El mito de Kullervo, entre Tolkien y Sibelius
La orquesta y coro del Teatro Real junto a un refuerzo de voces locales dictan c¨¢tedra en Savonlinna con la pieza del compositor finland¨¦s
Si Kullervo naci¨® como un tanteo, 125 a?os despu¨¦s de haber sido compuesta, resulta hoy toda una conmoci¨®n. Cuando Jean Sibelius concibi¨® esta pieza fronteriza con muchos g¨¦neros y formas musicales en 1892, ten¨ªa 26 a?os. No sab¨ªa bien qu¨¦ iba a ser, cu¨¢l ser¨ªa su cometido en la historia de la m¨²sica. Por eso, dentro de esta sinfon¨ªa coral, o suite, o poema sinf¨®nico ¨Ca ver qui¨¦n se atreve a encuadrarlo en una forma concreta- luchan diversos polluelos musicales por salir del cascar¨®n. Y asoman con fuerza gen¨¦ticas que tienen que ver con Wagner, Bruckner, Liszt y Mahler, pero tambi¨¦n con Brahms o Beethoven¡ Corrientes en su d¨ªa, a menudo, irreconciliables que Sibelius sienta a dialogar.
Todos esos matices, toda esa riqueza brot¨® el mi¨¦rcoles en el Festival de Savonlinna (Finlandia). All¨ª la Orquesta Sinf¨®nica de Madrid, titular del Teatro Real y su coro, junto a refuerzos locales de voces finlandesas, dieron forma a esta obra maestra que apenas se interpreta fuera del pa¨ªs en que fue concebida. Cedieron la batuta a Leif Segerstam, un experto en Sibelius locuaz, que a sus 73 a?os dice haber compuesto alrededor de 300 sinfon¨ªas.
Segerstam goza de autoridad en la rama y tir¨®n entre los m¨²sicos por su excentricidad y sus excesos. Se presenta con un pasaporte vin¨ªcola, te ofrece el cat¨¢logo de sus obras en un papel escrito a mano y asegura hablar con el m¨¢s all¨¢. Por esas dimensiones ha logrado detectar que Kullervo fue compuesta en plena ¨¦poca de testosterona desatada por parte de su autor. Eso no justifica algunas salidas del tiesto. De hecho, Segerstam ser¨ªa mucho mejor director si no le diera por lanzar gru?idos en mitad de cada representaci¨®n. Pero para resucitar este tipo de piezas, es lo que hay.
Kullervo, la obra de Sibelius, vive y por su contundente impacto merece m¨¢s reconocimiento fuera de sus fronteras"
El triunfo guiado por su batuta fue incontestable. Cont¨® con la bendici¨®n del p¨²blico finland¨¦s. Jugaban en casa. Aunque una vez ensayada la obra, no hay raz¨®n que impida disfrutarla en Madrid, como m¨¢s o menos vinieron a admitir responsables del Real. Disfrutan estos d¨ªas del ¨¦xito que han cosechado con I Puritani (de Bellini) y Kullervo en Savonlinna. La euforia acompa?a, ahora s¨®lo resta ponerle una fecha concreta y dejar que esta audacia musical pueda escucharse en Espa?a.
Sibelius mantuvo con Kullervo una relaci¨®n de amor-odio. El estreno fue un ¨¦xito. Trataba de a?adir su raci¨®n de mito al todav¨ªa escaso acervo identitario de un pa¨ªs que conocer¨ªa su independencia en 1917 y se encontraba aun dentro de Rusia. La historia se inspir¨® en otro aparato mitol¨®gico m¨¢s amplio: el poema ¨¦pico Kalevala. Poco a poco, esta f¨¢bula tr¨¢gica del esclavo que se enfanga con su destino y cae en el incesto y el asesinato, fue seduciendo a sus compatriotas y tambi¨¦n a un autor literario que entend¨ªa de leyendas: J. R. R. Tolkien.
Antes de que el padre de El se?or de los anillos lo adaptara a un cuento cuando estudiaba en Oxford all¨¢ por 1915, Sibelius le puso m¨²sica. Y ya m¨¢s adelante, en 1992, Aullis Salinen concibi¨® una ¨®pera que ha sido representada tambi¨¦n en esta edici¨®n de Savonlinna. El estreno de Sibelius en 1892 se recuerda como un ¨¦xito. Fue perfeccion¨¢ndola durante 10 a?os, pero poco despu¨¦s la repudi¨® por partes y prohibi¨® que dos de sus movimientos se interpretaran en p¨²blico. S¨®lo tiempo despu¨¦s accedi¨® a que se hiciera. Pero deb¨ªa ser a partir de un a?o de su muerte. As¨ª que Sibelius cerr¨® sus o¨ªdos a una de sus obras maestras. Otro de esos misterios sin respuesta que pueblan la historia de la m¨²sica...
Al escucharla hoy, despu¨¦s de que, sobre todo a partir de los a?os setenta se disfrute con cierta frecuencia en Finlandia, aumenta el enigma. Cabe preguntarse tambi¨¦n, en ese movimiento titulado Kullervo y su hermana, hasta d¨®nde habr¨ªa llegado el finland¨¦s si junto al camino sinf¨®nico, hubiera transitado por la senda de la ¨®pera. Fue un g¨¦nero para el que apenas dej¨® un t¨ªtulo en toda su carrera: La virgen de la torre.
Los hermanos Johanna y Ville Rusanen, soprano y bar¨ªtono, demostraron las dotes de talento vocal que Sibelius expuso junto a un grandioso don coral, m¨¢s transitado en otro tipo de obras por el compositor. La orquesta son¨® plet¨®rica en sus vientos, llevada al l¨ªmite de su volumen por Segerstam, y adopt¨® el sonido Sibelius en su cuerda honda, rabiosa.
Pero lo m¨¢s sobresaliente de la noche fue esa fusi¨®n coral entre las voces masculinas del Real y de Savonlinna. El trabajo de Andr¨¦s M¨¢spero y Matti Hy?kki, por parte finlandesa, fue la clave aglutinadora de una labor conjunta encomiable y rendida a la memoria de Sibelius. El autor no se hubiera resistido en vida a desaprobar una sesi¨®n como la del mi¨¦rcoles. Kullervo vive y por su contundente impacto merece m¨¢s reconocimiento fuera de sus fronteras.
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