Una delgada l¨ªnea separa la venganza y la justicia
'La Orestiada' abre el Festival de Teatro Cl¨¢sico de M¨¦rida
¡°La palabra es lo ¨²nico que tenemos: el cuerpo y la palabra¡±, sentencia Clitemnestra en uno de los momentos finales de La Orestiada, la tragedia de Esquilo que abri¨® ayer el Festival Internacional de Teatro Cl¨¢sico de M¨¦rida. Son palabras de la reina griega, pero podr¨ªan ser de cualquiera de los actores que se suben a esta escena hist¨®rica. De hecho, son las que usa Jos¨¦ Carlos Plaza, director de la obra, al elegir con qu¨¦ quedarse: ¡°Hay que escuchar el texto, habla de la vida, del alma que hemos hecho carne¡±.
El que ha acercado las palabras de Esquilo al verano emeritense es el poeta Luis Garc¨ªa Montero, cuya adaptaci¨®n ha reducido el original a poco m¨¢s de dos horas. Ha buscado los puntos clave de la reflexi¨®n que el dramaturgo griego hizo sobre la condici¨®n humana en el siglo V antes de Cristo: rencor, pasi¨®n, celos, vanidad, democracia adulterada, venganza que engendra venganza, abuso de poder, dioses, manipulaci¨®n, mentiras p¨²blicas... ?Alg¨²n parecido con la actualidad?
Garc¨ªa Montero ha tenido en cuenta que cada ¨¦poca tiene su manera de evocar estos sentimientos y ha creado un texto que los espectadores entienden desde el primer momento, a pesar de la complejidad del argumento: un padre mata a su hija, la madre de esta la venga y acaba con la vida de ese padre, que es su marido. El hijo de ambos asesina a su madre como manera de honrar y hacer justicia por la figura paterna. Todo entre dioses, guerras, golpes de Estado ocultos... Los distintos filos de la justicia y la venganza y la delgada frontera entre ambas van a sobrevolar, como sobrevuelan las palomas y los murci¨¦lagos ¡ªambos literalmente¡ª, hasta el 9 de julio, las noches de este teatro construido entre los siglos I y II.
La carne, los cuerpos, los pone un elenco de 31 actores. El coro es, en palabras del siglo XXI, ese Pepito Grillo al que algunas artima?as consiguen vencer. Y que los protagonistas se dejan la piel en la arena se demuestra cuando Electra, interpretada por Amaia Salamanca, u Orestes, al que da voz Ricardo G¨®mez, se quedan con tierra pegada en la cara tras retorcerse en el suelo de ira y dolor. O cuando la actriz Ana Wagener (Clitemnestra) no era capaz de terminar la escena final en los ensayos porque se le saltaban las l¨¢grimas, seg¨²n cont¨® a EL PA?S Garc¨ªa Montero, y ella confirm¨®. Sobre el escenario, Clitemnestra, la madre en ¡°la madre de todas las tragedias¡±, en palabras del director, no llega a quebrarse en la catarsis final, pero no deja impasible ni a la estatua de Ceres que preside el escenario.
Entre el equipo hay una broma que dice que si a Shakespeare le hubieran dado un Oscar, hubiera sido a guion adaptado y no original, porque tanto el Bardo, como Calder¨®n u otros beben de tragedias griegas como esta.
Veteranos y novatos
Jos¨¦ Carlos Plaza ya abord¨® La Orestiada hace 27 a?os. "De aquella queda la base", dice. ?l ha cambiado: "Entonces cre¨ªa en la justicia y en la democracia. Ahora, no". Plaza es uno de los puntales en los que se han apoyado las debutantes en M¨¦rida: la veterana Ana Wagener y la joven Amaia Salamanca, que confes¨® no haber estado m¨¢s nerviosa en su vida, "con un pu?al en el est¨®mago". Otro nuevo en estos lares es Ricardo G¨®mez, que deja a su televisivo Carlitos y parece que nunca fue hijo de los Alc¨¢ntara y siempre lo fue de Clitemnestra y Agamen¨®n.
Babelia
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