El mal fario de un pit¨®n partido
Una corrida deslucida y sin fondo de Fuente Ymbro impidi¨® el espect¨¢culo de los matadores banderilleros
No hubo espect¨¢culo porque los toros lo impidieron. Ni Padilla consigui¨® refrendar su condici¨®n de ¨ªdolo, ni El Fandi ni Escribano pudieron contentar a las pe?as. El festejo transcurri¨® entre silencios a pesar de la algarab¨ªa reinante.
La verdad es que la corrida comenz¨® con mal fario. El primer toro, de seria y preciosa estampa, y unos astifinos e interminables pitones, se parti¨® el izquierdo en su primer encontronazo con la dura madera de un burladero. Qued¨® el animal noqueado, y fue sustituido por otro del mismo hierro, pero no de igual belleza. Nunca se supo cu¨¢l pudo ser el juego del colorado ¡®Sopl¨®n¡¯, pero su hermano no dej¨® alto el pabell¨®n de Fuente Ymbro. No fue, para empezar, un toro guapo, m¨¢s c¨®modo de cara que el anterior -pitones m¨¢s cortos, quiere decirse-, agrio y basto era su semblante, manso se declar¨® en el caballo, acudi¨® alegre en el tercio de banderillas y se neg¨® a embestir en la muleta de Juan Jos¨¦ Padilla. No se entretuvo el torero en justificaciones innecesarias y mont¨® la espada tras unas pocas probaturas de escasas exigencias. No acert¨® el matador, pues el estoque cay¨® atravesado, y la muerte del toro fue tan fea como su comportamiento. Honor para el ya fallecido ¡®Sopl¨®n¡¯, un guapo sin suerte, pues sus cinco a?os de vida y preparaci¨®n quedaron hechos a?icos contra un duro madero.
Tampoco tuvo suerte Padilla con el cuarto, otro manso sin clase ni casta, al que no banderille¨®, y prob¨® sin m¨¢s ante su muy sosa embestida.
No mejor¨® el segundo en la muleta, que hizo pasar un mal rato a El Fandi, quien lo recibi¨® con una larga cambiada de rodillas en el tercio y alguna ver¨®nica de buen estilo. Manse¨® el animal en el picador, y, aunque acudi¨® con celo en el segundo tercio, no estuvieron finos los matadores banderilleros: ni Escribano ni el propio Fandi acertaron con sus pares. El toro mostr¨® un rosario de defectos al final y su matador abrevi¨®, que es lo correcto en estos casos, y tambi¨¦n lo m¨¢s agradecido.
Fuente Ymbro/Padilla, El Fandi, Escribano
Toros de Fuente Ymbro, -el primero, sobrero-, muy bien presentados, mansos, blandos, desfondados, descastados y deslucidos.
Juan Jos¨¦ Padilla: media atravesada, un descabello y el toro se echa (silencio); pinchazo y casi entera (silencio).
El Fandi: media estocada baja (silencio); pinchazo hondo _aviso_ y tres descabellos (silencio).
Manuel Escribano: _aviso_ dos pinchazos y el toro se echa (ovaci¨®n); dos pinchazos y estocada baja (silencio).
Plaza de Pamplona. Cuarta corrida de feria. 10 de julio. Lleno.
Hizo un esfuerzo sobrehumano ante el quinto: lo recibi¨® con cuatro largas cambiadas en el tercio, se salv¨® de una voltereta al quitar por zapopinas, banderille¨® con facilidad y espectacularidad, y se hinc¨® de rodillas muleta en mano; sucedi¨®, sin embargo, que cuando ¨¦l se levant¨® fue el toro el que dobl¨® sus manos y, a partir de entonces, todo sucedi¨® con escasa brillantez.
A la puerta de toriles se march¨® Escribano para recibir a su primero. All¨ª se hinc¨® de rodillas, se santigu¨® dos veces y esper¨® imp¨¢vido que saliera un tren vestido de negro. Apareci¨® por el oscuro t¨²nel un toro de impresionante seriedad, vio un bulto a lo lejos, no lo tuvo claro y dio un peligroso quiebro antes de que el torero tuviera tiempo de enga?arlo con el capote. Momentos despu¨¦s, en un galleo por gaoneras para llevar el toro al caballo, Escribano se enred¨® los pies con la tela y cay¨® en la misma cara de los pitones de su oponente. No pas¨® nada porque el animal fij¨® su mirada en los vistosos colores del capote y olvid¨® por un momento a su lidiador, que volvi¨® a perder pie cuando intent¨® recuperar la verticalidad.
Se luci¨® Escribano en un par de banderillas desde el estribo, y decidi¨® hacer una faena para ganar el favor de las pe?as. La inici¨® con tres pases cambiados por la espalda que despertaron a los tendidos por vez primera desde que comenz¨® el festejo. El toro dijo ser noble, pero su fondo y su casta eran muy cortos. Escribano alcanz¨® a dibujar tres naturales de alta escuela, la muleta barriendo la arena, hondos y hermoso, y ah¨ª acab¨® todo. Acab¨®, sobre todo, el ¨¢nimo del toro, y a pesar de un desplante y las ajustadas manoletinas de su lidiador, la faena no fue tan exitosa como se preve¨ªa. Para mayor abundamiento, dos pinchazos desinflaron la fiesta y Escribano, con cara de enfado, se conform¨® con unas palmas.
Otra vez de rodillas en toriles ante al sexto y otro susto, salvado porque el torero tir¨® el capote y se hizo el quite milagroso. Banderille¨® con eficacia, pero no pudo construir faena ante otro animal inservible.
Una buena noticia: el banderillero Pablo Saugar Pirri, que fue intervenido de serios destrozos intestinales tras ser corneado el domingo en esta plaza, pas¨® ayer a planta, a¨²n en estado grave pero consciente, hemodin¨¢micamente estable y sin riesgo vital, seg¨²n el ¨²ltimo parte m¨¦dico.
La corrida de hoy:
Toros de Jandilla, para Miguel ?ngel Perera, Cayetano y Roca Rey.
Babelia
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