Thoreau: lecturas para el presente
Referente del medioambientalismo y activista antisistema, quiz¨¢ hoy m¨¢s que nunca sea necesario continuar la caminata de este escritor
El escritor y naturalista estadounidense Henry David Thoreau cumple hoy doscientos a?os. Sus trabajos m¨¢s conocidos ¡ªWalden y Desobediencia civil¡ª tuvieron durante el siglo XX una presencia intensa que llega hasta nuestros d¨ªas. Referente del medioambientalismo y activista antisistema, sus obras influenciaron a personajes relevantes como Gandhi o Martin Luther King.
Hoy, gran parte de la obra de Thoreau, incluidos sus textos menos conocidos, est¨¢n editados en espa?ol. Ello nos permite adentrarnos en el terreno del autor de Concord en un paseo generoso lleno de sorpresas. Una de ellas, es la obra a la que Thoreau dedic¨® toda su vida adulta y donde, tal vez, podemos encontrar al autor en su expresi¨®n m¨¢s pura: el Diario. El manuscrito original de este Diario ocupa m¨¢s de 7.000 p¨¢ginas escritas entre 1837 y 1861. En ¨¦l podemos encontrar, en germen, muchos de los materiales que luego nutrir¨ªan sus ensayos y sus obras cl¨¢sicas. Tambi¨¦n en este Diario se nos presenta un Thoreau siempre en movimiento, en interacci¨®n continua con sus vecinos, su familia, su entorno natural.
El Diario, m¨¢s que un libro, es un lugar donde el lector puede entrenar su mirada, su o¨ªdo, su olfato o su capacidad para conectar mundos distantes
Al asomarnos a cualquier fragmento de los veinticinco a?os de anotaciones que conforman esta vasta obra, descubrimos a un Thoreau nuevo, fresco, inesperado. Sus caminatas ¡ªy leer este libro es salir a caminar con ¨¦l¡ª son seminarios al aire libre, siempre cargados de descubrimientos. A veces, la caminata no requiere m¨¢s que ir del sal¨®n a un cuarto soleado cuando llegan las primeras ma?anas fr¨ªas del oto?o. Otras veces, es necesario pasar la tarde recorriendo las calles y patios de Concord y sus alrededores en busca de un cerdo salvaje que se nos ha escapado de la piara.Tambi¨¦n habr¨¢ tardes de primavera en las que nuestros sentidos se abren y nuestro cuerpo se transforma en mero registro para la mano de la naturaleza. O, en invierno, noches en las que nos aventuramos a salir a patinar sobre el r¨ªo con un amigo. El Diario, m¨¢s que un libro, es un lugar donde el lector puede entrenar su mirada, su o¨ªdo, su olfato o su capacidad para conectar mundos distantes. Es, adem¨¢s, un lugar de gran belleza, de extrema precisi¨®n.
Walden nos presenta de un modo muy sistem¨¢tico los principios que pueden llevarnos a una vida en armon¨ªa con la naturaleza. El Diario es una obra m¨¢s abierta, pero, seg¨²n avanzamos en nuestra lectura, se nos van revelando las estrategias que configuran un ¡°m¨¦todo Thoreau¡±. Este m¨¦todo nos invita a movernos en nuestro d¨ªa de manera similar a como ¨¦l lo hiciera, y nos propone un itinerario ¨¦tico que afecta a c¨®mo nos relacionamos con nuestro entorno. Si Walden despliega el sistema ideal para un modo de vida sostenible, el Diario nos da la opci¨®n de recorrer los entresijos y posibilidades de esa sostenibilidad en el contexto real de las situaciones, necesidades y contratiempos que afrontamos en nuestro d¨ªa a d¨ªa.
En 1845, Thoreau se mud¨® a la laguna de Walden ¡ªall¨ª construir¨ªa su famosa caba?a¡ª, dedicando dos a?os a mirar y pensar la sociedad de su ¨¦poca desde un ¨¢ngulo cr¨ªtico. Ni demasiado cerca, ni demasiado lejos de los hombres, podr¨ªa ser el leitmotiv de ese experimento vital. La obra ic¨®nica de Thoreau nos comunica ya esta din¨¢mica compleja y fr¨¢gil, explorada l¨²cidamente por Antonio Casado da Rocha en su reciente libro Una casa en Walden. En el Diario, esa din¨¢mica de cercan¨ªa y de distancia (que todos necesitamos) se nos presenta en su estado m¨¢s sutil. En sus p¨¢ginas queda claro que el yo que interesa a Thoreau no es m¨¢s que un punto de apoyo relacional desde el que caminar ¡ªcon la mente, con los sentidos¡ª hacia todo aquello que no somos nosotros mismos y que puede transformarnos y enriquecernos. Desde ese lugar de compromiso constante con el presente, Thoreau observa, registra y act¨²a en su territorio. Este territorio nos acerca, a veces, al entorno natural (la fauna y la flora de Walden), y otras, al entramado social, cultural y pol¨ªtico que le toc¨® vivir y del que siempre fue un participante activo.
Nos dej¨® una lecci¨®n clara: los valores no son ideas abstractas o esl¨®ganes sociales o pol¨ªticos
El ¡°m¨¦todo Thoreau¡¯¡¯ que subyace al Diario no es un tratado de reglas c¨ªvicas, es una ¨¦tica del caminar pensante, un modo de moverse y mirar que coloca a Thoreau en nuestro presente. En el Diario, Thoreau se muda de nuevo, pero esta vez lo hace para acercarse a nuestro barrio, a nuestro d¨ªa. En compa?¨ªa de este Thoreau vecino recorremos los distintos momentos de su trayectoria vital: su defensa de los valores democr¨¢ticos, su lucha activa contra la esclavitud, su evaluaci¨®n precisa de la naturaleza, su labor de agrimensor o sus conversaciones cotidianas con los vecinos de Concord.
Thoreau lleva doscientos a?os caminando con nosotros, y quiz¨¢ hoy m¨¢s que nunca sea necesario tomarle el testigo y continuar su caminata. Thoreau nos dej¨® la br¨²jula, las coordenadas y algunas claves para continuar su labor. Pero, sobre todo, nos dej¨® una lecci¨®n clara: los valores no son ideas abstractas o esl¨®ganes sociales o pol¨ªticos. Nuestros valores son el material al que se despierta nuestro cuerpo cada ma?ana; con ellos debe iniciarse nuestra caminata, nuestra conversaci¨®n diaria. Tambi¨¦n podr¨ªamos, claro est¨¢, pararnos en el camino, adecuarnos a los atajos, farsas y obligaciones de una vida impuesta por las circunstancias. Pero eso ser¨ªa no aceptar el regalo de Thoreau en el d¨ªa de su cumplea?os.
Ernesto Estrella es doctor por la Universidad de Columbia, investigador y traductor del Diario de H. D. Thoreau
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