es un joven que sabe mucho de lo que habla, muy estudioso, pero no creo que marque la diferencia.
P. Cuenta en el libro que su padre le ense?¨® a hacer melod¨ªas. ?Se ense?a eso o hablamos de un talento natural?
R. No, no se ense?a, lo que me ayud¨® a darme cuenta mi padre es de la importancia de la melod¨ªa. Pero ense?ar a hacerlas, no se puede, eso va dentro de uno.
P. No cuadra la melod¨ªa con lo que usted vivi¨® en ese foro ultra vanguardista de Darmstadt, en Alemania en los a?os cincuenta¡
R. ?D¨®nde?
P. Daaaarmstadt, la ciudad que congregaba a los compositores m¨¢s rupturistas de su generaci¨®n.
R. Ah, Darmstadt, muy bien, muy interesante. Perdone, es que su italiano es bueno, pero no perfecto. Ahora entiendo¡ Cuando fui all¨ª, sent¨ª la necesidad de reaccionar frente a lo que hab¨ªa visto y o¨ªdo. Ya me hab¨ªa acercado a algunos de esos lenguajes rupturistas, pero todo lo que he hecho desde entonces ha desembocado en s¨ªntesis personales.
P. Ciertos complejos ten¨ªa. Por ejemplo, no se atrevi¨® a decirle a su maestro Goffredo Petrassi, en la ¨®rbita de esa vanguardia, que ya entonces se ganaba la vida como arreglista de m¨²sica popular.
R. Me daba verg¨¹enza, no lo hice por timidez. Tampoco me lo habr¨ªan admitido f¨¢cilmente. Era una especie de traici¨®n a los principios.
P. Viniendo de ese ambiente, confiesa en el libro que hizo un pacto muy honesto consigo mismo. Algo que aprendi¨® entre Wagner y la moderna Escuela de Viena a la que perteneci¨® Sch?nberg: que s¨®lo crear¨ªa m¨²sica que tuviera dignidad.
R. Es que no entiendo lo que me dice¡ Le doy un consejo: c¨®pielo del libro. Pero sobre eso, le puedo decir que entre todos esos referentes se invent¨® una nueva crom¨¢tica de la que yo he bebido siempre.
P. Y de otras influencias, ?qu¨¦ me cuenta? Habla de una l¨ªnea que le lleva desde el barroco de Monteverdi a la m¨²sica de cine que hac¨ªa Bernard Herrmann para Hitchcock, por ejemplo.
R. S¨ª, s¨ª, todo lo que de ellos me sirviera para mi propia expresi¨®n personal, era bienvenido. ?Qu¨¦ m¨¢s?
P. Pasemos a los directores de cine. Con Sergio Leone traz¨® tal grado de lealtad que cuando Clint Eastwood ¨Cactor en muchas de sus pel¨ªculas- le pidi¨® que trabajara para ¨¦l, no quiso.
R. Es l¨®gico.
P. Un concepto de lealtad demasiado r¨ªgido, ?no cree? Menos mal que ¨¦l mismo ha acabado componiendo para sus pel¨ªculas.
R. Me parece bien la m¨²sica que hace, sencilla y con gancho popular, como la que quer¨ªa Leone.
P. Tampoco extra?a que de Leone haya pasado a Tarantino, es una de sus grandes referencias.
R. No veo ninguna similitud entre ambos, ninguna.
P. ?Le asustaba que Tarantino utilizase su m¨²sica anterior para meterla en sus pel¨ªculas antes de que compusiera para ¨¦l ahora su ¨²ltima banda original?
R. En absoluto.
P. Cuenta tambi¨¦n que le extra?¨® la reacci¨®n de Almod¨®var a la m¨²sica que le hizo para ?tame. ?A¨²n no sabe si le gust¨® o no?
R. Nunca me lo dijo, durante a?os no supe que pensaba, pero me lo encontr¨¦ una vez y me dijo que le hab¨ªa gustado. Aunque no estoy seguro, pero h¨¢game caso, por favor, siga mi consejo, copie el libro. Muchas gracias, buenos d¨ªas¡
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.