El cuaderno del exilio y de la guerra
Se reedita el diario de Eulalio Ferrer, donde relata las vicisitudes de los que huyen en 1939 de Franco hacia M¨¦xico
¡°Burdeos amaneci¨® hoy envuelto para m¨ª en las tinieblas de una profunda tristeza. Nosotros nos vamos. Europa quema nuestros pies¡±. Esto escribe el 15 de junio de 1940 el capit¨¢n Ferrer en la primera entrada de un estremecedor diario que va a tener otras cuarenta, una por cada d¨ªa que durar¨¢ la traves¨ªa por mar desde Francia hasta Am¨¦rica. Eulalio Ferrer Rodr¨ªguez (Santander, 1920- Ciudad de M¨¦xico, 2009) acababa de cumplir 20 a?os y es el oficial m¨¢s joven de su escala en el derrotado Ej¨¦rcito de la II Rep¨²blica. Las penalidades del exilio le han espantado todo af¨¢n guerrero. Ha malvivido un a?o largo en el terrible campo de concentraci¨®n de Argel¨¨s-sur-Mer y esa ma?ana embarca en el vapor Cuba rumbo a M¨¦xico. Le acompa?an sus padres y una hermana, y viaja en tercera clase, como otro medio millar de fugitivos. Pero Ferrer no es un cualquiera entre tantos. Esa ma?ana, el joven capit¨¢n decide hacerse escritor y ejercer de analista pol¨ªtico. Lo har¨¢ con una perspicacia que en aquel momento resultar¨¢ dolorosamente prof¨¦tica. Ha acabado la guerra de Espa?a y empieza la guerra de Europa, pronostica en los primeros p¨¢rrafos del diario de a bordo. ¡°En el ambiente late el presentimiento de una gran cat¨¢strofe. Abandonar Francia, donde tantas amarguras he padecido, solo deber¨ªa concitar alborozo. Pero el panorama es sombr¨ªo tambi¨¦n para nosotros. ?Ay, c¨®mo siento cabalgar el drama sobre Europa!¡± Este pensamiento, anotado el primer d¨ªa del diario, ensombrecer¨¢ todas sus reflexiones, hasta sumar 41y un centenar de p¨¢ginas.
Ferrer no public¨® en vida ese diario. Lo hicieron sus herederos en 2011 con el t¨ªtulo Cuarenta y un d¨ªas en el mar, editado en M¨¦xico por el Museo Iconogr¨¢fico del Quijote. Ahora se reedita en un tomo de casi 300 p¨¢ginas, como segunda parte de un libro mayor, Entre alambradas publicado en Espa?a en 1988 por Ediciones Grijalbo con pr¨®logo de Alfonso Guerra, a la saz¨®n vicepresidente del Gobierno. Guerra, entre tantas p¨¢ginas estremecedoras, subraya la que se refiere a Antonio Machado, caminando d¨¦bil y enfermo en aquel r¨ªo humano, un ¡°api?amiento de pesadumbre y desventuras¡± que el poeta soporta junto a su anciana madre. ¡°En la placita de Banyuls, Eulalio Ferrer los encontrar¨¢ sentados en un banco., y en un acto impulsivo de solidaridad les dejar¨¢ su capote militar para librarlos del fr¨ªo¡±, escribe. Este pr¨®logo de 1988 se mantiene en la actual edici¨®n, completando una p¨¢gina liminar de la hija de Ferrer, Ana Sara Ferrer Bohorques, presidenta de la Fundaci¨®n Cervantina de M¨¦xico.
Pero estamos en el vapor Cuba, embarcados rumbo a Santo Domingo despu¨¦s de pagar 600 d¨®lares por pasajero para que el dictador Le¨®nidas Trujillo les permita desembarcar. Finalmente, negar¨¢ el permiso, sin devolver el dinero. Como Franco en Espa?a, Trujillo est¨¢ entusiasmado con los primeros triunfos de Hitler y no quiere empa?ar sus ardores fascistas recibiendo ¡°a comunistas y socialistas espa?oles¡±.
