Si Honecker levantara la cabeza
El espectacular edificio que alberg¨® el Consejo de Estado de la RDA es hoy una escuela de negocios que instruye a pupilos del capitalismo global
Fue cuartel general del r¨¦gimen que gobern¨® con pu?o de hierro la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana. El lugar con el que Erich Honecker busc¨® el reconocimiento como Estado del mundo, desde el que Partido Socialista Unificado quiso demostrar que la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) era un pa¨ªs serio. En estos interminables salones se tomaban grandes decisiones, se condecoraba a los h¨¦roes del comunismo alem¨¢n y se agasajaba a l¨ªderes de la ¨®rbita comunista como Leonid Br¨¦zhnev o Fidel Castro de visita en el Berl¨ªn oriental. Es un edificio espectacular, y a la vez, el escenario de una cruel iron¨ªa de la historia. El antiguo Consejo de Estado de la RDA es hoy una flamante escuela de negocios fundada y financiada por las grandes empresas alemanas, donde se educa a los delfines del capitalismo global.
Los pasillos del edificio los recorren hoy un tropel de j¨®venes asi¨¢ticos. Una entidad de cr¨¦dito china celebra un seminario aqu¨ª en la ESMT, la international business school berlinesa. ¡°Gobernanza corporativa, crisis econ¨®mica y financiera, consejo de administraci¨®n bancarios: roles y caracter¨ªsticas¡±, se lee en ingl¨¦s y en mandar¨ªn en la pantalla de una de las aulas. La oficina de Honecker es ahora el coffee lounge, donde los estudiantes se despejan entre sesi¨®n y sesi¨®n con el caf¨¦ destilado de las sofisticadas capsulitas de usar y tirar.
En un hall, otro grupo de futuros empresarios da cuenta de un ¨¢gape en un receso de un encuentro que organiza Siemens. Charlotean sin reparar en la magn¨ªfica vidriera obra del gran artista del realismo socialista Walter Womacka, que preside los tres pisos del edificio. Sobre las f¨¢bricas, las azadas y las marchas de protesta, corona el conjunto la familia feliz obrera. Entre los personajes se reconoce a Karl Liebknecht y a Rosa Luxemburgo. En las mesitas yace el Financial Times, la publicaci¨®n color salm¨®n de referencia de las ¨¦lites financieras del planeta. En la primera planta, una jovenc¨ªsima mexicana cuenta que ha venido para participar en un acelerador de start-ups. Le acompa?a un chico franc¨¦s que se muestra hiper entusiasta con la marcha de una incubadora empresarial.
Lo que fue y lo que es
?Cu¨¢ndo? Se inaugur¨® en 1964 como edificio del Consejo de Estado de la RDA, hoy es la elitista escuela de negocios ESMT.
?Qui¨¦n? El edificio lo construy¨® en los a?os 60 Roland Korn, al que con apenas 30 a?os le encargaron levantar este templo comunista, sin escatimar en gastos ni detalles.
?Qu¨¦? Un mosaico descomunal, con el emblema de la RDA dibujado preside una de las aulas principales. A ambos lados cuelgan unos cortinones que permiten sortear sensibilidades hist¨®ricas.
El edificio lo construy¨® en los a?os 60 Roland Korn, un arquitecto de Alemania del Este que a¨²n vive y al que con apenas 30 a?os le encargaron levantar este templo comunista, sin escatimar en gastos ni detalles. Las habitaciones est¨¢n forradas de maderas nobles, las cristaleras son gigantescas y las l¨¢mparas, objeto fetiche de Honecker fueron tra¨ªdas del palacio imperial, apeas a unos metros de distancia tambi¨¦n en la antigua plaza Marx-Engels, que ahora se reconstruye piedra a piedra. De all¨ª tambi¨¦n se import¨® la fachada ¡ªportal cuatro, lo llaman¡ª con barandas doradas, de las que se arrancaron los emblemas prusianos que no acababan de casar con el credo socialista. Los arquitectos encargados de la reconstrucci¨®n del palacio, el llamado Schloss, deber¨¢n ahora copiar el portal cuatro, porque no se trata de arrancarlo y enredar m¨¢s todav¨ªa en esta suerte de Pen¨¦lope arquitect¨®nico en el que a veces parece inmerso Berl¨ªn.
M¨¢s iron¨ªas de la historia. El edificio del Consejo de Estado con el que el r¨¦gimen se empe?¨® en marcar la identidad pol¨ªtica del experimento comunista se inaugur¨® un 3 de octubre de 1964. El paso del tiempo quiso que ese mismo d¨ªa, de ese mismo mes, pero 26 a?os m¨¢s tarde, Alemania se reunificara y se diluyera para siempre la idea de dos pa¨ªses separados por un muro.
De estos quiebros de la historia apenas se percatan los pupilos globales que desfilan por la sede de la escuela de negocios y de cuya vida anterior tal vez hayan o¨ªdo hablar, pero que en general, cuentan los profesores les suena a cosas de mayores, de muy mayores.
La ESMT naci¨® con la vocaci¨®n de contrarrestar el peso de las escuelas de negocios anglosajonas y de propagar las virtudes del capitalismo renano. ¡°Las grandes empresas alemanas quer¨ªan tener su escuela de negocios y este edificio estaba vac¨ªo y necesitado de una gran reforma. Hablaron con el alcalde que se la cedi¨® por cien a?os a cambio de una rehabilitaci¨®n fara¨®nica. Fue una bella coincidencia hist¨®rica¡±, explica Georg Garlichs, director financiero de la ESMT. Ahora pasan por estas aulas unos 300 estudiantes de Master en gesti¨®n de negocios y MBA cada a?o, adem¨¢s de cerca de 3.000 que asisten a seminarios y encuentros corporativos.
Un mosaico descomunal, con el emblema de la RDA dibujado preside una de las aulas principales. A ambos lados cuelgan unos cortinones que permiten sortear sensibilidades hist¨®ricas. ¡°Las cortinas se corren cuando hay alumnos que se sienten inc¨®modos porque han tenido relaci¨®n en el pasado con el comunismo¡±, cuenta Garlichs.
La sala de baile es magn¨ªfica, con azulejos pintados con escenas t¨ªpicas de la vida cotidiana de la Alemania del Este: deporte, trabajo, industria y tambi¨¦n ocio. No es dif¨ªcil imaginar al se?or y la se?ora Honecker bailando, mientras la orquesta toca en el escenario. Ahora aqu¨ª se celebran las fiestas de graduaci¨®n de los alumnos y se subalquila para eventos.
Poco m¨¢s all¨¢, impresiona el tramo de pasillo forrado de azulejos de piel de cabra blanca, cortes¨ªa del Gobierno de Mongolia. El piso tercero est¨¢ completamente reconstruido. En ¨¦poca de la RDA era una estancia corrida y desnuda donde permanec¨ªan estacionados en la retaguardia 150 soldados.
Y por fin, el jard¨ªn, tambi¨¦n imponente. En un lateral, erguidos, cinco macizos de rosas. Cuentan que las plant¨® en su d¨ªa Margot Honecker, tambi¨¦n c¨¦lebre jerarca de la RDA y que hoy sus herederas a¨²n florecen. En la gigantesca pradera los alumnos dan palizas memorables a los profesores que se atreven al f¨²tbol. Hay tambi¨¦n una red de v¨®leibol y hamacas azul celeste para que los chicos se aireen entre una clase de business management y la siguiente. Su mundo gira, aparentemente ajeno a un legado arquitect¨®nico, levantado hace relativamente poco tiempo, pero que se percibe ahora a distancia sideral. Si Honecker levantara la cabeza.
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