Impresionante pureza y valor heroico de Ure?a, cogido dram¨¢ticamente
Injustamente tratado por la presidencia, solo cort¨® una oreja, al igual que L¨®pez Sim¨®n
En el segundo toro de la tarde rond¨® la tragedia. Fue al segundo intento con el que el diestro murciano Paco Ure?a trat¨® de estoquear a su oponente. Primero fue un pinchazo en lo alto, luego otro, tambi¨¦n en lo alto, pero el toro hizo por ¨¦l, lo levant¨® por el muslo y con sa?a lo zarande¨® cuanto quiso y como quiso. Un pelele Ure?a en los pitones astifinos del toro. El valiente torero murciano sali¨® como pudo del trance, dio unos pasos y se desplom¨® en la arena. Impresi¨®n de que estaba herido de gravedad. Se lo llevaron las asistencias, pero antes de llegar a la enfermer¨ªa volvi¨® Ure?a al ruedo. Maltrecho. Esper¨® a que el puntillero -que marr¨® m¨¢s de la cuenta- acabara con el astado y por sus medios, tambi¨¦n con la plaza en pie y en medio de una gran ovaci¨®n, se puso en manos del equipo m¨¦dico.
Antes de ese drama, a un paso de la tragedia, Ure?a se puso firme con el toro de Algarra. Trat¨® de gobernar un molesto cabeceo, hasta que descubri¨® que por el pit¨®n izquierdo el toro ten¨ªa su baza. Por ah¨ª pas¨® todo lo bueno que tuvo la faena, que fue bastante. Probado el toro por ese lado y robado alg¨²n natural en las dos primeras series, Ure?a se plant¨® y tanta insistencia dio su fruto. Lo meti¨® en la muleta, en fin. Despatarrado, comp¨¢s muy abierto, los naturales se sucedieron con garra y pureza al mismo tiempo. La fe del torero movi¨® monta?as; su insistencia, tambi¨¦n. Con el triunfo en la mano, sobrevino la cogida. Y tambi¨¦n el milagro. A Ure?a lo despidieron como a un h¨¦roe. Se lo merec¨ªa. Pero hab¨ªa un punto y seguido¡
Cuando apareci¨® Ure?a una vez arrastrado el quinto, la plaza fue un clamor hacia el torero murciano, que se vio obligado a saludar. Con un ap¨®sito en la frente, pero aparentemente recuperado de la paliza, Ure?a recibi¨® a pies juntos al toro que cerraba la corrida. Hubo m¨¢s con el capote: un racimo de ver¨®nicas, pierna adelantada, y la media enroscada. Lleg¨® la faena y Ure?a se vaci¨®. En la boca de riego: tres estatuarios, un natural y el de pecho. A partir de ah¨ª una lecci¨®n de buen toreo, de toreo puro. Buen toro el de Algarra. Noble y con calidad, tambi¨¦n justo de fuelle, pero excelente. Muy suave el toreo. Primero sobre la derecha, con muletazos muy c¨¢lidos; luego, sobre la izquierda, de la misma guisa. Pureza y verdad. Toro entregado a una causa, a una lecci¨®n de pundonor y torer¨ªa. La estocada fue certera, fulminante, dejando que los pitones del toro le llegaran al pecho. Y la plaza explot¨®. No se comprende que el presidente solo concediera una oreja. El p¨²blico reaccion¨® a favor del torero y en contra de un presidente inepto, que estuvo a punto de provocar un conflicto de orden p¨²blico. No se recuerda una plaza de Valencia tan volcada con un torero, que lo despidi¨® a gritos de ?torero, torero!
ALGARRA / PAQUIRRI, URE?A, L. SIM?N
Toros de Luis Algarra Polera, bien armados, desiguales de presencia y manejables de juego. El sexto, con clase.
Rivera Ord¨®?ez Paquirri: pinchazo y estocada baja (silencio); dos pinchazos (silencio).
Paco Ure?a: dos pinchazos _aviso_ (gran ovaci¨®n); gran estocada (oreja y mayoritaria petici¨®n de la segunda).
L¨®pez Sim¨®n: _aviso_ estocada (oreja); dos pinchazos, tres descabellos _aviso_ y dos m¨¢s (silencio).
Plaza de Valencia. 22 de julio. Tercera de Feria. Menos de media entrada. Paco Ure?a fue asistido en la enfermer¨ªa de un traumatismo craneoencef¨¢lico leve y una herida en la frente, regi¨®n interciliar, y contusiones varias. Corrido el turno, sali¨® a matar su segundo en sexto lugar.
El toro que abri¨® plaza, grand¨®n, engatillado de pitones, fue bien servido por el picador de turno. Paquirri banderille¨®, despu¨¦s de dos primeras pasadas en falso, con facilidad y buena colocaci¨®n de los palos. Tambi¨¦n f¨¢cil con la muleta, la faena nunca alcanz¨® nivel. Paquirri recorri¨® todo el per¨ªmetro del ruedo, en busca de algo que nunca encontr¨®.
El cuarto se estrell¨® contra el burladero de capotes y pareci¨® quedar inservible para los restos. Pero no. Se repuso y continu¨® la lidia. Luego lo cogi¨® el picador de turno y le dio para dar y vender. Una masacre en toda regla, que dej¨® al de Algarra con escaso resuello para la muleta. Paquirri anduvo entre probaturas y precauciones en una labor que no tuvo sentido.
Protest¨®n en el caballo el tercero, tampoco tuvo entrega en la muleta. Pero encontr¨® un L¨®pez Sim¨®n dispuesto a lo que fuera con tal de salir ganador de la pelea. Valiente, con mucha voluntad pero irregular de acierto, la faena de L¨®pez Sim¨®n fue tan larga como insistente. Los recursos y las cercan¨ªas finales, con las manoletinas de frente, levantaron una labor de torero valiente, sobre todo.
Corrido el turno para dar m¨¢s tiempo a la recuperaci¨®n de Ure?a, el llamado para sexto salt¨® en quinto lugar. No fue toro para grandes logros, ni mucho menos. Mansito en varas, lleg¨® molesto y algo descompuesto a la muleta. Sin pasar, muy corto de embestida, apenas le dio opci¨®n a L¨®pez Sim¨®n. La cosa termin¨® en combate nulo.
Babelia
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