La luz de la abstracci¨®n que da forma al pensamiento

Tres d¨¦cadas despu¨¦s de que Henri Michaux plasmara en los cincuenta y sesenta los efectos de la ingesti¨®n de la mescalina en sus dibujos alucin¨®genos, laber¨ªnticos, que evocan paisajes naturales a vista de p¨¢jaro, Arnulf Rainer retom¨® las l¨¢minas de este artista francobelga para pintar sobre ellas su propia experimentaci¨®n. Dos creadores que se encuentran en una exposici¨®n sobre los m¨²ltiples caminos que ha recorrido la abstracci¨®n tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, desde que irrumpi¨® el expresionismo abstracto americano, cuando la fiesta de la creaci¨®n moderna ya hab¨ªa abandonado Par¨ªs para consagrar Nueva York como la capitalidad art¨ªstica del mundo.

No en vano, la influencia de artistas surrealistas europeos llegados a tierras estadounidenses, como Max Ernst y Andr¨¦ Masson, fue clave en la pintura de aquel grupo de artistas integrado por Jackson Pollock, Mark Rothko, Adolph Gottlieb o Hans Hofmann. Por eso la muestra La eclosi¨®n de la abstracci¨®n. L¨ªnea y color en la coleccion del IVAM, que re¨²ne 150 piezas y se inaugura ma?ana en el museo valenciano, arranca con obras de estos ¨²ltimos expresionistas abstractos, que adoptaron el automatismo ps¨ªquico como expresi¨®n del inconsciente. De Rothko y Pollock apenas hay representaci¨®n en las colecciones institucionales espa?olas. Sus precios ya eran prohibitivos para unos museos que empezaron a atesorar sus fondos internacionales sobre todo en la d¨¦cada de los ochenta. ¡°Espa?a lleg¨® tarde a ese mercado, pero, en cualquier caso, este cuadro de Gottlieb es de primera categor¨ªa, al igual que el hofmann y, tambi¨¦n es destacable la representaci¨®n espa?ola a trav¨¦s de Esteban Vicente¡±, apunta Jos¨¦ Miguel G. Cort¨¦s, director del IVAM, y comisario de la exposici¨®n ¡ªjunto a los conservadores del museo Mar¨ªa Jes¨²s Folch y Josep Salvador¡ª, que permanecer¨¢ abierta hasta el 5 de septiembre del pr¨®ximo a?o.

En la siguiente sala conviven artistas espa?oles de las corrientes gestual y geom¨¦trica con obras de Palazuelo, Chillida, Yturralde o Soledad Sevilla. Corren los a?os sesenta y setenta. Sorprenden los relieves luminosos de Eusebio Sempere por su modernidad y elegancia, y la relaci¨®n que establecen con otra obra de la muestra, nunca exhibida y con la que concluye el recorrido, la hipn¨®tica instalaci¨®n de James Turrell.

Introspecci¨®n

El ayudante de este gran artista del movimiento de la luz y el espacio, desplazado a Valencia para montar la instalaci¨®n, se qued¨® ¡°impresionado¡± al ver el ejemplo de las obras de Sempere, destaca Mar¨ªa Jes¨²s Folch. Una vez dentro de Porteville (2004), la obra de Turrell, compuesta de barreras de luz y tonalidades cambiantes que atraviesan el espacio, invita a la introspecci¨®n, a la relajaci¨®n, al placer de dejar que pase el tiempo. Tambi¨¦n recuerda al t¨²nel (pero en rojo) de la pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n, La llegada, dirigida por Denis Villeneuve, por el que acceden los humanos para contactar con los seres extraterrestres. Turrell asegura buscar la conexi¨®n con ¡°un pensamiento sin palabras¡± alejado de ideas preconcebidas e im¨¢genes precedentes.

Tangibles y rotundas son las salas dedicadas al informalismo de gran tama?o de Saura, a los lienzos de T¨¤pies y al negro sobre negro de Pierre Soulages, que dan paso a las estructuras en equilibrio de Richard Serra, las superficies minimalistas de Toni Smith, la cama povera de Gilberto Zorio y a los cr¨ªpticos marcos de Allan McCollum.

¡°Con la llegada de la posmodernidad, los caminos se multiplican y todo, o casi todo, vale¡±, se?ala Cort¨¦s. El recorrido se detiene en una reinterpretaci¨®n del c¨®mic de Elizabeth Murray y en la sala espa?ola, que exhibe 12 paneles de cera dorada, apenas vistos, de Jos¨¦ Mar¨ªa Sicilia, enfrentados a la abstracci¨®n intelectual de Jordi Teixidor, antes de introducirse en el cuarto oscuro de Turrell.