No te muerdas la lengua, camarada
Es autor de no menos de 30 pel¨ªculas dentro de la co?a corrosiva Usa el cine como un juguete para sacarle las tripas de serr¨ªn a la sociedad
Este cineasta, Jos¨¦ Lu¨ªs Garc¨ªa S¨¢nchez, naci¨® en Salamanca, en 1941, hijo de militar de alta graduaci¨®n, de lo cual se deduce que la primera mucosa de su subconsciente estuvo amasada con voces de mando y cornetas que tocaban a silencio, unidas al sonido de campanas de iglesias y conventos que llamaban a misa. Este equipaje se lo trajo el ni?o a Madrid a muy tierna edad donde le sobrevino el uso de raz¨®n o algo parecido en una casa de militares de la calle Maudes del barrio de Cuatro Caminos. Desde la ventana del comedor se ve¨ªa la fachada del Hospital militar.
Su primer plat¨® fueron los solares donde jugaban juntos los hijos de los fusiladores y de los fusilados. El neorrealismo del barrio estaba formado por carteristas de tranv¨ªa, putas de la calle Trevi?o, puestos de pipas, cromos y tebeos, un pastor protestante de Bravo Murillo, vacas lecheras orde?adas en las aceras y mozalbetes que daban tirones a los bolsos, mangaban motos e incendiaban jardines de chalets deshabitados. Una de las diversiones consist¨ªa en asomarse a un ventanuco del hospital desde el que contemplaban las autopsias.
La fantas¨ªa corr¨ªa a cargo de Eloy, un botones el cine Bilbao que sol¨ªa contarles a sus amigos las pel¨ªculas prohibidas. Esto suced¨ªa antes de que el chaval, futuro cineasta, se pusiera a so?ar por su cuenta con una bolsa de pipas en la oscuridad de los cines Astur, Cristal, Metropolitano, pero hab¨ªa algo en sus sue?os que no funcionaba correctamente, porque ten¨ªa una tendencia innata a ponerse siempre de parte de los indios contra John Wayne.
Por Cuatro Caminos andaba callejeando entonces el hijo de un comunista preso, un chaval de 17 a?os, muy responsable, llamado Pablo Gonz¨¢lez del Amo, a quien la polic¨ªa pol¨ªtica trinc¨® mientras escrib¨ªa con alquitr¨¢n en una pared ¡°Viva el Comunismo¡±, lance que por ser menor de edad solo le cost¨® de cuatro a seis a?os de c¨¢rcel en los penales de Oca?a y del Dueso.
Los curas
Pablo y Jos¨¦ Lu¨ªs no se conocieron hasta muchos a?os despu¨¦s, porque la vida les impuso un destino dispar: Jos¨¦ Lu¨ªs Garc¨ªa S¨¢nchez fue al colegio de pago donde los curas le extirparon el catolicismo y luego estudi¨® Derecho en la Complutense para aprender que la ley emana de la voluntad divina y que el Derecho Romano fue elaborado con el fin de que los patricios no se vieran nunca condenados. En cambio, Pablo en la c¨¢rcel aprendi¨® montaje cinematogr¨¢fico a cargo de otro presidiario, Ricardo Mu?oz Suay, fundador despu¨¦s de Uninci, productora del Partido Comunista. Con el tiempo Pablo del Amo mont¨® todas las pel¨ªculas ¡ªy gan¨® dos premios Goya, con Divinas Palabras y Tirano Banderas¡ª de aquel ni?o Jos¨¦ Lu¨ªs, con el que se cruz¨® tantas veces en el mismo barrio de Cuatro Caminos sin encontrarse.
Los sabios dirigentes del Movimiento hab¨ªan inventado un sistema para fabricar realizadores de nodos e informadores obedientes al servicio de los ministerios, pero se les torci¨® el asunto y acabaron construyendo un nido de rojos, que se llam¨® Escuela de cine. Y all¨ª fue Garc¨ªa S¨¢nchez a aprender el oficio m¨¢s hermoso del mundo que no se puede ense?ar: uno, porque se hace en grupo, con lo que la responsabilidad se diluye entre amigos; dos, porque los jefes nunca son los mismos; tres, porque la tarea es siempre diferente; cuatro, porque el talento viene de f¨¢brica y no se aprende. All¨ª tuvo de maestros a Carlos Saura y a Basilio Mart¨ªn Patino, a los que empez¨® por llevarles los bocadillos y, poco a poco, termin¨® comi¨¦ndoselos junto con ellos.
Jos¨¦ Lu¨ªs se uni¨® a aquella banda de la Escuela de cine poblada de poetas malditos, desechos de otros sue?os literarios, visionarios de una nueva cultura de la imagen. Tuvo que luchar contra el principio de que realizar una pel¨ªcula en Espa?a era entonces tan impropio como montar una corrida de toros en Chicago, pero no empez¨® mal porque se llev¨® el Le¨®n de Oro en Berl¨ªn con Las truchas y es autor de no menos de 30 pel¨ªculas dentro de la co?a corrosiva, marca de la casa. El nombre de Garc¨ªa S¨¢nchez va unido al de Rafael Azcona y al de los Trueba. Con ellos ha trabajado en decenas de guiones, unos convertidos en pel¨ªculas, otros en el caj¨®n, y los m¨¢s perdidos en el aire entre los orujos de las sobremesas donde pugnaban por desperdiciar una idea genial a cambio de una carcajada.
Jos¨¦ Lu¨ªs Garc¨ªa S¨¢nchez no ha olvidado aquellas autopsias que ve¨ªa de peque?o; de hecho ha dedicado su vida, primero, a destrozar el franquismo familiar como el caballo de cart¨®n y despu¨¦s a usar el cine como un juguete para sacarle las tripas de serr¨ªn a la sociedad. Con una generosidad sin l¨ªmites regala ideas y proyectos, pero incapaz de morderse la lengua le basta la tentaci¨®n de una frase malvada para destruirlo todo, empezando por s¨ª mismo, como si fuera una de aquellas pedradas que arrojaba de ni?o a otra pandilla de la barriada.
Babelia
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