O coche o carnet del PSOE
Empresario de ¨¦xito, publicista y, sobre todo, escritor de 35 libros que lo encumbraron hasta un sill¨®n de la Academia Mexicana de la Lengua -El lenguaje de la publicidad, De la lucha de clases a la lucha de frases y la novela 'H¨¢blame en espa?ol', por ejemplo-, Ferrer destac¨® en Espa?a como un gran mecenas. "A veces me preguntan cu¨¢nto he gastado en el Museo Iconogr¨¢fico del Quijote, o en patrocinar premios y becas, por ejemplo. Les digo: una casa en Nueva York, otra en Par¨ªs, otra en Madrid, y un yate en el puerto de Santander. No tengo eso, pero me siento bien pagado".
Nada m¨¢s llegar a M¨¦xico, encontr¨® un buen empleo en la revista Mercurio, pero en 1946 fund¨® la agencia Asuntos Modernos, que en 1960 pas¨® a llamarse Publicidad Ferrer, con oficinas en Nueva York, entre otras grandes ciudades. Cuando se compr¨®, muy pronto, el primer autom¨®vil, el padre le dijo: "T¨² eres un burgu¨¦s. No se te ocurra volver por el partido".
El diario de Ferrer es, casi en cada entrada, un relato de c¨®mo se ha ido fraguando el estallido de la contienda que iba a resultar mundial. Todo es temor en el barco: a los submarinos alemanes, al Gobierno franc¨¦s en manos ya del filonazi mariscal Petain¡ ¡°All¨ª embarcaba en harapos todo el pueblo espa?ol: los artesanos, los maestros, los poetas, los m¨²sicos, los sabios, los escritores unidos a los carpinteros, a los alba?iles y a los campesinos¡±. Raro es el d¨ªa en que Ferrer no escribe sobre alg¨²n sobresalto. ¡°Molotov [ministro de Exteriores de Stalin] ha dicho que para ellos es peor el imperialismo que el nazismo¡±, apunta el 30 de junio. Dos d¨ªas m¨¢s tarde explicar¨¢ las consecuencia del pacto de no agresi¨®n entre Stalin y Hitler. Los exiliados comunistas, perplejos, irritados, a l¨¢grima viva, est¨¢n empe?ados en dirimir sus disputas a golpes.
Rechazados por el dictador Trujillo, la alegr¨ªa de Ferrer se desborda cuando conoce que Indalecio Prieto ha logrado del presidente L¨¢zaro C¨¢rdenas permiso para entrar en M¨¦xico. Inmediatamente, se enfrasca en la lectura de la Breve historia de M¨¦xico, de Jos¨¦ Vasconcelos. ¡°Ser¨ªan aproximadamente las cuatro de la tarde cuando, en compa?¨ªa de mi querida familia y del inolvidable Ram¨®n Gallut, pisamos la hospitalaria tierra de M¨¦xico. Suena el Himno de Riego. Lloramos. Clavo con orgullo mi pensamiento en el pasado: Espa?a, y miro con esperanza hacia mi porvenir: M¨¦xico. Cuando mi madre me pregunta por lo que sigue, contesto: Vivir¡±. Eso escribe el 26 de julio. Fin del diario.
Eulalio Ferrer pas¨® a Francia desde Barcelona. Escapaba de una muerte segura a manos de los vencedores en aquella guerra incivil que la jerarqu¨ªa del catolicismo consagr¨® como Cruzada. ¡°Cruzada, s¨ª, pero con una cruz gamada¡±, aclara Ferrer. Con 18 a?os hab¨ªa sido secretario general de las Juventudes socialistas en Santander, pero despuntaba ya como hombre de la cultura y el pensamiento. Su vocaci¨®n naci¨® en un hogar donde el padre, tip¨®grafo, completaba su salario corrigiendo manuscritos de Men¨¦ndez Pelayo. Un d¨ªa, en el campo de concentraci¨®n, escuch¨® los gritos de un soldado barbudo. "?Cambio tabaco por libro!". Hecho. Era el ¡®Quijote¡¯. All¨ª naci¨® la pasi¨®n de bibli¨®filo. Su Museo Iconogr¨¢fico Cervantino en Guanajuato, el m¨¢s importante del mundo, re¨²ne m¨¢s de 800 piezas, entre pinturas, esculturas o grabados.
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