Judith Jones, la editora que rescat¨® el ¡®Diario de Ana Frank¡¯
Tambi¨¦n escritora, fue la art¨ªfice de que el manuscrito de la ni?a holandesa se difundiera en Estados Unidos
Judith Jones, editora y escritora estadounidense nacida en Nueva York, en 1924, conclu¨ªa las recetas culinarias de su libro de memorias, La d¨¦cima musa, mi vida con la comida (2007), pregunt¨¢ndose: What else? (?Qu¨¦ m¨¢s?). Aquejada de alzh¨¦imer, fallecida el pasado 2 de agosto a los 93 a?os, era una mujer polifac¨¦tica y curiosa que en 1952 se emocion¨® hasta el llanto con la lectura del Diario de Ana Frank, autora de la autobiograf¨ªa m¨¢s famosa del Holocausto. Tanto le conmovi¨® que lo rescat¨® del mont¨®n de manuscritos rechazados por su empresa, la editorial Doubleday, la mayor de Estados Unidos en la d¨¦cada de los cincuenta. Gracias a Jones, la obra, traducida hasta entonces solo al alem¨¢n y franc¨¦s, se abri¨® al gran p¨²blico.
Cuando le preguntaban c¨®mo supo que el Diario era un libro importante, recordaba la reacci¨®n de su jefe. Le dijo lo siguiente: ¡°?Te refieres a ese libro, el de la ni?a?¡±. Jones lo hab¨ªa le¨ªdo de un tir¨®n y defendi¨® con ardor la prosa de la adolescente holandesa, que describe el miedo, rabia y enfado de su encierro por los nazis, pero tambi¨¦n su primer amor y el sue?o de la libertad a medida que se agota su tiempo. ¡°Es una de esas obras inolvidables¡±, sol¨ªa decir, para luego asegurar que su profesi¨®n consist¨ªa en eso tan dif¨ªcil de ¡°estar en el lugar adecuado en el momento oportuno¡±. Traducida a 70 lenguas, la obra de Ana Frank ha sido publicada en unos 60 pa¨ªses.
Diez a?os despu¨¦s de este ¨¦xito, Jones trabajaba ya como jefa de ediciones para la editorial Alfred A. Knopf, tambi¨¦n en Nueva York, y tuvo otra feliz corazonada. Esta vez, el libro estaba en las ant¨ªpodas de Ana Frank. Lo firmaba una tal Julia Child, que llegar¨ªa a convertirse en una reputada chef, autora y presentadora de televisi¨®n estadounidense, introductora de la cocina francesa en su pa¨ªs. En lugar de un diario ¨ªntimo, el volumen de Child, firmado con otras dos amigas suyas, era un gran tomo de casi mil p¨¢ginas. El t¨ªtulo original, Recetas francesas para cocineros estadounidenses, era descriptivo, pero sin gancho. La editora ahora fallecida hab¨ªa vivido en Par¨ªs y era una gran conocedora de la mesa francesa, as¨ª que prob¨® varios de los platos propuestos. Cuando vio que hasta el boeuf bourgignon, un estofado de buey con vino tinto de Borgo?a, le sal¨ªa bien, decidi¨® que hab¨ªa llegado la hora de perder el miedo. Con su nuevo t¨ªtulo, Dominando el arte de la cocina francesa, el libro estaba listo para triunfar.
Julia Child ¡°describ¨ªa las recetas con sentido com¨²n, se?alaba los utensilios adecuados y advert¨ªa de que se cometer¨ªan errores, pero a?ad¨ªa soluciones¡±, asegur¨® Jones en The New York Times, en 2004, a la muerte de la cocinera. ¡°Una buena receta debe crear su propio vocabulario. Necesitamos palabras que nos hagan sentir la textura de la masa del pan en nuestras manos antes de que suene plop en el bol donde la ponemos¡±, a?adi¨®. Aunque el recetario se vendi¨® de forma regular durante a?os, su enorme salto a la fama lleg¨® en 2009 de la mano de la pel¨ªcula Julie y Julia, dirigida por Nora Ephron, y protagonizada por Meryl Streep (como Child) y Amy Adams (en el papel de la bloguera Julie Powell, que prueba los guisos). A Judith Jones, tambi¨¦n editora en ingl¨¦s de los literatos franceses Camus y Sartre, y del estadounidense John Updike, las recetas de Julia Child le animaron a publicar a otras chef.
Hija de Clarles Bailey, un abogado neoyoquino, y de Phyllis Hedley, Judith ten¨ªa una hermana, Susan, y creci¨® en Manhattan. Licenciada en 1945 en Filolog¨ªa Inglesa, vivi¨® en Par¨ªs junto con su esposo, Evan Jones, un cr¨ªtico gastron¨®mico al que hab¨ªa conocido en la capital gala en 1948. ?l ten¨ªa ya dos hijas y adoptaron un ni?o y una ni?a. Escribieron tres libros de cocina juntos, y a?os despu¨¦s de enviudar, public¨® Los placeres de cocinar para uno (2009). Una especie de obra de autoayuda para la vejez sin perder el amor por la buena mesa.
Babelia
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