Oda al est¨ªo perezoso
'Summertime¡¯, de George Gershwin, atrapa el ritmo ralentizado de los meses calurosos
Estamos en una discoteca de costa. No se asusten: a las cinco de la ma?ana se encendieron todas las luces y los ¨²ltimos clientes emprendieron la retirada, alguno canturreando un estribillo machac¨®n. Esta noche han ca¨ªdo muchas canciones del verano, las del presente a?o y las correspondientes a otros agostos.
El pinchadiscos lleva meses prepar¨¢ndose para la invasi¨®n estival. Ha ido rellenando la carpeta cancionesverano con las novedades m¨¢s temas a?ejos y remezclas curiosas. Su p¨²blico viene desde Francia, Alemania, Holanda y del resto de la pen¨ªnsula: no es una tropa exigente pero puedes tener un problema si un chulito madrile?o (¡°o una inglesa pasada de copas, que no se sabe qu¨¦ es peor¡±) insiste en escuchar tal canci¨®n con ¡°summer¡± en su t¨ªtulo.
Tras la indolente trompeta, Ella canta con ternura
Hace a?os que perdi¨® la batalla con el due?o. ¡°Es muy cutre el poner las peticiones de la clientela¡±. ¡°Y a ti ?qu¨¦ m¨¢s te da? Esto no es Ibiza¡±. A rega?adientes, se ha convertido en especialista en ese repertorio. Calibra las expectativas de cada lanzamiento seg¨²n el presupuesto del v¨ªdeo clip: gloriosas bacanales, yates impolutos, cuerpos procedentes de cualquier cat¨¢logo de lencer¨ªa. La realizaci¨®n tira hacia el porno softcore. ¡°Igualito, igualito que lo que tenemos aqu¨ª¡±. ¡°No te me pongas Umberto Eco. Si quieren creer que est¨¢n en el Caribe, all¨¢ ellos. Esta es una fantas¨ªa consensuada y nosotros ponemos nuestra parte¡±.
Ahora, con el local despejado, las instrucciones ya no rigen. Se cuelan amigos del pueblo, alguna novia, camareros de otras discotecas. La santa excusa de ¡°tomar la ¨²ltima¡±. Y manda el DJ. Aunque con el volumen bajo, suena la m¨²sica que ama. Nada que ver con la matraca anterior. No lo reconocer¨ªa pero el DJ prepara concienzudamente estas sesiones after. Indaga en las estanter¨ªas de vinilos de la cabina, se trae discos, busca rarezas. Hoy quiere compartir Summertime. Todo el mundo conoce Summertime, demonios, hasta la utiliz¨® El Corte Ingl¨¦s en una campa?a. Existen docenas, centenares de versiones. El reto consiste en decidir cu¨¢l es la mejor, no, la m¨¢s adecuada para esa hora de bajada.
Hay un argumento detr¨¢s, un razonamiento que no se atrever¨ªa a decir en voz alta. Su teor¨ªa viene a afirmar que la mejor m¨²sica del siglo XX est¨¢ firmada por jud¨ªos imitando las formas negras, por negros interpretando canciones de autores jud¨ªos.
Ha le¨ªdo George Gershwin. Un viaje a lo sublime, de David Ewen (Mondadori) y todo lo que ha pillado sobre Summertime. Sabe que es una nana, con forma de arietta. Y vale ponerse pedante ya que los autores aspiraban a crear una ¨®pera, una ¡°¨®pera folk¡± que titularon Porgy and Bess.
Los autores eran George Gershwin y el novelista DuBosse Heyward. Blancos fascinados por la negritud. Heyward llev¨® a George a ceremonias de los gullah, descendientes de africanos que viven en esas Sea Islands que bordean las costas de Carolina del Sur y Georgia. Aseguran que Gershwin se anim¨® tanto que se lanz¨® a cantar con los nativos.
Como buen esnob, el pincha paladea el dato de que Porgy and Bess fracasara en su estreno, en 1935. Fracaso relativo: choc¨® su propuesta (?una ¨®pera con un reparto negro!) y los productores ¡ªincluyendo a Gershwin y Heyward¡ª no recuperaron su inversi¨®n. El compositor, que muri¨® en 1937, a los 38 a?os, no lleg¨® a saber que all¨ª estaba la que ser¨ªa su canci¨®n m¨¢s duradera.
?Miles Davis, Ray Charles? El anfitri¨®n ha optado por la grabaci¨®n de Louis Armstrong y Ella Fitzgerald, en su Porgy and Bess de 1957. Pide silencio. El tema se derrama por la sala vac¨ªa: tras la indolente trompeta inicial, Ella canta con ternura (¡°saltan los peces y el algod¨®n est¨¢ crecido¡±) y Louis responde con su voz arrugada. Cinco minutos opulentos a la vez que ¨ªntimos. Suspiros y alguien pide que vuelva a poner el disco, ¡°pero completo, desde el primer corte¡±. Est¨¢ sonando Porgy and Bess cuando afuera amanece.
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Artistas: Ella Fitzgerald y Louis Amstrong.
Sello: The Verve Music Group (2008).
Formato: CD de audio y en MP3. Grabaci¨®n original remasterizada.?
Babelia
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